Otra mañana que la voz grave y autoritaria de Pablo Martos nos despierta con sus “Buenos días”, que inicia el comienzo de una nueva aventura. Ahí nos preparamos para un largo viaje en mismo, los colores que inundan el paisaje y el peculiar olor de la zona. Durante el viaje aprovecho para admirar desde lo alto de una oxidada barandilla las islas y penínsulas que la vista me llega a alcanzar junto al fresco sabor de más rodajas de sandía. La primera parada del ferry nos lleva hasta un monasterio cuyas pinturas destacan por sus formas, colores y texturas dejándonos a todos nosotros abobados contemplando. Esta sensación se ha vuelto real desde que llegué a Etiopía, admiración junto a incertidumbre y sorpresa. Todo ello rodeado de una inmensa felicidad.
Lucía Crespo Peña
Tras recorrernos el frondoso bosque tropical de una isla del lago Tana por una subida rocosa y fangosa, llegamos a un monasterio ortodoxo hecho de barro y paja. Primer día de sol y tenía muchas esperanzas de que no comenzara a llover como el resto de los días. Efectivamente, una tremenda lluvia y un viento feroz nos acompañaron durante las dos horas de vuelta en barco. Poco se habla del madrugón de las 5.45 am, pero el increíble paisaje que vemos todos los días hacen que los madrugones de ERS merezcan la pena.
Victoria de la Puente
La isla del arte
El día de hoy ha sido un día acuático, sorprendente y muy interesante.
Hemos cogido un ferry en el lago Tana para ir a ver varias islas. La primera isla era increíble, parecía que estaba en el Amazonas, dentro de la selva. El contraste del verde de los árboles y el marrón de la tierra hacían la mezcla perfecta. El olor a incienso nos acompañó durante todo el camino y en la cima una iglesia llena de pinturas.
Al ver el mural de las paredes me ha recordado mucho a las clases de historia del arte. Entendía la composición, el relieve… Las pinturas parecían del arte románico, con figuras sencillas, inexpresivas y planas y el tema religioso como tema principal. A parte, la explicación y la historia de la iglesia era súper interesante.
El camino de ida y vuelta a la iglesia, era encantador. Estaba lleno de puestecitos típicos que vendían cosas de la isla o de Etiopía, como las canoas con las que suelen llegar a la isla, collares, telas, incienso, café…
Tenía un encanto único.
Gema Holgado
Qué suerte tenemos
Hoy al llegar a una isla perdida del lago Tana me he dado cuenta de lo afortunados que somos al ver a niños pequeños recoger el cultivo, descalzos y con un vestido roto que seguramente sea el único que tengan.
Hemos ido a las ruinas que se esconden en esa isla, que fueron un palacio para la corte del emperador. El padre Pedro Páez lo construyó. Nos han contado que se cree que allí quedan los restos de Pedro Páez que murió allí a causa de la malaria.
El trayecto en lancha por el lago nos ha hecho conocer desde unos hombres con rifle, que son los guardianes, hasta el hermoso paisaje y el agua color caramelo del lago Tana.
Me ha impresionado la forma de arar que siguen utilizando aún en Etiopía, con dos bueyes y varios palos, haciendo parecer que habíamos viajado siglos atrás. De camino al siguiente lugar donde íbamos a dormir, se veían recortes iluminados en las laderas de las montañas y al lado pequeñas chabolas con cuatro palos y una lona en las que había gente durmiendo. Es increíble el contraste que sigue existiendo en la sociedad y en el mundo, que en estos países se aprecia más.
Namibia de Miguel González
Etiopía
Muchos podremos haber oído hablar de Etiopía alguna vez, pero no hay comparación cuando lo ves desde dentro.
Llevo una semana aquí, pero siento que estoy desde hace mucho más. Los compañeros de este viaje y la gente de este sitio, que aunque no tengan mucho te reciben con una sonrisa de oreja a oreja, me hacen sentir como en casa.
Etiopía tiene unos paisajes maravillosos, tan bonitos que estaría todo el día pintándolos. Este viaje me está haciendo valorar mucho más las cosas, como una cama, una ducha, pero sobre todo un váter.
Aún me queda como una semana aquí, pero me está gustando tanto que no quiero que acabe.
Lorina María del Care Labian
Cambios…
Mientras recorríamos el lago Tana me he dado cuenta de muchas cosas. Etiopía no es en absoluto como me imaginaba. Etiopía es verde, es lluvia, es historia, es luz, es atraso y a la vez progreso; es magia.
Lejos del calor y de las zonas desérticas que me esperaba he descubierto que la Etiopía lluviosa y descontrolada me gusta mucho más. Aquí el tiempo pasa muy lento y a la vez siento que se me escapa entre los dedos al ir llegando ya a la mitad del viaje.
Las ruinas de Gorgora velha me han hecho pensar una vez más en el gran potencial de Etiopía. En lo que podría ser y por desgracia, no es. En el cambio que se merecen los etíopes, que parecen vivir en otro mundo distinto al nuestro. Me doy cuenta de que no sé nada. ¿Cómo puedo vivir como vivo conociendo en primera persona lo que pasa aquí? Me siento egoísta. Etiopía merece brillar de una vez por todas.
Celia González
Un gran chute de energía
Cada día vivimos experiencias impactantes tanto física como mentalmente. Pero en ningún caso es un desgaste desagradable, sino gratificante.
Valoramos más los actos de cariño de monitores, médicos, cámaras, encargados de cocina, organizadores… Cantan canciones, nos cuentan experiencias, nos preguntan qué tal estamos o si necesitamos algo en todo momento y se vuelcan en encontrar o sustituir nuestros objetos perdidos. Son todas estas acciones las que nos hacen olvidar por completo la suciedad, el cansancio y el hambre.
Lucía Córdoba Iglesias
Olores que transportan
No tengo ojos suficientes para mirar a tantos sitios, ¡cuánta alegría y gentileza! Durante los paseos en autobús se me pone la piel de gallina en multitud de ocasiones.
Es brutal cuando llegamos a algunos sitios, inspiro y directamente me transporto a Angola (de donde provienen parte de mis raíces), con muchísima emoción. Justo en esos instantes soy consciente de que África vive en mí, ¡mi sangre africana estaba dando sus frutos!
No puedo estar más feliz, esto va a ser duro pero estoy segura que lo voy a llevar tatuado en mi mente para siempre.
Yara de Almeida
Imagina
Imagina observar árboles centenarios con grandes troncos, que han visto pasar la historia de Etiopía. Cruzar el lago Tana en barco, lago en el que desemboca el Nilo Azul. Llegar a una pequeña isla llena de cultivos de maíz en la que se encuentra un castillo en ruinas que Pedro Páez diseñó.
Un viaje en autobús que te transporta atrás en el tiempo, en el que vemos cómo labran la tierra con un arado antiguo, hecho con cuatro palos un yugo torcido, dos vacas y un látigo.
Un taller de emprendimiento del que hemos salido con ilusión de llevar a cabo un proyecto de cooperación. La noche es el momento de descanso en el que todas las emociones de los momentos vividos por el día se juntan. Emociones de un viaje muy intenso que plasmamos en nuestro cuaderno de viaje.
Y por último, dormirte imaginando una Etiopía diferente, en la que los niños no tuviesen que pedir dinero, en la que la agricultura estuviese más mecanizada, y en la que las desigualdades sociales no dependiesen de la familia en la que naces.
Isabel Montes Grigelmo