Un mágico encuentro
La hierba del colegio se convirtió en una estafeta de abrazos y sonrisas nada más bajar los expedicionarios de España Rumbo al Sur del autobús. Más de 200 niños de entre dos y 14 años del Centro New Life Nursery and Primary School, en Entebbe, adonde acuden pequeños sin oportunidades en un país ya poco dado de por sí a darlas, se abalanzaron sobre los adolescentes, aunque en verdad fue recíproco.
Sólo había que ver la cara de felicidad de la expedición antes de bajar de los buses, ansiados por ir a ese encuentro con los niños africanos, por tener su primer contacto directo con la realidad del país. Fue un abrazo íntimo, casi como de viejos amigos que se vuelven a ver, y ya a nadie se le difuminó la sonrisa en toda la tarde.
En este centro, subvencionado por la ONG Nzuri Daima: proyecto: Coro Safari, les esperaba a los expedicionarios su primera colaboración en cooperación, limpiar, lijar y pintar varias de las aulas del centro, una labor en la que se volcaron en cuerpo y alma, sin importarles si se manchaban de pintura la camiseta o no.
Entremedias, con el Nilo al fondo y un sol de color casi rojo, propio del ecuador, escondiéndose rápidamente en el horizonte, el doctor de la expedición, Jorge Cerame, pasaba consulta a algunos niños y trabajadores del centro. «Tenían en general un buen estado de nutrición; hemos tratado una otitis, un eccema y una faringitis», señalaba el doctor, experimentado en medicina de viajes.
La tarde devino en noche y con ella los miembros del colegio brindaron a España Rumbo al Sur una actuación musical como pocas se recuerdan en la expedición, con los niños bailando y cantando temas propios del país -en la lengua luganda- pero también de Alejandro Sanz o Marc Anthony, lo que a muchos de los presentes puso la piel de gallina por lo inesperado que resulta lo común cuando uno está fuera de casa.
«Muchísimas gracias por el regalo que nos habéis hecho; os esperamos de vuelta pronto», les dijo Mama Debora, responsable del centro, por las labores en las aulas a los jóvenes, que acabaron bailando con los estudiantes de la escuela. Algunos incluso con los niños ugandeses más pequeños sujetándolos por los hombros mientras varias cocineras repartían una torta de trigo típica de la zona llamada copati.
De vuelta al campamento, un sándwich y una ensalada de tomate y aguacate que no le hizo de menos al excelente pollo con arroz del mediodía, y la proyección de ‘Gorilas en la Niebla’, que muchos jóvenes seguían con atención pese a lo intenso del día. Un corolario perfecto a una jornada que arrancó -como ocurrirá la mayor parte de los días- con el ejercicio matutino a las 7 de la mañana en la playa del lago Victoria, sobrevolado por garzas y malabús en una estampa única y varios talleres sobre cuadernos de viaje, enfermedades tropicales y la instalación de sistemas operativos en ordenadores que más tarde se donarán.
SERAFÍN DE PIGAFETTA
Cronista oficial de España Rumbo al Sur