Crónica Oficial. 01 agosto

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Océano Atlantico. Algún lugar en el paralelo 18. 1 de agosto de 2021

Inicio mi guardia a media noche. El Almirante ha mandado navegar solo con el treo, sin bonetas, y reforzar la vigilancia. Al parecer ayer vieron en La Pinta una caña, un palo labrado, y el propio Almirante dijo haber visto una luz en el horizonte. Yo ya no me lo creo. Hace ya días que tampoco me creo las posiciones que nos informan. Hemos andado muchas más leguas de las que nos nos han contado. La polar ya no levanta un palmo del horizonte. Ayer me tocó inventario de provisiones y no hay ni para recorrer la mitad de lo que hemos navegado. Vamos a morir de hambre si antes no nos devora este mar del infierno, que hace días que ha empezado a rugir avisándonos de que se agotó su paciencia.

Quinientos treinta años y diez mil metros de altura me separan de esta escena. En algún lugar debajo de mi, tal día como hoy, un grupo de valientes estaban a punto de transformar el mundo para siempre en una gesta irrepetible.

Solo quedan seis horas para aterrizar en Madrid. Ayer tuve que abandonar la expedición. Son pocos los días que me perderé. Una barbaridad cuando pienso en el valor que tiene cada minuto en Rumbo al Sur.

El avión ahora duerme, se han apagado las luces, solo queda el ruido de los motores y un bebé que llora al fondo. Ahora si, lejos de la vorágine de la expedición, los recuerdos se ordenan y todo cobra sentido. España Rumbo al Sur no es una gesta como la que ha servido de hilo conductor de esta edición, pero también es absolutamente único. No hay un proyecto que combine aventura, descubrimiento, conocimiento y transformación como este. “Rumbo al Sur pone en contacto a gente estupenda con gente estupenda”, dice siempre Telmo. Quizá sea ese el secreto.

Empezando por lo más importante, la razón de existir de rumbo: los expedicionarios. Fisicamente inagotables. Acometieron en dos días una expedición al Duarte que habitualmente se hace en tres jornadas y la noche siguiente agotaron al grupo Perico Ripiao a golpe de merengue y bachata. Curiosos, todo les interesa. Tratan de llegar al fondo de las cosas. No se conforman con los titulares, debaten todos los ángulos, se implican.  Comprometidos, son los primeros en sumarse a las actividades de voluntariado, los que toman la iniciativa. Los que se acercan a los niños en los poblados y a los cooperantes en las organizaciones que visitamos. Mucho lo traen de casa. Rumbo al Sur consigue incorporar, a todo ese talento, una experiencia transformadora de esfuerzo, de aventura, de amistad, de solidaridad. Muchos están decidiendo el rumbo de sus vidas, de sus estudios. En sus manos está el mundo de las próximas décadas. Quienes hemos convivido con ellos sólo podemos pensar que lo mejor está por llegar.

La calidad del equipo de organización de Rumbo daría para varias crónicas. Muchos fueron antes expedicionarios. Gente excepcional que sacrifica sus vacaciones para colaborar en un proyecto en el que creen.  Y lo hacen sin guardarse nada. Entregando hasta la última gota de lo mejor que tienen, que es mucho. El conjuro que los reúne es una receta secreta que combina el talento y el carisma de Isabel Ussía con la magia Aldaz de la Quadra-Salcedo. Son los dignos herederos de una casta de personajes excepcionales. Telmo es el Almirante de esta expedición. Hemos hablado de su liderazgo natural en otras ocasiones, pero no es el único Aldaz . Su hermana Mar es irrepetible; historiadora, culta, original, divertida y con una resistencia física que no es de este planeta. Muchas de las cosas especiales que pasan en la expedición llevan su firma. 

Su hermano Vito es el refugio al que todos acudimos cuando flaquea el ánimo. Inteligente, rápido, con el sentido del humor más brillante que hemos conocido… culto como todos los de la saga, arquitecto. Los expedicionarios le adoran y en la organización juega un papel fundamental sosteniendo una bandera de ánimo y de humor que no hemos visto caer ni en las situaciones más difíciles.

Rumbo al Sur es una empresa de descubrimiento que embarca a toda esta tripulación en un viaje que les acerca a otros mundos. Lugares que cuestionan muchos de los paradigmas que damos por ciertos, donde lo básico es un lujo, donde la vida se abre camino a trompicones. Y también a personas que dan un testimonio de vida inspirador. La vida a bordo es parte de la experiencia. Se navega sin comodidades, sin lujos, en una estrechísima convivencia. Toca arrimar el hombro, estar pendientes unos de otros, dar apoyo y apoyarse, aprender a ser fuerte y también a ser vulnerable.

Nadie vuelve indiferente de esta aventura. Lo que dejamos cuando partimos sigue ahí a la vuelta, pero la mirada ha cambiado. Nada se ve ya con los mismos ojos.

El avión sigue incansable devorando kilómetros por encima del Atlántico.

La expedición duerme ya en La Isabela, primer asentamiento en el nuevo mundo. Mañana llegarán a las costas de Samaná, donde Colón fue recibido a flechazos por los indígenas en su primer viaje.

Y nuestro angustiado marinero acaba de despertar a toda la tripulación a gritos. ¡Tierra! ¡Tierra! Se llamaba Juan Rodríguez Bermejo. 

Eduardo Martínez de Ubago de Liñán
Cronista Oficial ERS 2021

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