Blanca Durántez
Hoy nos hemos levantado a las seis y media en el acuartelamiento militar de legionarios en Ceuta. Aunque solo hemos podido dormir tres horas, han sido tres horas en una cama y eso últimamente parece algo de lujo.
Hoy tocaba físico, así que cansados y con ojeras, hemos salido todos, como todas las mañanas, a hacer deporte con Pablo. Y como si estuviéramos en casa, nos hemos podido duchar después de hacer deporte. Y obviamente todas las chicas hemos aprovechado para lavarnos el pelo. Hoy también hemos tenido otra sorpresa. Hemos desayunado nocilla, algo muy agradable para todos sin duda alguna. Como rutina matutina, hemos hecho los macutos y los hemos bajado al patio.
Luego nos hemos montado todos en el bus, expectantes de lo que nos esperaba el nuevo día y nos hemos ido al cuartel de regulares, en el que nos han estado enseñando todas sus armas, cómo utilizarlas, y cómo se preparan. Ha sido una visita súper interesante, que al acabar y montarnos en el autobús, ha hecho que quedásemos todos dormidos, a causa del cansancio. Al llegar al cuartel, hemos limpiado los baños y barracones y nos han dado lentejas calentitas para comer.
Ahora estamos esperando para montarnos en el autobús y cruzar por fin, la frontera al Reino de Marruecos. Después de haber estado tres horas de eterna espera en la frontera, hemos conseguido pasar a Marruecos.
Después de la parada técnica para ir al baño, nos hemos montado todos en el autobús y hemos viajado un total de once horas desde la comida, para llegar a las ruinas romanas de Volúbilis, un lugar precioso. Ahora estamos extendiendo las esterillas y cenando un bocata de paté de jamón, preparándonos para otra noche más a la luz de las estrellas.
Teresa Castillo Arróspide
Después de las tres horas de sueño, las mejores y más dulces horas de sueño de mi vida, nos despertó la idílica voz de Pablo para hacer deporte con mi primera y dolorosa ampolla. Después del deporte, tuvimos la suerte y oportunidad de ducharnos. Todos sonreíamos sin saber, que posiblemente fuera nuestra última ducha.
Luego visitamos la Base Militar de los Regulares de Ceuta, y más tarde emprendimos nuestro eterno viaje a la frontera de concretamente 11 horas. Ahora estoy aquí a las cuatro de la mañana mirando las estrellas y escribiendo esta crónica para que veáis lo bien que me lo estoy pasando, y lo mucho que os echo de menos. Sobre todo a Antxón Mery. Os quiere mucho, Teresa.
Paloma Diufaín
Hoy no hemos llegado a dormir tres horas, aún así estábamos contentos de haber podido dormir en una cama en el acuartelamiento de los legionarios de Ceuta. Por la mañana, aunque muertos de cansancio, hemos hecho la mítica hora de deporte con Pablo. Para nuestra enorme alegría, nos han anunciado que nos podíamos duchar y después del desayuno, he sentido que no podía estar mejor.
Hoy también hemos visitado el acuartelamiento militar de los regulares, donde hemos podido hacer cosas como usar un simulador de un arma. Después de comer, comenzó el viaje hasta Marruecos. Tras muchas horas, que se han pasado bastante rápido entre risas, canciones, y algunas que otras siestas, hemos llegado a una gasolinera, donde hemos tenido la oportunidad de vivir una nueva experiencia: usar un auténtico baño marroquí, el cual consiste en un agujero en el suelo.
Al final el viaje en autobús ha terminado en unas ruinas romanas donde vamos a pasar la noche. Todos estamos muy emocionados por la idea de estar al fin en África.