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DÍA 9. CRÓNICA OFICIAL. La concordia la mejor enseñanza.

La concordia la mejor enseñanza.

Bajo dos pinos enormes, de esos anchos, que pueden dar sombra a un regimiento, se sentaron los expedicionarios en el Monasterio del Atlas de los Hermanos cistercienses de Midelt a recibir sin duda una de las lecciones del viaje, la del hermano José Luis, valenciano, cuyo mensaje a los chavales se centró en una idea muy importante: la convivencia entre religiones diferentes, entre razas distintas, la convivencia en mayúsculas. 

Explicó José Luis, uno de los siete hermanos del único monasterio masculino del norte de África –excepto uno de coptos en Egipto-, que Dios es el mismo para todos, que como dicen los musulmanes “no hay más Dios que Dios”. Por eso, contaba, ellos realizan la Cuaresma e incluso el Ramadán. “Nuestros vecinos y amigos están en ayunas y lo hacemos con ellos, porque nos invitan a celebrar la ruptura del ayuno con ellos”. 

La convivencia con los líderes religiosos musulmanes es magnífica. A veces incluso oran con ellos, cada uno las plegarias de su fe. “Nos tratan muy bien. En Marruecos no hay ningún problema entre cristianos y musulmanes. Te toleran, te acogen, es posible vivir juntos, los problemas no los hacen pertenecer a una etnia, una religión o a un país, el problema lo podemos llevar cada uno dentro”, señala el padre en una charla que tuvo lugar tras la despedida en Tatiouine, que dejó un fantástico sabor de boca a los aventureros, que se despidieron con cariño de los lugareños.

Este monasterio tiene un particular significado para la orden Cisterciense, ya que aquí vive el hermano Jean Philipe, el único superviviente de la matanza de Tiberine, en Argelia, hace 20 años, cuando siete hermanos de la Orden fueron secuestrados y decapitados, todavía no se sabe por quién. Aquel fue un atroz crimen contra una orden que es conocida por su carácter de acogida y respeto a los demás. Tras aquello, la Orden decidió instalar el campamento en Midelt.

El hermano José Luis les explicó lo pronto que se levantan a orar (3.45 de la mañana para la primera de las cinco oraciones que tienen) y las actividades puntuales en las que participan con la comunidad. “No les arreglamos las vidas, pero sí compartimos sus alegrías y sus penas”.  

Tras visitar la preciosa iglesia, que conserva figuras y cruces del monasterio de Tiberine,y comer, la expedición abrió camino en autobús hacia el otro lado del Atlas por unos desfiladeros impresionantes cuyos paisajes se asemejan a Marte en las faldas de Jbel Ayachi, una de las montañas más altas de Marruecos, con 4.000 metros de altura.    

El camino fue largo sí, pero difícil de olvidar para un servidor, que hizo el mismo recorrido hace ocho años con ERS, y que recordaba con cariño los pequeños pueblos que se cruzan, donde los niños saludan a la expedición como si nadie pasara a diario, como en España en los años 50, las casas de un adobe grisáceo, del color de unas piedras que conforman laderas donde se definen los diferentes estratos como dibujados con la precisión de un arquitecto, con unas cabras que se deslizan por laderas verticales imposibles, las huertas levantadas aquí y allá, y unas carreteras de esas imposibles, que serpentean mágicamente como en los anuncios de coches de alta gama de la tele. 

A las 22.30 llegamos al lago Isli, un lugar mágico donde cada año se siguen realizando ceremonias nupciales entre familias nómadas, que se encuentran en esta especie de cráter donde en vez de lava hay un lago. Los aventureros se sorprenderán mañana al verlo, pero ahora mismo, y antes de cenar, están viendo ‘Babel’, la maravillosa película de Alejandro González Iñarritu parte de cuya trama se centra en la cercana ciudad de Ouazarzate.   

SERAFÍN DE PIGAFETTA

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