«Un viaje se vive tres veces: cuando lo soñamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos»
Hay demasiadas aventuras ahí fuera esperando a ser vividas, y la nuestra acaba de comenzar.
Córdoba ha sido el primer paso de una larga caminata.
Apenas tres días bajo la bola de fuego ardiente que nos alumbra han sido suficientes para darnos cuenta de lo valiosa que puede ser una sombra, de la importancia del agua, la comida y sobre todo del compañerismo.
Son valores como estos los que el capitán, el teniente, el teniente-coronel y demás militares a nuestro cargo han mostrado y nos han inculcado en la base militar más grande de España.
Madrugones, prácticas militares, talleres, charlas interminables y largas marchas nocturnas han sido el cerebro de nuestra breve estancia, donde nuestro corazón ha seguido a la voz cantante.
Tres días han hecho falta para que un desconocido se convierta casi en un hermano, para que un grupo se convierta casi en una familia. Unidos por la fortaleza, que es levantarse cada mañana para hacer que un día sea mejor que el anterior.
Para darnos cuenta de los valores que mueven a las Fuerzas Armadas Españolas a defender nuestra bandera. Una bandera a la que todos los españoles pertenecemos y que por tanto debemos sentirnos orgullosos. Como su lema indica: «Todo por la patria».
Soy Jaime Carrasco Molina y esta es mi primera crónica de España Rumbo a Senegal ’23