Aún recuerdo aquel cosquilleo que recorrió mi cuerpo cuando me encontraba, solo, en el intercambiador de Plaza Elíptica. Poco después entablé conversación con unos expedicionarios que reconocí por sus grandes mochilas y las camisetas de “España Rumbo al Sur” que vestían. Así comenzó la travesía más enriquecedora que he vivido. En Toledo, exactamente en la Academia de Infantería del Ejército Español.
Cuando llegamos nos situamos en el pabellón polideportivo de sus instalaciones, esperando la presencia de todos los involucrados y comenzando nuestra privación a los tan arraigados dispositivos móviles. Sin darse uno cuenta, de repente, el tan amado “efecto campamento” te tiene cenando con tu binomio, sintiendo que la confianza mutua es tan fuerte como la de un viejo amigo.
Tanto la exposición a la incomodidad, como las escasas horas de sueño y la nimiedad de alimentos, contribuyeron todos ellos al cumplimiento del sentimiento de autorrealización y satisfacción al final de la jornada. Durante nuestra estancia, asistimos a conferencias que, a pesar del cansancio, transmitían mensajes muy importantes. Entre ellas, ponencias tan fundamentales como las de Alvar Segui De la Quadra-Salcedo y Carlos Suárez, cuyos objetivos eran fomentar la inmortalización del pasado con la ayuda de los cuadernos de viaje, y “escalar” todas nuestras cimas, respectivamente.
Cabe mencionar la relevancia que tuvieron y siguen teniendo las habilidades físicas, ya que, como Platón predicaba, el estatus físico es tan importante como el intelectual en un mundo de progreso.
Finalmente, el fin de semana acabó de la mejor manera posible: la misa celebrada en la capilla de la Academia. En definitiva, el hospedaje en la Academia de Infantería de Toledo nos dejó preciosas lecciones cuya utilidad no acaba ni en Toledo ni en Panamá, sino que tienen validez para el resto de nuestras vidas. Y, creo, nuestro deber es hacernos tesoreros de ellas y llevarlas a todos los rincones de nuestra experiencia.
España no se reduce a un simple conglomerado de fronteras, sino que es una nación con una historia de gran riqueza y profundidad. Y considero que es fundamental conocerla y respetarla para poder encontrarnos a nosotros mismos como ciudadanos españoles. Por todo ello, la crónica debe acabar con uno de los “ValorERS” más valiosos, la importancia de ser fiel a los orígenes de uno mismo, de volver a las raíces y de encontrar la esencia de uno donde este fue forjado.
Javier Mendonça Costa-Frossard
Expedicionario 2024