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Crónicas 705

5 Julio 2012

ERSFrancisco Centenera
Crónica 5.07.2012

Widikum

Amaneció en el Hospital de la Siervas de María, situado en el corazón de la selva, en el Oeste de Camerún, rodeado de impresionantes montañas de palmeras de un verde deslumbrante. Los chavales siguen aún con las pilas cargadas y a pesar de acostarse tarde y levantarse temprano suelen demorar la hora de irse a dormir, siempre entre risas y bromas, está claro que de esta expedición saldrán muchos amigos para toda la vida. Lo que si debe de ir notando Pablo, el jefe de monitores, es que cada vez les cuesta más levantarse para sus clases de gimnasia y estiramiento. Hoy para el desayuno hemos tenido unas tostadas de un pan de molde que estaba francamente bueno, había que coger fuerzas porque nos esperaba una mañana dura por la selva, debíamos de llegar hasta un río famoso en la zona por su puente colgante hecho de lianas, merecía la pena una buena caminata si al final nos esperaba un paisaje como ese.

Los expedicionarios se ponían en marcha con todo lo necesario para pasar el día, comida incluida, y preparados con la capa de agua por lo que pudiera pasar. Los grupos se iban acoplando a lo largo de la senda que nos llevaría hasta el río. Los cielos han estado nublados durante parte de la jornada pero durante unas horas se han abierto los cielos y el sol ha pegado con fuerza. Finalmente la marcha ha sido de unas cuatro horas, subidas y bajadas empinadas por una pista de arena que ha hecho que los conductores que llevaban los todoterrenos de apoyo se lucieran: El bombero David Fernández y Carlos Toro han demostrado su destreza y en varias ocasiones ha habido que sacar la pala y emplearse a fondo para sacar los coches del barro. “En una ocasión hemos tenido que movilizar a todo el pueblo porque el coche se había embarrado tanto que era imposible sacarlo. Ha sido impresionante la cantidad de personas que nos han ayudado pero el todoterreno no quería salir. Al final uno de los del pueblo me ha traído hasta el Hospital en su moto, he cogido otro todoterreno y ya he podido sacar el embarrado, toda una aventura” comenta David Fernández.

Al final del camino nos esperaba la recompensa: un río caudaloso con un puente colgante impresionante realizado con lianas y raíces. Los chavales no se lo han pensado dos veces y se han tirado al agua para refrescarse. Hemos vivido momentos divertidos y los expedicionarios han podido descansar y comer con las raciones del ejército “Llegamos con tanto hambre que ni las calentamos, pero te puedo asegurar que cada vez nos saben más ricas” dice la expedicionaria Marta Merino “para mí ha sido uno de los mejores días que hemos vivido, a pesar del cansancio nos hemos bañado, hemos disfrutado de un paisaje espectacular, y cada vez que pasábamos por un poblado nos saludaban los niños y nos fotografiamos con ellos” para Casilda Hornedo “Ha sido muy cansado, estábamos muertos pero ha merecido la pena. Me ha sorprendido mucho el paisaje, es alucinante, todo verde con unos árboles increíbles, me ha encantado”.

La comida se terminaba y había que regresar a desandar el camino. Empezaban los primeros casos de agotamientos y ampollas, nada importante, y además para eso estaban los coches que iban recogiendo a los más cansados. Al llegar al Hospital, con el día anochecido, tocaba ducha, seguramente otro buen momento de los expedicionarios.

Y seguimos conociendo monitores de Madrid Rumbo al Sur, en este caso hablamos con Mirian Fernández que viene representando a “Canal Voluntarios” fundación del Canal de Isabel II, uno de los patrocinadores de MRS, “es un proyecto con tres ramas de actuación: situaciones de emergencia, proyectos de cooperación y educación. Canal voluntarios pone un profesor para que pueda dar charlas a los expedicionarios intentando sensibilizar a los más jóvenes de la importancia del agua” nos cuenta. “Si el agua está en buenas condiciones disminuyen muchísimo las enfermedades por lo que es mucho más importante de lo que parece, aquí en Camerún por ejemplo tienen mucho agua pero no está tratada bien, aquí nos hablan en el Hospital que viene mucha gente con diarreas e infecciones como consecuencia de una mala potabilización del agua”.

La noche todavía nos guardaba una sorpresa, algunos vecinos de Widikum habían preparado unos cuantos bailes y canciones típicos del lugar. Mayores y pequeños al ritmo de los tambores y de melodiosas canciones comenzaron a bailar ante nosotros en lo que se convirtió en toda una fiesta cuando sacaron a varios de los chavales a bailar, al final todos se unieron y hubo bailes y diversión.

Rápidamente al terminar se han dirigido a cenar porque de nuevo toca madrugar para ponernos en camino, mañana si llegamos a tiempo veremos a un Sultán… ¡Pero eso será otra historia!

Astrónomo de la expedición – Crónica 5.07.2012

CASUALIDADES

La sangre me asusta. No puedo evitarlo. El solo hecho de pensar en que me tengan que sacar sangre hace que me maree.

Ese día Mamen estaba en el sitio y el momento preciso, a tiempo para salvar la vida de aquella mujer. Y hacía falta sangre. Esa sangre que sigue demostrando que todos somos más hermanos de lo que nos empeñamos en aceptar. Así que de nuevo volvía a experimentar esa incómoda sensación; justo de mi grupo sanguíneo. Vaya… ¿Seguro que hago falta? Miraba alrededor, y calculaba esperanzado cuántos voluntarios me precedían. Con un poco de suerte mi colaboración no sería necesaria. Entraba y salía nervioso de la sala, intentando creerme mis propias excusas, mientras un incipiente malestar comenzaba a apoderarse de mi cuerpo. Al final no hizo falta mi sangre. El equipo médico resolvió la situación con una entereza imposible, y yo me quedé pensando en mi reacción. Qué bonito es ayudar a los demás, qué fácil es pregonarlo hasta creérselo. Qué difícil ponerlo en práctica.

Porque no era mi miedo lo que me paralizaba. Si mi sangre hubiese sido necesaria para ayudar a mi familia, seguro que no hubiese dudado un instante. Sólo si lo vives puedes saberlo con seguridad. Y esta expedición es así. Nos permite vivir situaciones para las que no nos valen nuestras respuestas empaquetadas de antemano. A veces, para mirar a nuestro interior, es necesario desplazarse muy lejos, incluso hasta África.

La Madre Nieves perdió a su padre de una pulmonía, cuando era pequeña. Lo cuenta con su arrolladora sinceridad, mientras hace esfuerzos para que la emoción no la traicione. La casualidad no quiso aquella vez que alguien como Mamen estuviese allí. Ella sí se da por los demás. Y recuerda que el miedo que tuvo a llegar a Camerún no la paralizó. Justo igual que la Madre Anunciación. Qué casualidad. La misma actitud de entrega a los demás, los mismos miedos…. ayudándome a superar los míos.

Tal vez por eso siempre digo que las casualidades no existen.

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