Madrid 19 Agosto 2008
¡A ÁFRICA EN METRO!-Salida de la expedición Madrid Rumbo al Sur en Metro hacia el Aeropuerto de Madrid–Barajas .Terminal 1.
La emoción de los chicos es enorme, las familias han colaborado con los profesores para que todo funcione bien .Despedida agridulce… Adiós Mamá, Papá… dentro de un mes nos volveremos a ver . Abrazos, besos…os queremos mucho….
Partimos en vuelo hacia Dakar en un avión de Air Europa. La tarde se acaba y nos envuelve la noche lentamente, volamos sobre África.
Pienso en Ganivet…y en sus teorías del Porvenir de España: “¿Qué sabe de África nuestra juventud estudiosa? Menos que de América-“….”si España tuviera fuerzas para trabajar en África…yo fundaría en Granada una Escuela Africana, centro de estudios activos ….“
Madrid Rumbo al Sur tiene algo del Regeneracionismo de Ganivet y de la relación de España y África.
Nos trae a 100 chicos españoles y a sus profesores y monitores a este cercano y lejano continente llenos de sueños y de ilusión para ver un mundo nuevo, para aprender y enseñar. Viajamos a Senegal el país de “Dar y recibir “.
Llegamos después de más de 5 horas de vuelo al aeropuerto de Dakar. Llevamos todos nuestros equipajes y material de la expedición muy bien organizado, pero nos falta la caja de música de 1m.20 cm. que no ha llegado, reclamamos, nos dicen llegará mañana a la Embajada de España.
Ha sido muy interesante el vuelo y además los médicos de la Expedición MRS, los Doctores Cerame y Pérez del Castillo han atendido en un fuerte ataque de epilepsia a un pasajero ajeno a la expedición, que se ha repuesto muy bien gracias a sus cuidados.
Estamos en Dakar, capital de Senegal, la ciudad multicolor en la península de Cap-Vert vamos hacia Yoff.
Las sombras obscuras de la noche nos recuerdan al Presidente y poeta senegalés Leopold Senghor y su “Negritud “…”En el corazón del verano, yo te descubro, Tierra prometida, desde un Puerto calcinado y tu belleza me quema el corazón como el rayo del águila…”
Mar Aldaz -Dakar-Yoff-Noche 19 -Agosto-2008
MRS. III Edición. DÍA 1
Madrid-Dakar.
“Madrid Rumbo al Sur” de nuevo en África. Ya está en marcha la III Edición. El kilómetro cero de nuestra ruta ha sido en esta ocasión el intercambiador de Nuevos Ministerios y el Metro de Madrid el primer medio de transporte antes del avión, autobuses, tren, pinazas (barcazas de río) ó. barcos de vela que nos esperan.
El vuelo UX 1321 ha ido nuestro particular Madrid-Dakar. Nervios, emoción, interés por lo que para muchos es su primer “baño” de África. En esta ocasión cien expedicionarios de la Comunidad de Madrid, 61 chicas (incluídas una de nacionalidad austríaca y otra italiana) y 39 chicos (entre ellos un argentino y un británico), a los que acompaña un equipo de organización de 34 adultos –médicos, enfermera, bomberos, cámaras, profesores de Historia, Cooperación, Música, Cuaderno de viaje o Radio y monitores de grupo. Todos encabezados por Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo.
El sol del agosto africano se nos ha ocultado por la derecha de nuestro vuelo antes de cruzar el paralelo de Canarias. Antes de la medianoche nos recibe el ambiente de calor húmedo en el nombre del líder, intelectual y poeta antes que político, con el que entró la Democracia y el orgullo africanista en este país subsahariano políticamente estable y económicamente tan en precario como muchos otros de esta región central occidental del Continente negro.
Senegal “Su-Río”, tiene en la actualidad entre 11 y 12 millones de habitantes, de los cuales más de una tercera parte (casi cuatro millones) se apiñan en la gran urbe que es Dakar (en lengua wolof “Tamarindo”). Nuestro primer anfitrión, el salesiano Antonio Fuertes Gutiérrez, un zamorano de la comarca de Sanabria que lleva media vida volcado en la catequesis y educación de Senegal y Benin. Noche de mosquiteras entre los bancos y bajo las pizarras de las aulas y el salón de actos de la parroquia escuela Don Bosco del barrio de Yoff en la periferia residencial de la capital. A las seis y media la primera puesta a punto, la gimnasia sobre la tierra rojiza y el primer desayuno de campaña.
Las primeras normas sanitarias –imprescindible la regularidad con el Malarone– las primeras ideas sobre la realidad social –“la gente se va de los poblados a las ciudades porque la agricultura no progresa en un territorio cada vez más seco”, sobre religión y poder “con mayoría del 80% musulmanes, 10% católicos y una minoría que guarda la tradición animista, hay formalmente libertad religiosa”- y las primeras lecciones de Historia: en el siglo XIII nació el Imperio de Malí, en el que se integraba esta tierra senegalesa abierta al Atlántico que ha vivido colonizaciones portuguesa y francesa y ha sufrido la esclavitud que lo desangró durante casi tres siglos, desde el XVI hasta la abolición que llegó en 1.848.
Las retinas y las máquinas de fotos se nos empiezan a llenar de las primeras imágenes: el crecimiento desordenado de una macrociudad que es el principal centro económico y comercial del África Occidental, la mirada de los niños, la elegancia y los trajes multicolores de las mujeres, los carteles de salud preventiva contra la malaria o el paludismo, los mercados de frutas –mango, bananas, cacahuetes- y los vendedores a pie de ventanilla de casi todo, incluidas tarjetas de memoria para los móviles; porque la fiebre de la comunicación no tiene fronteras ni límites de desarrollo.
Nos queda mucho por conocer y por vivir en estos 24 días de convivencia, aventura, solidaridad y ruta por la cooperación. Camino de Malí, viaje por el interior senegalés hacia el este, próxima escala Tambacounda. Quinientos kilómetros, de viaje infinito, entre una alfombra verde de densa vegetación estéril y cielos de profundo gris que descarga los bruscos chaparrones de la temporada de lluvias sobre una carretera agujereada por interminables socavones y perfilada por los baobabs, el más característico y legendario árbol de África.
20 de agosto 2.008. En ruta a Tambacounda.
Javier Arenas. Taller de Radio.
Ayer al salir de Madrid ya se respiraba ese ambiente de miedo, inquietud y a la vez entusiasmo. Todos habíamos estado soñando este verano con que llegase el día. El viaje ya un poco duro. Me senté con una compañera de mi grupo y, a nuestro lado venía un senegalés con el que estuvimos hablando y jugando a las cartas. Nos contó su historia, cenamos y luego nos dio un pequeño susto. Sufrió un ataque epiléptico, y gracias a nuestros médicos y enfermera pudieron tratar al senegalés.
Cuando llegamos a Dakar no hacia mucho calor pero había una humedad terrible, era agobiante. Hicimos cadenas para coger todo el material que iba en el avión y lo llevamos a los autobuses. Ya ahí, todos estábamos obsesionados con la malaria, no hacíamos mas que ponernos el repelente y taparnos lo que tuviésemos al aire.
Al salir, al hombre que recogía los ticket para salir del aparcamiento no le sirvió con el ticket, también quería que le pagásemos. La verdad es que nunca me habría imaginado que las cosas fuesen a ser así. (Al parecer fue solo por que somos “blancos”). Cuando por fin conseguimos salir del aparcamiento tardamos unos 15 minutos en llegar a nuestro primer destino: un colegio de salesianos en el cual íbamos a dormir. Nada mas llegar nos repartieron unas mosquiteras, nos asignaron unas habitaciones y nos dieron una serie de indicaciones para el viaje.
La noche fue muy calurosa, además de la humedad y el calor, algunos de nosotros decidimos meternos en el saco para evitar picaduras, esto nos dio aun más calor. A algunos les costó mucho dormirse, pero yo, caí rendida. Prefería dormir para poder aprovechar mejor el día de hoy, verlo todo atentamente y con los cinco sentidos.
Teresa Sánchez-Moreno de Juan
Participante Madrid Rumbo al Sur 2008
Madrid Rumbo al Sur III.
20 de agosto 2008-Dakar- Tambakunda
“Lo que más me ha sorprendido de África es que el horizonte te rodea por todos lados.”
Expedicionario
África ha amanecido pronto hoy. A las 6.00h. a.m., a pesar de ser aún noche cerrada y que los monitores dijeran ayer a los chicos que ellos les llamarían, antes del alba, las chicas han amanecido. No sabemos aún si a causa de la emoción, las “numerosas” horas de sueño o la llamada a la oración de la mezquita cercana.
Enseguida Pablo, jefe de monitores y responsable de deporte nos han hecho desperezarnos realmente bajo un cielo nublado y lleno de los colores de África.
Tras la exitosa y complicada recogida de 2.200 litros de agua mineral para la expedición, hemos partido dos autobuses, un mini bus, un camión maliense y tres pick-up con el resto de material.
Nos espera una ruta interesante. Dakar-Tambakunda. 500 kilómetros por la autopista nacional que atraviesa Senegal. Una pista de arena, cemento a tramos, muchos agujeros y ni una sola curva. Una gran recta. Velocidad de media: 40 kilómetros hora. Tiempo total del trayecto: 18 horas. Tres paradas. Muy buen humor y muchas ganas. Nos adentramos en la manera de vivir el tiempo y las distancias en África.
Por las ventanas Senegal se presenta. Para muchos es la primera vez que contemplan el cielo africano, sus gentes, sus poblados, su vegetación.
Como estamos en época de lluvias el paisaje nos traslada al sahel más puro, verde y frondoso. Miles de baobas en pleno apogeo nos saludan desde lejos. Arbustos africanos e inmensas praderas verdes remplazan lo que hace meses era un desierto. Jugosos verdes se combinan con ocres y la arena rojiza de la carretera. Un cielo de cientos de tonalidades azules, grises y blancos diferentes delimitan el cuadro. Al ser época de lluvias en el mismo día hemos podido observar un Senegal bañado por una luz intensa, una oscuridad que avanzan desde el horizonte por amenazantes nubes negras y finalmente por los naranjas de los atardeceres africanos.
Como muy bien resumió un expedicionario “lo que más me ha sorprendido de África es que el horizonte te rodea por todos lados.”
Tras una salida lenta y atascada de Dakar, nos adentramos en el Senegal profundo. Pequeños comercios, talleres de artesanos, niños/pastores de 4 años acompañando a sus rebaños de cabras y cebús. En ese momento nos damos cuenta que en realidad acabamos de hacer también un viaje en el tiempo.
A mitad de camino, en Fatick, la expedición se detiene para visitar el centro de salud mental Dalal-Xell, de los hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios. Nos recibe el sonriente y brillante Hermano León Robert Mbengue, Director del Centro.
“Desde el año 2000 y gracias a una financiación de la Comunidad de Madrid a la Fundación Juan Ciudad pudimos construir parte de los edificios que veis.”, nos indica. “Hoy, gracias a aquella ayuda, tenemos un centro de atención al público, un centro para los pacientes mentales internos y el centro donde vivimos los hermanos de San Juan de Dios”, nos explica. “Nosotros los hermanos somos todos enfermeros y aparte tenemos un par de médicos, un psiquiatra y algunos ayudantes. Los pacientes llegan, se les atiende en las consultas externas y si el médico lo consideran oportuno, se les internan. Por norma general están entre unas semanas y un par de meses. Después vuelven a sus casas. Si empeoran vuelven. Sus familiares pueden visitarles a partir de las tres de la tarde. Allí algunos están recibiendo visitas”, comenta.
Mientras prosigue con la explicación nos va adentrando por el Centro de Salud Mental. Las expedicionarias que lo visitan están algo impactadas. Visitar un centro psiquiátrico en cualquier lugar del mundo impresiona. No sabemos lo que nos vamos a encontrar. Nunca hemos estado en un centro así. Llegamos al pabellón de las mujeres. Allí nos reciben unas veinte mujeres, una tumbadas, otras sentadas en esterillas, otras de pié. Algunas están muy nerviosas y agitadas. Otras con la mirada perdida. Incluso las hay que se aíslan al vernos llegar tapándose la cara con una sábana. No quieren saber nada del mudo.
El Hermano Robert nos explica que la mayoría de estas mujeres son ex drogadictas, tienen esquizofrenia, paranoias o depresiones muy fuertes a causa de decepciones dentro del matrimonio. La poligamia no ayuda.
Al llegar nos dan la mano, nos enseñan su habitación de varias camas con mosquitera. A pesar de la impresión las expedicionarias reaccionan como verdaderas adultas y les tratan con verdadero cariño. La juventud madrileña nos demuestra que es increíble.
Las miradas de las pacientes mentales no son fáciles de sostener. La mirada perdida, triste.
A continuación pasamos al pabellón de los hombres. Ahí nos esperan unos 40 jóvenes. Están divididos en varias habitaciones en función de la complejidad de sus casos. Nos sorprende que ellos no tengan mosquiteras, ni cristales en las ventanas. El Director del centro nos explica: “los hombres son a menudo más violentos y lo rompen todo. Se agredían con las mosquiteras y las ventanas, por eso las hemos quitado. Lo siguen haciendo con las sábanas y las camas, pero eso no podemos quitarlas, solo podemos vigilarles.”
Terminamos de ver las instalaciones, la lavandería, el comedor, la cocina, el patio central. Una bendición que haya gente así dispuesta a dar su vida por los enfermos, y sobre todo por enfermos mentales que suelen ser de tratamiento muy complicado. Un ejemplo de esperanza y de ayuda desinteresada en medio de un Senegal aún por descubrir.
Luisa Moreno-Profesora de Cooperación al Desarrollo.
El día de hoy ha empezado a las 6:15 de la mañana, cuando algunos ya despiertos han despertado a los demás. Lo primero que hemos hecho ha sido recoger el saco y la esterilla, ponernos la camiseta de MRS y bajar a hacer deporte. Allí, con uno de nuestros monitores hemos calentado, corrido y estirado. Pensé que iba a ser mas duro de lo que realmente ha sido. El correr nos ha hecho empezar el día bien despiertos y con los ojos abiertos a todo.
Después hemos ido a nuestras respectivas habitaciones y nos hemos preparado para darnos una brevísima ducha. Algunos se han duchado y otros se han lavado en el lavabo. Ha sido toda una experiencia lavarse con un chorro de agua que era menor que el dedo meñique de cualquiera.
Hemos cogido el desayuno con hambre, era un buen desayuno (bocadillo de mermelada con mantequilla y café, senecao o similar), pero al ver a los lugareños como miraban esos bocadillos te daban ganas de dárselos todos. Al final hemos acabado jugando un partido de fútbol con ellos.
Los senegaleses ahora están de vacaciones pero van al colegio a cursos de verano, a encontrarse con otros niños, a pasárselo bien…. por eso había tantos allí, observándonos y al mismo tiempo admirándonos.
Las niñas son delgadas, andan muy erguido, visten como nosotros y son bellísimas. Las mujeres no son tan delgadas como las niñas, visten con trajes africanos y la mayoría lleva el pelo en trenzas pegadas a la cabeza. Los hombres son altos, con las piernas muy largas, el trasero respingón y de espalda ancha. Por lo que he observado visten como las mujeres: de niños como nosotros (vaqueros y camiseta) y cuando son mas mayores con los trajes africanos. (Túnicas largas y pantalón debajo).
A continuación el padre salesiano nos ha dado una pequeña charla y los médicos unas indicaciones higiénicas.
Ahora algunos de nosotros vamos en “primera”, en un pequeño autobús con aire acondicionado y ventanas. Aunque todos pasaremos por este “lujoso” autobús, tenemos mucha suerte de venir nosotros en este viaje (12 horas en las cuales los demás están achicharrándose en los otros autobuses). Además vamos pensando en la suerte que tenemos por el hecho de estar aquí, pudiendo vivir todo esto.
Vamos hacia el sur de Senegal, pero pararemos en un psiquiátrico. ¿Cómo será?, bueno, el caso es que ya estamos todos contentísimos yendo…RUMBO AL SUR.
Teresa Sánchez-Moreno de Juan
Participante Madrid Rumbo al Sur 2008
Miércoles 21 agosto. Tambakunda-Frontera Kidira-Kayes.
“África tiene algo, algo…Sino no estaríamos aquí…”
Loreto Ros Vicente, Ganadora del concurso Cuaderno de viaje 2007.
Tras la dura jornada de ayer, con más de 18 horas para llegar a Tambakunda, atravesamos todo Senegal hacia el este, acompañados de incesantes tormentas.
Por la “única carretera” que une Malí con el mar, una pista de arcilla roja rodeada de Baobabs con su corteza gris que nos recuerda a la piel de los elefantes-
Por fin llegamos a Tambakunda a las 4 de la mañana, agotados.
El Padre Emiliano Martínez, ecónomo de los Salesianos y el Hermano José Ramón Guinea nos llevan esperando con la cena desde la desde las 9 de la noche. Nos abren las puertas del Colegio Salesiano y con infinita paciencia nos dan de cenar unos spaghetti con salsa de cebolla que han preparado con muchísimo cariño las cocineras del colegio.
Algunos aprovechan la incesante lluvia para ducharse bajo los chorros de los tejados.
Colocamos nuestros sacos y mosquiteras para un sueño de escasas tres horas.
Hoy, y gracias a la siempre presente lluvia, no hay deporte. Desayunamos y directamente el Padre Emiliano Martínez nos habla sobre la labor que llevan a cabo en centro. Imparten formación profesional de mecánica, electricidad y carpintería, a 103 alumnos, de los cuales solo 13 profesan la religión cristiana. El padre Emiliano nos explica que en la región de Tambakunda, y a diferencia del resto de Senegal, prolifera la práctica de religiones animistas. La etnia mayoritaria son los Bassari, pueblo guerrero, que luchó fuertemente contra el Islam desde el siglo XVI.
El Director de la expedición, Telmo presenta al equipo integrante de MRS 08, profesores, monitores, bomberos, equipo médico.
Los expedicionarios se dividen en tres talleres, el curso académico de MRS empieza hoy.
Juan Burgos, Ingeniero del Canal de Isabel II, imparte a un amplio grupo de la expedición una charla sobre el Agua, sobre el desigual reparto de este recurso natural tan esencial para la vida. Juan nos explica la labor de la Ong Canal Voluntarios, que esta especializada en la gestión del agua en lugares azotados por catástrofes naturales.
Malamine Gaye, nuestro profesor de historia, imparte el taller sobre la situación geográfica, historia y realidad actual de Senegal.
Ángel Sevillano, Jefe del Grupo GERA, de los bomberos de la Comunidad de Madrid y su equipo, con la ayuda de brújulas y mapas han enseñado a nuestros jóvenes expedicionarios, técnicas de orientación y supervivencia.
Bocata de sardinas y buenísimos mangos para comer.
No es día de mercado, aún así, nuestro paseo por este último ha sido una primera toma de contacto impactante. Al ser Tambakunda una ciudad fronteriza, las diferentes etnias de Malí vienen a vender sus mercadurías. Mujeres de la etnia Peul, ataviadas con sus enormes pendientes de oro, venden leche de cabra de sus rebaños nómadas. Pescado seco, frutos de tamarindo, cacahuetes de Kaolak, batata, yuca, los vendedores esperan que alguien compre…Compramos 50 “abanicos” o “paipais”, hace un calor húmedo sofocante. Dejamos “Tamba” la ultima ciudad antes de la frontera con Malí.
Llegamos a Kidira recorriendo 85 Km., vemos todo el tiempo las vías del tren que nos siguen en paralelo, solitario trayecto que solo una vez cada 15 días lleva el convoy Dakar-Bamako.
Llegamos a la frontera de Kidira. Siempre el cruce de una frontera da una sensación especial, de cierto miedo, de preguntas… ¿Podremos cruzar…? ¿Cuánto tardaremos…?
Ahora en Europa no hay fronteras, se ha perdido ese miedo mágico a atravesar.
Mar Aldaz, Maria Fidalgo y Catalina Terreros.
Crónica 21 agosto
Es la una de la mañana y acabamos de terminar de cenar. Pero podrían ser perfectamente las cuatro o las nueve de la noche. En África no existen prisas y el tiempo se concibe de otra forma. Las horas pasan lenta y pausadamente. Poco a poco me voy acostumbrando a ello…
Hemos atravesado Senegal y alcanzado Malí. Tan sólo llevamos tres días aquí, y el cansancio empieza a pasar factura. Cada paso cuesta un poco más que el anterior…Pero no puedo parar, no quiero parar. Dicen que cuando has visto la cara oculta de la luna, quieres conocerla como el salón de tu casa. Eso me está pasando. Cuando recibes la sonrisa de un niño, el saludo de una mujer con todo su cariño, la mano de un hombre que te ofrece lo poco que tiene, ¿Cómo querer parar de seguir sintiendo tantas cosas a la vez?
Hoy hemos dejado Tambakounda después de ver, oler y poder sentir su mercado y a sus gentes. Impactante como poco. Es algo que no te imaginas hasta que lo vives, no hay palabras para explicar las condiciones pero al mismo tiempo la alegría y gratitud del ambiente. Más tarde un partido de futbol con niños senegaleses, varias horas con un calor agobiante y las esperas en las aduanas no son nada en comparación con lo recibido.
Ahora Mali nos aguarda y nos quedan 22 días para llevarnos con nosotros todo lo que África nos ofrece.
Irene Salas Muñoz
Expedicionaria MRS 2008.
Crónica 21 agosto
Sin duda alguna hoy ha sido el mejor día de los que llevamos aquí. Nos hemos despertado con la amabilidad de los hermanos salesianos, ya que de madrugada llegamos a Tambakounda y fuimos recibidos en su centro.
Con mucha suerte nos hemos librado de la gimnasia debido a que estamos en época de lluvias y estas nos acompañan con frecuencia. Más tarde desayunamos y fuimos recibidos en la catedral de la ciudad por su sacerdote, el cual se ocupa dentro de los cursos que allí se imparten de la higiene en el trabajo y la moral, y pudo comunicarnos su experiencia en cooperación africana.
Cuando terminó la conferencia, asistimos a los primeros talleres organizados en grupo. Hubo tres talleres distintos: orientación, historia, y recursos hídricos. Nuestro grupo cinco pudo conocer datos del itinerario y nociones básicas de brújula y mapas, gracias al taller de orientación.
Después de comer visitamos el mercado de Tambakounda, en mi opinión una de las cosas más impresionantes vistas hasta ahora: por un lado aquel vertedero en el mismo mercado y por otro el acercamiento a la gente desde una perspectiva más humana.
Al término de la visita montamos en los ya famosos autobuses terroríficos…
¿Y qué contar de los autobuses?
Calor, calor, el más sofocante calor, y muchas risas.
Paramos en la frontera, dejando atrás Senegal y adentrándonos en Mali. Entretanto estuvimos un par de horas en “tierra de nadie”, allí surgió espontáneamente un partido de fútbol entre nosotros y jóvenes africanos. Mucha gente comentó que fue algo estupendo la integración del partido. Como era de esperar, perdimos.
¿Qué nos esperaba entonces?
Más de aquel autobús, muchas canciones, que terminaron en un “Furor” entre fondo norte y fondo sur, y risas.
¡Por fin entramos en Mali!
Primera noche al aire libre.
¿Algo que destacar?
Cada día me gusta más África….
Clara Senent Alonso
Expedicionaria MRS 2008.
Viernes 22 de Agosto. Kayes.
“Cuándo pasados muchos años, revise mis apuntes, estos recuerdos serán mi fuente de conocimiento…” Ryszard Kapuscinski. Viajes con Heródoto.
Pese a encontrarnos en la capital de la región que, junto con Djibouti, es la más calurosa de África, posiblemente debido a su alto contenido en minerales férricos en las colinas que rodean la ciudad, pasamos una agradable noche.
Una importante vía férrea camino de Bamako, ha hecho de esta zona húmeda, un crisol de etnias, entre las que destacan los Peul, los Selinkeses, los Malinkeses y los Mauros. Destaca también la riqueza de minerales, minas de oro, diamante y hierro. Malí es el segundo productor de oro del mundo, después de Sudáfrica.
La región de Kayes, zona tradicional de emigración hacia Francia, es la zona de Mali con menos población de varones de entre 15 a 50 años, mas de 300.000 hombres están trabajando en el país galo. Nos sorprende sus construcciones de hormigón aparentemente abandonadas, nada más lejos, de la de la realidad simplemente tienen un ritmo de construcción a ritmo de los envíos monetarios que llegan de Francia.
Nada más acabar el desayuno, viene a recogernos por al centro salesiano Macarena Eseverri, delegada nacional de la Cruz Roja Española en Malí. Esta navarra entusiasta, siempre de buen humor y que ha sido esencial para organizar la visita de MRS a todos los proyectos de la Cruz Roja en Mali. De verdad Macarena, ¡Mil gracias por todos tus esfuerzos y no sabemos cómo agradecerte los resultados! Nos lleva con la responsable de la cruz roja en Kayes, Safiatu Maiga una maliense increíble. Organiza todos los proyectos de la Cruz Roja en Kayes, lleva la gestión de multitud de comunidades y todavía le da tiempo para diseñar ropa en su tienda de telas tradicionales de algodón.
Tras una larga caminata, debida a la dificultad de tránsito de los autobuses por la vía de acceso al poblado, encontramos una preciosa sorpresa. Llegamos a la aldea de Diguiyan. Esperando en silencio, todo el poblado, reunido en lo que sería la plaza principal de la aldea, nos espera impaciente. Nada más divisar al primer integrante de MRS, exhausto por el sol y el calor, hacen su entrada en el poblado, el silencio se ha roto en un ensordecedor y emocionado clamo al ritmo y a la alegría, de cánticos y de bailes tradicionales. Las mujeres “Peul” se han puesto sus mejores galas para recibirnos. Pendientes de oro puro, que son la dote de las mujeres al casarse, peinados que parecen dibujos geométricos, telas de algodón de miles de colores…Con sus pies descalzos bailan bajo un sol abrasador, parecen incansables…Los hombres no bailan, tocan los tambores y unos cencerros de hierro. Cantan en conjunto hombres y mujeres “Peul” diciendo en la lengua “Fula” lengua de la etnia Peul “Guariga Tubabus” que quiere decir “bienvenidos blancos…” Desde que entramos a Mali nos hemos ido acostumbrando a que los cientos de niños que ven pasar a la expedición MRS nos señalen sonrientes gritando “Tubabus, Tubabus.”
Los chicos no tardan en unirse a los bailes, entusiasmados ante semejante explosión de color y hospitalidad.
En una breve charla, los integrantes de la cruz roja de Malí, junto con Macarena Eseverri, nos explican las diversas iniciativas llevadas a cabo en el poblado de Diguiyan. para el éxito de las cuales colaboran estrechamente ambas delegaciones de la Cruz Roja de Malí, y la española.
Llevan a cabo labores de formación y alfabetización, así como desarrollo de la agricultura, que ha pasado a convertirse en fuente de ingresos para la comunidad, en vez de mero medio de subsistencia. Principalmente cultivan maíz, bananas y mangos. También llevan a cabo labores de concienciación para la erradicación de la mutilación genital femenina. Nos impresiona notablemente el hecho de que casi todas las actividades que coordina el Consorcio de ambas delegaciones de la Cruz Roja, están principal y casi exclusivamente enfocadas a las mujeres.
Con un calor sofocante nos en dirigimos a las huertas y sembrados que hay alrededor del pueblo. La aldea no tiene electricidad, todas sus construcciones son de “Bankó” de adobe y paja, una arquitectura adaptada al medio, la arquitectura denominada Sudanesa muy característica en Mali. Desde luego mucho más natural que las nuevas construcciones de bloques y mucho más bonitas.
El jefe del poblado para agradecer la visita de MRS a su aldea nos regala una cabra viva, no podemos rechazarla, nos la tenemos que llevar, sería una ofensa terrible decir que no, para ellos es el regalo máximo a los visitantes de fuera. Nos la llevamos con una cuerda andando, como si fuéramos a pasear a un perro…
Comemos a la salida de Kayes, atravesamos el puente que cruza el río Senegal que es navegable hasta su desembocadura en Saint Louis Senegal en el océano atlántico.
Nos esperan casi 700 km a Bamako, el convoy va muy lento, en todas las poblaciones que hay en la carretera hay un puesto de policía de salida y entrada, se hace interminable explicar a cada uno que es MRS…
La carretera es recta, asfaltada, negras nubes engullen al convoy MRS en una terrorífica tormenta eléctrica, los rayos hacen que por decimas de segundo la noche se haga el más luminoso de los días.
Llegamos a la capital del Malí a las 5:30 de la mañana.
Mar Aldaz y Catalina Terreros
Crónica 22/08/2008
Eran las seis y media cuando, Pablo, uno de nuestros monitores dio el grito que nos puso a todos en pie.
Después de despertarme del sueño más placentero de mi estancia aquí, y de recoger mis cosas, me dirigí a la habitual clase de gimnasia, tras la cual venía una de las cosas más esperada por nosotros: la ducha. Una vez desayunados y listos para irnos, pusimos rumbo a Bamako, capital de Mali, pero en el camino hicimos una parada en unos de los proyectos de ayuda al desarrollo que emprendió la CR española en una comunidad llamada Diguiyan. Se basa en aumentar las cosechas en las épocas más húmedas ya que en la temporada seca, al no haber riego, no hay medios para cultivar. Para llevarlo a cabo construyeron un molino que evita parte del trabajo a las mujeres, para que se puedan dedicar más a la tierra, ya que serán esas cosechas las que les mantendrían todo el año.
Para llegar a Diguiyan estuvimos andando por un terreno de tierra roja cubierto de árboles, lo que creaba un con traste entre los colores vivos del suelo y la armonía del bosque.
En el último tramo del recorrido, el cuál hicimos en coche, nos fuimos adentrando en el pueblo; las fachadas de las casas eran de barro, de colores rojizos y al llegar al centro del pueblo una ola de gente se nos abalanzó entre aplausos, la acogida entre música y baile, las sonrisas de la gente y la confianza que nos hicieron sentir sin conocernos de nada fueron las cosas que les transformaron en los anfitriones perfectos. Estuvimos un tiempo bailando y cantando con ellos, les bailamos la macarena, formamos parte de una de las fiestas más bonitas que he vivido, y por supuesto de una de las experiencias que más me han marcado.
Francisco de la Cuerda
Expedicionario MRS 08
Crónica 22/08/2008
Nos despertamos en Mali por primera vez. Entre bostezos vamos a un descampado, donde hacemos ejercicio, que causa que acabemos todos empapados, por lo que vamos a la segunda ducha del viaje con una sonrisa en el rostro. Tras ducharnos dan la segunda alegría del día: leche condensada para desayunar. Engullimos el desayuno y partimos destino a Bamako.
De camino de Bamako hemos hecho una parada en un pequeño pueblo, que me ha hecho sentir por primera vez en África. En el pueblo, charcos con agua verde abundan. Nosotros sufriendo con nuestras botas y chanclas y los niños descalzos sonriendo a nuestro lado, sonriendo siempre. Desde ese pueblo, hemos iniciado una caminata de unos siete kilómetros, para llegar a uno de los muchos lugares mágicos de África, Diguiyan.
Nada más llegar, la fiesta a tomado el lugar. Diguiyan es uno de los lugares donde se respira África. Las casas, hechas de barro, guardan las pocas cosas que necesitan para ser felices. La llegada al pueblo ha sido una experiencia que se que nunca voy a olvidar. Los tambores, cantos y risas inundan el ambiente. Los pies blancos y negros se mezclan en los bailes, mientras se intercambian sonrisas, palabras en francés o simplemente gestos que hacen que la confianza se extienda como la pólvora. Nos han dado la bienvenida y para sentarnos han hecho un gesto que demuestra grandes diferencias entre África y el mundo: han sacado las esterillas donde duermen, para que nos tuviésemos que sentar en la tierra. Tras una palabras de bienvenida, vamos a ver realmente nos ha traído a este lugar, un proyecto de la Cruz Roja. Nos ha explicado que cultivan patatas, lechugas, tomates y zanahorias. Cogen el agua para regar de un afluente del río Senegal .
Volvemos de nuevo al pueblo donde continúa la incesante fiesta, pero muy a nuestro pesar nos tenemos que ir. Nos despedimos entre palabras en francés y sonrisas, y partimos destino a los autobuses El problema es que son siete kilómetros, con el sol de mediodía y sin agua.
Comenzamos a andar con la certeza de que lo que acabamos de vivir es único e irrepetible. En cada paso sentimos el cansancio acumulado, el sol en nuestras nucas, y la falta de agua. Cuando llevamos un tramo, vemos que los coches (que ya habían llevado a gente antes), nos vienen a recoger. Nos subimos a la parte de atrás de la camioneta y partimos con destino a Kayes de nuevo. Llegamos tras un número incontable de baches y nos mezclamos entre las gentes. Lo más increíble de la gente de África es que siempre tienen una sonrisa para ti. Estés donde estés te saludan.
Ahora nos encontramos en ella autobús, donde con ánimo, risas y cabezadas, nos dirigimos rumbo a Bamako, dispuestos a descubrir todo lo que África está dispuesta a enseñarnos.
Omar Arabi Fernández
Expedicionario MRS 08
Crónica del 23 de Agosto del 2008
Nuestro primer amanecer en Bamako. Huele a tierra mojada. Las vistas de la ciudad me gustan a pesar de que el día amanece nublado.
El día de hoy ha sido genial. Hemos dedicado parte de la mañana a hacer la colada. En Madrid es posible que no nos hubiera apetecido realizar la tarea; sin embargo aquí lo estábamos deseando. A continuación fuimos en autocar hasta un mercado y después una ranchera nos llevó por grupos al poblado donde los Padres Blancos están realizando su misión. Dicha misión consta de una escuela, iglesia y hasta una central de radio que transmite en bambara, uno de los múltiples dialectos que se hablan en Malí. Allí nos recibió una numerosa comunidad, con música, alegría y muchísimo cariño. Pasamos a la iglesia y después nos agasajaron con una comida riquísima que las mujeres del poblado nos habían preparado desde bien entrada la mañana. Comimos con las manos y nos relamimos los dedos. Al terminar de comer comenzó el espectáculo. Unos hombres disfrazados hicieron piruetas y bailes al ritmo de percusión. Nos animaron a participar y al final acabamos todos bailando en un gran círculo que no entendía de colores ni lenguas. Por un momento, no hicieron falta las palabras y la conexión surgió a partir de la música.
Me encantó bailar con los niños africanos y nos despedimos emocionados de toda la comunidad. Nos lo dieron todo, haciéndonos sentir como en nuestro propio hogar. De vuelta a Bamako una intensa tormenta nos sorprendió en la pick-up, pero esto no impidió que cantáramos de felicidad, lo cual supongo que tampoco ayudó mucho a que cesara la tormenta.
Beatriz Díez Valle
Expedicionaria MRS 2008
Crónica 23 de agosto de 2008
“A lo grande: mi cumple”
Eran las 5.30 de la mañana cuando llegamos a Bamako, capital de Malí. Apenas había abierto del todo los ojos comencé a oír una sinfonía cuya frase principal era: “Cumpleaños feliz”
Me sentí pletórica aunque algo avergonzada. Mi 17º cumpleaños se celebra en África.
Nos fuimos a dormir con el nerviosismo del día anterior. Hacia las 9:00 de la mañana nos despertamos y lavamos la ropa.
Después de esto bajamos a desayunar y el monitor Alex me puso delante de todo el mundo y me volvieron a cantar el cumpleaños feliz. Pasé vergüenza pero…me encantó.
Cuando todas estábamos medianamente aseadas nos subimos al bus. Mi monitora Luisa me hizo un gran lío y me llevaba a todas partes sin dejarme subir al bus y todo porque mis compañeras del Grupo 5 (Teresa, Celia, Julia, Natalie, Cris R, Rocío, Clara S, Sofía R., Andrea, Irene y Sara Bianos), me estaban montando una sorpresa: habían colgado un letrero gigante que ponía “FELICIDADES” y Rocío me había hecho un grafiti. Todo perfecto.
Más tarde partíamos rumbo a Faladie. Allí hemos ido durante 45km sobre el techo de una especie de furgoneta. Una sensación tremenda. Cuando llegamos al poblado el Padre Emilio nos acogió y nos enseñó todo lo que habían conseguido allí. Incluso algún habitante chapurreaba el castellano. Tras la presentación comimos arroz con carne y verduras sentados en el suelo como uno más de nuestros anfitriones, aunque ellos esperaban educadamente a que acabáramos de comer para después sentarse a comer ellos.
Más tarde, cuando todos habíamos terminado de comer hicieron una fiesta con bailes africanos típicos. Las danzas eran alucinantes con unas acrobacias impresionantes. La fiesta, que la he tomado como mía, me ha puesto la piel de gallina porque la gente te hacía sentir genial. El mejor cumpleaños de toda mi vida. Me inundo de belleza africana y rememoró enormes momentos al mirar la luna cada noche.
Carla Vaquero Izquierdo
Expedicionaria MRS 2008
Crónica del 23 de agosto del 2008
Después de llegar a Bamako a las cuatro de la mañana, el día ha comenzado mejor que nunca.
A los más madrugadores nos ha dado tiempo a lavar la ropa y directos a por un desayuno calentito a base de leche, pan y fruta. Con las pilas cargadas una fresquita ducha, sin prisas, que nos ha permitido lavarnos el pelo. Nos subimos a los buses, como destino: una misión en una aldea a una hora y media de Bamako.
En los jeeps, por un camino lleno de arena roja y el aire en la cara, divisamos los mejores paisajes en tonos rojos, verdes y azules: una imagen para el recuerdo. En la aldea nos recibieron cariñosamente con misa y una gran fiesta. Los niños se nos acercaban y con una dulce sonrisa nos daban la mano haciendo que un escalofrío de felicidad nos recorriera de arriba a abajo.
El padre de la misión, el Padre Emilio, nos contó lo que hacían e incluso nos enseñaron algunas palabras en bambara, la lengua que hablan aquí.
Nos invitaron a comer un arroz con carne, el cuál comimos con las manos. Después de la comida hicimos un corro, las mujeres se pusieron a bailar y cuatro hombres enmascarados nos deleitaron con sus mejores piruetas y acrobacias. Con pena y tristeza nos despedimos y durante el camino de vuelta una trompa de agua sorprendió a toda la expedición. Llegamos al autobús y de vuelta a Bamako. Sin duda un día africano con doble ducha.
Luz Arranz Blanco
Expedicionaria de MRS 2008
Domingo 24 de Agosto. Bamako- Moribabougou.
Comenzamos el día con el deporte habitual y posteriormente para aquellos que quieran, el centro salesiano nos ofrece compartir la misa dominical. Un coro de hombres y mujeres acompañan los cantos de los himnos con suaves danzas. Impresiona la fuerza con la que sus voces llenan la moderna capilla. Al finalizar, el coro invita a los chavales a bailar con ellos.
Extendido a los dos lados del río Níger, circular por Bamako puede resultar complicado. Formado por una sucesión de puestos y tenderetes en los que se vende casi de todo Bamako se muestra como el enorme mercado que en realidad es. Útiles cotidianos, alimentos o condimentos, incluso talismanes al más puro estilo animista, el caos circulatorio contribuye al desbarajuste de los miles de comerciantes y clientes que pugnan por conseguir el mejor precio cada día.
Inaugurado en 2003 tras la remodelación, el Museo Nacional de Malí es una interesante edificación inspirada en el estilo sudanes de los edificios de Dejené que alberga en su interior un relajante parque y replicas de diversos monumentos nacionales de destacado interés mundial como las típicas puertas de entrada a la ciudad, la mezquita de Dejenné o la tumba de…
El museo cuenta con tres salas permanentes. La primera sala dedicada a la arqueología muestra estatuillas, objetos de la vida cotidiana, restos cerámicos, puntas de flecha, pequeñas figurillas de divinidades y esculturas, hallazgos recuperados en los yacimientos más importantes del país.
Malí es conocido mundialmente por la riqueza, la calidad y la diversidad de su artesanía. Aunque cada región está especializada en una artesanía diferente, las máscaras están presentes en todo el país. Rituales o decorativas, estos objetos tradicionalmente conocidos por sus funciones religiosas o mágicas, tienen características diferenciadoras según la región de donde proceda. La colección que se expone en el museo es una buena muestra de ello.
Finalmente la última sala nos presenta la historia, técnica de tinte de índigo y diseño de los tejidos tan típicos de los tuareg del desierto.
Con pancartas y vítores de “Viva la cruz Roja” nos recibe gran parte del equipo del Centro de la Cruz Roja de Malí en Bamako, que en su día libre nos han invitado a comer. Tras los bailes de bienvenida, el director de Centro, D…, nos explica la función de la Cruz Roja en Malí y su labor respecto a la problemática emigración ilegal en todo el África subsahariana. La Cruz Roja española colabora con la maliense desde… en sus actividades por todo el país. Actualmente financia la ampliación del centro con la construcción de un nuevo edificio.
El sofocante calor del medio día no achanta a los expedicionarios que bailan los ritmos de música moderna que nos ofrece el centro hasta que emprendemos el camino en dirección a la granja Escuela Agraria de Moribabougou (en Kulikoro) dirigida por el Padre Emilio Hernando.
A orillas del río Níger y en un entorno natural impresionante, la granja Escuela Agraria de Moribabougou, proporciona la enseñanza práctica a los estudios de Ingeniería agraria impartidos en el centro salesiano de Bamako donde dormimos hace unos días.
Por la tarde continuamos con el programa académico que comenzaron en Tambakunda: Historia maliense, Técnicas de orientación y supervivencia y Reparto de agua.
Tras la cena, la proyección de la impactante película “14 kilometros” de Gerardo Olivares, nos abre los ojos a una visión muy diferente de la inmigración subsahariana.
Teresa Eizaguirre
Enfermera Madrid Rumbo al Sur
Crónica al 25 de Agosto. Lunes
Acabo de escuchar una pieza del taller de radio… a ritmo de rap. Los chavales expresan lo que sienten, lo que ven, y nos lo dicen, nos lo cantan, nos lo cuentan…
Son letras que hablan del eterno sufrimiento de los habitantes de África, pero también de su mirada, de su sonrisa, de sus ilusiones. Llevamos cinco días sobre el terreno, intensos, en los que el grupo se va cohesionando, se va formando como tal y va brotando la sensibilidad, porque lo obvio, la realidad dura, evidente de África se cuela por las rendijas del autobús, por nuestros ojos, hasta que ríes o lloras con ellos, hasta que la reflexión te lleve lentamente a sentirte mal por la suerte de quienes viven aquí.
Anoche vimos una película “14 kilómetros”, realizada por alguien que conoce bien África, y a los africanos; Gerardo Olivares nos cuenta la historia de quienes deciden emigrar, de quienes tienen que emigrar, de quienes no tienen otra opción vital para salir adelante que la de emigrar. Hoy compartimos el primer calor del día con un misionero español. El padre Emilio, salesiano, nos habla de su vida que es africana, tan lejos de Burgos. De sus experiencia en el trabajo misionero, de la crueldad y la mentira de la guerra, de cualquier guerra.
Y los chavales rapean, digieren lo que sienten, lo que huelen, lo que escuchan y lo rapean, lo devuelven con su forma de contar. Va llegando la reflexión personal, el análisis. Por eso tengo la sensación de que el campamento comienza ya a tener vida propia, energía, iniciativa, ahí reside la fuerza de esta experiencia, eso nos llevaremos todos a casa cuando volvamos a Madrid.
La realidad duele, El campamento reflexiona, la alegría del contacto con los africanos hace que la reflexión sea aún más profunda, el paisaje es hermoso, y para vivir no hace falta a veces más que un par de camisetas y un poco de arroz con cabra.
Seguimos caminando, no puede ser de otra manera.
J.A. León
Crónica lunes 25 de agosto de 2008
A la sombra de un árbol, y con ampollas en las manos de quitar las malas hierbas de la plantación de maíz del pueblo, comienzo a escribir la crónica de hoy. Han sido muchas las cosas que he visto aquí en África estos días, el color del cielo por ejemplo, que me parece diferente al de España, más claro; la brisa que a veces corre, tan agradable, incluso cariñosa o la sombra que las nubes nos da, protegiéndonos del intenso sol de aquí, han sido cosas que me han llamado la atención.
La arena rojiza de la que todo el mundo habla, característica de África y que yo, por fin he visto y pisado nos acompaña durante todo el viaje, a donde quiera que vayamos, a donde quiera que miremos.
Las numerosas experiencias que hemos vivido estos días, han tenido la oportunidad en el descanso de hoy, de ordenarse, antes del orden hubo desorden, o eso dicen.
Pablo Alberto Ferrero “Patu”
Expedicionario MRS 2008
Crónica del lunes 25 de agosto de 2008
Mouribabougou. Granja de los Salesianos.
Poema a la carta
Mañanas de arenas rojas,
Cantos de euforia entre rejas,
codos cansados en aquel lugar inhóspito…. Mouribabougou.
Ya llegan las batallas
en toalla,
el azar del agua
Cuenta el misionero, palabras,
aquellas olas del pasado…. y presente Africano, cubiertas de sangre y de vida.
Distancias de agua,
solo aguas cubriendo fondos verdes, en aquel inmenso Níger.
Labrar tierras de otros.
Grupos de gente
bañados en el sol melancólico.
Mientras, los Garífuna se encuentran allí.
Allí a lo lejos, subidos a rascacielos,
Gozando de tortelinis Italianos,
de piruletas Francesas.
De vidas ajenas.
África ¿Por qué?
Mi nombre es Nadie.
Poema realizado con 20 palabras sugeridas por expedicionarios, y hechas verso libre por el autor.
Jacobo García Fouz
Expedicionario MRS 2008
Crónica del Malarone
Lado oeste del bus:
Y el Níger silbó un hilo de plata al ritmo de latido y sentido compartidos en conjunto sensaciones extrañas que se apiadan del alma. Almas teñidas de África, con olor, arroz y especias. La vida nos da la felicidad y eso es lo mejor que existe porque sin sus sonrisas no nos daríamos cuenta de los pequeños detalles. Gracias a ellos estamos aprendiendo a valorar todo aquello que nos rodea y también aprendemos de nosotros mismos, a dominar nuestros miedos y a explotar nuestras virtudes. La felicidad es un pájaro muy difícil de alcanzar para algunos pero la ilusión y las fuerzas son lo último que se pierde, muchos nervios y una gran sonrisa dibujada en una cara oscura que transmite mucha ilusión.
Lado este del bus:
África responde a tus anhelos, gritos. Ofrece otra perspectiva, otro mundo. Pero aún así sigo necesitando sus abrazos, cuanto más conozco África más la necesito… Necesito aprender de estas personas, de su cultura, de su vida. Ver que ellos tienen mucho que mostrarme tras su viva mirada, que son más ricos porque para ellos las sonrisas no cuestan dinero. Parece que se conforman con menos, su felicidad es verdadera y no material. Una felicidad tan grande que les brillan los ojos. Ellos nos enseñan el valor de la felicidad…
De repente, un gran horizonte se abre ante mis ojos, infinito como el mar pero de color verde intenso y más allá el sol se acuesta entre nubes de colores. Un mundo nuevo, una nueva realidad acompañada de olores, esencias y perfumes especiales, que le dan su encanto. Un mundo nuevo donde despiertas con una mariposa especial en el estómago, las sonrisas son más sinceras que nunca y los llantos algo más costosos. Donde el reloj no sirve, el tiempo pasa de otra forma, en otro espacio. Otra concepción de la VIDA para otra dimensión en la que los niños son felices y no les importa la vida o la muerte. Donde simplemente sonríen.
N.B: Esta crónica se realizó con la participación de todos los expedicionarios del autobús grande, mañana escribirán los del autobús pequeño.
Los resultados fueron tan sorprendentes que decidimos aprovechar la creatividad de nuestros expedicionarios.
Crónica del día de 26 de agosto del 2008
Ha pasado una semana y qué mejor premio que Pablo nos despierte a las cinco y que diga que no hay deporte; pero no dejemos de pensar que son las cinco. Ya he desayunado y nos dirigimos en bus hacia Segou; y aquí estamos echándonos una partidita de mus.
Llevó tres horas jugando al mus, con mucha gente, pero siempre de pareja con Jorge, mi compañero de torneo y pensado que voy a dejarlo un rato.
Tras seis horas de viaje ya estamos en Ségou y vamos a ir a comer a un restaurante de lujo (en Malí).
Ahora nos vamos a remontar un pequeño trozo del río Níger en canoa a motor (pinaza) y a visitar un poblado bozo.
Ya hemos vuelto de este pequeño viaje en la ida ha empezado a llover y encima se me ha roto el chubasquero. El barquero sabía inglés y me ha contado que por proyectos ha viajado a España; su nombre era Karía. En la aldea la gente, pese a que llovía, nos han mostrado sus trabajos, en especial la familia herrera. Durante la vuelta en canoa, de noche también nos ha llovido y, como estábamos muy, muy viciados, hemos echados una partida de mus en el río Níger, Juan, Omar, Jorge y yo.
Ahora ya tranquilo y cenado estoy escribiendo la crónica sentado con Inés, Jorge, Ángel y María, en un almacén de Ségou donde también he conocido a un chico de 17 años de Valencia, Juan, que ha venido de misionero a Malí con sus padres.
Bueno, respecto a la experiencia, sí…se echa de menos tu entorno, pero sabes que esto puede que solo se viva esta vez y que a cada uno le ayudará de una manera.
Debo decir, que estoy muy a gusto para tranquilizar a las masas, que me acuerdo de todos…y que algún día me gustaría realizar un viaje como este con mi hermano Miguel, que sé que esto, con él, hubiese sido inmejorable.
Ángel Anaya Martín
Expedicionario de MRS 2008
Crónica del día de 26 de agosto del 2008
Hoy Madrid Rumbo al Sur ha despertado más temprano de lo normal. A las 5 de la mañana, entre bostezos y mosquiteras, comenzaba nuestro séptimo día aquí.
Tras unas horas de autobús hemos llegado a Ségou, un pueblo al lado del río Níger. Nuestros ojos se han encharcado y nuestra boca se ha hecho agua al ver que íbamos a comer carne con patatas fritas en un restaurante.
Hoy Madrid Rumbo al Sur vestía de otro color ha cambiado el beige de su habitual uniforme por el rojo de los chubasqueros, el rojo de la arena de África. Hemos atravesado el río en pinazas mientras llovía. Nos hemos empapado muchísimo y las botas nos pesaban tres kilos cada una por pisar tanto barro, pero ha merecido la pena.
El poblado de la otra orilla era un nuevo mundo las calles encharcadas le daban un toque mágico al lugar. Los niños, las mujeres, las cabras y las casas de adobe. Todo era mágico. Una anciana nos mostraba como realizar sus vasijas en cerámica. Moldeaba la arcilla con la facilidad con la que un niño de este continente te regala su sonrisa.
Cada ventana, cada paso que doy, cada suspiro en el que percibo el olor a especias, el olor de esta tierra, cada gota de lluvia en mi cara, cada rincón de este lugar. Me tiene enamorada.
El paseo en pinazas, o más bien la aventura, me ha hecho reflexionar sobre la inmigración, sobre la gente que lo arriesga todo.
A decir verdad todo aquí me hace reflexionar.
Este viaje me está cambiando, lo sé. Aún no sé que pasará el día que nos vayamos, pero de momento sólo puedo decir que África es increíble. Al menos sé que mañana volveré a despertar en este sitio, despertaré de mis sueños para entrar en otro.
Rocío Simón Martínez
Expedicionaria de MRS 2008
Crónica del 26 de Agosto de 2008
Hoy me levanto más soñoliento de lo normal en este viaje. Creo que es por dormir más que otros días. Mi cabeza no llega a funcionar. Automáticamente voy al desayuno. El contacto con el aire fuera del microclima creado en la habitación me despierta y me hace ser consciente del cansancio acumulado durante tantos días. El bus es un somnífero, el traqueteo unido al calor del sol me suma en un larguísimo y profundo sueño. Me despierto, siento todos mis músculos llenos de energía. Varios partidas de mus ayudan a pasar el rato hasta que llegamos.
Hora de comer, el lugar donde me meten me hace sentir como un ricachón que hace alarde de ello delante de la gente que suda para llegar a fin de mes. Por fin salimos de ahí, los niños nos acosan ofreciendo discos, collares… Las pinazas nos llevan a un increíble poblado, todo casas de barro, que tras una gran tormenta parece que con un soplido se caen. Me resulta gracioso cruzarme por la calle con cabras, gallinas, vacas…
Hay que volver ya. Dormimos en un antiguo almacén enorme del puerto de Segou.
Jorge Arrieta
Expedicionario de MRS 2008
Martes 26 de Agosto.Bamako-Segou-Kalabougou.
“Un viaje en el tiempo”
Tras una noche con tormenta, empezamos el día a las cinco de la mañana, un madrugón, que según nos dicen va a merecer la pena.
Atravesar la ciudad de Bamako en hora punta es toda una experiencia, un tráfico caótico de vehículos y de motos nos hace invertir en salir de la ciudad dos horas en las que nuestros nervios se ponen a prueba, para por fin enfilar la carretera a Segou.
La primera imagen de la ciudad está dominada por la impresionante vista del rio Niger. El lugar elegido para comer es un restaurante a las orillas del rio y a cinco metros de un embarcadero, donde unas extrañas embarcaciones alargadas, llamadas Pinazas, nos esperan para transportarnos al poblado de Kalabougou. Un cielo encapotado y amenazante nos promete una travesía bajo la lluvia y los rayos- Para nuestra desgracia, el vaticinio se cumple y más de tres cuartas partes del trayecto lo hacemos bajo una lluvia torrencial.
Arribando a nuestro destino, todas las penurias del viaje se evaporaron al descubrir que nos encontramos en el pasado. Un poblado totalmente construido en adobe, sin luz ni agua corriente, ni ninguna de las comodidades al uso, pero la simpatía de sus moradores, entonó nuestros destemplados ánimos.
Kalabougou reúne las etnias Peul, Bambara y Bozo, cada una con su tarea propia. Así, los Peul son los ganaderos, conocidos como los holandeses de Mali por manufacturar productos lácteos. Los Bambaras cultivan mijo, maíz y sorgo. Los Bozo, son pescadores que utilizan nasas cuyo cebo es mijo cocido, con el que extraen el exquisito pez capitán y carpas.
Lo más característico de este lugar es la artesanía en barro, que es labor exclusiva de las mujeres. Estas elaboran la cerámica a la manera tradicional a mano, extraen el barro de las orillas del rio y usan tintes naturales. Todo esto da como resultado unas piezas que nos recuerdan bastante a las cerámicas encontradas en la época neolítica.
Otro oficio con gran peso, es el de los “forgerons”, o forjadores, porque a las labores propias de su oficio, añaden funciones sociales de gran trascendencia, como son la circuncisión de los varones y los arreglos matrimoniales, no nos imaginamos a un herrero español ejercer de cirujano y de casamentero.
Finalizada nuestra visita iniciamos el regreso en las pinazas, y sin nos quedaba alguna duda de la importancia que tiene la alfarería en Kalabougou, no tenemos más que mirar nuestros pies que están cargados de barro. Nos es de extrañar que con tanta materia prima, este pueblo sea conocido en todo Mali por su excelente alfarería.
Por una extraña lógica que rige este país, si en el viaje de ida tuvimos lluvia, en el de vuelta nos esperó el diluvio universal, pero ninguno de los expedicionarios se ha arrepentido de la experiencia de haber hecho un viaje en el tiempo.
Jorge Cerame. Jefe Médico de Madrid Rumbo al Sur.
27 y 28 de Agosto. Salida de Segou. Rio Niger.
Segou, una ciudad calmada con reminiscencias coloniales, nos ve amanecer a las seis de la mañana. Se extiende a lo largo del río Niger, y pese al ritmo que el rio a su paso le confiere, es una ciudad a caballo entre pueblo y ciudad, con tranquilidad que le da un encanto innegable.
Tras el desayuno y el primer contacto de nuestros expedicionarios con el regateo, asistimos a las orillas del rio Níger a la charla de Sogona Diarra, Coordinadora del proyecto de la Cruz Roja contra la mutilación. En Mali el 85 por ciento de las mujeres han sufrido esta tradición tan inconcebible en occidente y tan común en toda el África subsahariana, el origen musulmán, hace que las etnias que han seguido conservando su religión tradicional animista estén en contra. Sogona Diarra es una mujer valiente, una activista por la erradicación de este rito tan aberrante, nos habla en español, con ese acento suave de nuestra lengua que solo se aprende en los trópicos. Sogona estuvo durante años en Cuba para hacer su doctorado en ingeniería agrónoma. El tema de la mutilación es un horror que nadie quiere oír, antes en Mali esta cuestión era lo normal, era casi obligatorio, ahora con gentes valientes como Sogona, la mutilación es un tema, que existe, pero que ya es tabú… Ánimo Sogona!
Un Viajero inglés del siglo XVIII, Mungo Parck, describía en su obra “Las ciudades milenarias del interior de África”, cómo era la capital del reino Bambara, Segou. En occidente han pasado tres siglos, en Segou no, nos trasladamos en el tiempo. Mungo describía como Segou era el punto de encuentro de este océano interior que es el Niger, aguas que bañan estas tierras desérticas en época seca y llenas de vida en la de lluvias. Como los viajeros del dieciocho no podemos retener todo lo que vemos, las etnias, Peul, Bozo, Tuaregs, Bambaras, Solinké, Malinkes, Shongais, Senufos, etc . Los trajes que llevan estas africanas, hechos en algodón del rio Níger que era y es considerado uno de los mejores del mundo. En Segou está la fábrica de paños más famosa del país. Llegan al puerto mercadurías a través de esta autopista del agua, el Níger.
Hacemos como todos en África, nos trasladamos con nuestra “impedimenta” como se denominaba al equipaje en el Medievo a cuestas. Todos en África viajan con enormes bultos de mercancías de todo tipo. Madrid Rumbo al Sur es africano, embarcamos en el barco, djembes, calabazas, comida, mochilas, altavoces, agua, ordenadores, vamos que nos falta la cabra que nos regalaron en la aldea de Kayes….A parte de nuestro variopinto equipo, nuestro barco lleva 6 enormes vacas vivas en la proa.
El barco “Sumare” será nuestra casa flotante durante un día y medio. Preguntamos por el nombre de “Sumare”, fue el primer general Maliense, su retrato está en uno de los pasillos de este barco. Esto es muy diferente a lo que entendemos nosotros por un barco ferry en España.
El “Sumare” empieza su periplo con MRS, navegamos hacia el norte, hacia Mopti, viendo el mapa parece como si el Niger no respetara las leyes de la gravedad.
Catalina Terreros y Mar Aldaz.
Crónica del 27 de agosto de 2008
Abrí la puerta de África y me olvidé de cerrarla, mejor dicho, la dejé entreabierta. Conocí el agrado del mijo y el amor de las especias. Inhalé el olor de sus ritmos y bailé hasta que me dolieron los huesos, aún cuando hacía rato que mi alma era la única que bailaba. Me dormí leyendo el libro que es el cielo y lloré estrellas cuando se acabó. Comencé por amarla como se quiere a una abuela y acabé necesitándola durante una eternidad. Aprendí su lengua y me dieron las gracias en español. Abracé su cultura y desee que los abrazos duraran para siempre.
Le devolví la sonrisa y África me volvió a sonreír.
Loreto Ros Vicente
Ganadora del Concurso de Cuaderno de Viaje de la Edición MRS 2007
Crónica 27/08/2008. La reina de África
En las tres cubiertas caben todos y todo, hasta lo imaginable. Caben las vacas, las motos, cientos de sacos variopintos, pirámides de racimos de bananas… incluso –aunque parece imposible- los pasajeros. El barco, con aire de vapor del Missisipi, no rechaza a nadie. Si estás a una hora indeterminada en la orilla tienes plaza, los espacios se pueden apretar hasta el infinito. Todavía, en la era del espacio, no se ha inventado en Mali una autopista comparable con el Níger, use milagro inexplicable nacido en el desierto más grande del mundo.
Estamos en temporada de lluvias, de cataratas diarias de agua, y el río ha ganado ya caudal más que sobrado para cumplir su tarea semanal, para mover a media población maliense, sobre todo a aquellos que no tienen posibilidad alguna de acceso a vehículo propio. Así las familias -desde la abuela al bebé, no falta nadie- asaltan literalmente el barco cargadas con media casa a cuestas, la comida imprescindible, la olla y la cocina de carbón, la maleta a punto de estallar, los encargos de todo el pueblo o el cubo con unos cuantos kilos de mangos para vender y amortizar el boleto. Y sobre todo, la esterilla, el territorio propio, intimidad figurada, dos o tres metros cuadrados, rodeados de bultos por arriba y por abajo, hasta los rincones más inverosímiles.
Allí en cubierta conviven, en un viaje de hasta dos mil kilómetros, repartidos en parches multicolores que albergan a ocho, diez, doce personas, por el día salón familiar, por la noche cama compartida. Charlan, cocinan, comercian, imaginamos que se aman, y esperan el paso de las horas. El tiempo no existe, si acaso el principio y el final del camino, el mundo de la ciudad al que por cualquier causa tienes que acudir y el de tu propia aldea, el destino al que volver con una gestión realizada, un familiar más de paso, o unas cuantas piezas de ropa para vender a tu gente. El barco reparte equitativamente el espacio entre los objetos inanimados –una partida de pieles de cabra, por ejemplo- los animales y los seres humanos. Todos, parte de un mismo universo, compuesto de retazos de colores chillones, olores intensos de humanidad, y el inmenso río.
Mali es el Níger, o el Níger es el padre y la madre de Níger; sus habitantes lo saben y se amoldan a su ritmo. Montados en el barco, el tiempo no corre, se detuvo seguramente mucho antes de cruzar el ecuador del siglo XX.
Compartir un viaje de ese tipo, rodeados de gente amable que sonríe en todo momento, madres que amamantan a sus niños en medio del tumulto, niños a los que les brillan los ojos cuando juegan entre pasillos y escaleras, fieles que extienden su estera y rezan cinco veces al día orientados hacia la Meca, es una experiencia inerrable. Te pueden hablar mil veces del espíritu de África, pero sólo así lo puedes entender de golpe y por tus propios medios. Todo lo importante de la vida está ahí, en el río. El agua, el cielo, la familia, lo justo para comer y los seres cercanos con los que compartir dificultades y alegrías.
Vivir el viaje, dejar pasar las horas entre el sol y la tormenta, junto a tus compañeros, junto a tus semejantes, no tiene precio. Los ruteros de Madrid Rumbo al Sur quizá no se hayan dado cuenta aún, pero tienen el virus de África irremediablemente inoculado. Cuando después alguien les cuente historias sobre las cuestiones fundamentales de la vida, ya tienen una referencia de contraste. No hay nada tan importante como aprender a entender las fuerzas del cielo, de la tierra y del agua. Dejarse arrastrar por el gran río, una corriente infinitamente más poderosa que tú.
Luís Pintor. Profesor del Taller de Radio de MRS
Crónica 28 de agosto
Amanecer en el Níger
Después de una noche fría nos hemos despertado y al abrir los ojos un río de colores rosas y anaranjados nos iluminaba.
El cielo brillaba y se reflejaba en el río, un río que no acaba. Al ver semejante espectáculo me han venido a la mente recuerdos de otros días pasados, experiencias unidas, momentos duros…
Se respiraba un gran silencio, todos mirábamos deslumbrados hacia el horizonte.
Me acordaba de mi familia, amigos; y pensé en cómo verían ellos el amanecer en Madrid. Me pregunto si es que aquí son diferentes o es que en Madrid no los valoramos y son igual de impresionantes… Eso es lo bueno de África que cualquier momento, por insignificante que sea, parece la cosa más maravillosa del mundo. Me dan ganas de no cerrar los ojos, ni parpadear ni un segundo para no perderme ni un amanecer más.
Los colores cambiaban y el sol salía, y así comenzó un nuevo día en África…
Andrés Fernández Allende
Expedicionario de MRS 2008
Crónica del 28 de agosto de 2008
Llevamos aquí más de una semana. He ido a lugares que jamás pensé que conocería y he tenido sentimientos que nunca había experimentado. Diguiyán me marcó, la amabilidad de sus gentes, lo bien que nos trataron…
Hoy, como todos los días, nos hemos levantado mu y pronto. Ya a las seis de la mañana estábamos viendo el amanecer. Hemos visto el despertar del sol en mitad del inmenso río Níger, viendo pasar aldeas cuyas casas son de adobe y paja.
Mamá, papá, Diego…quiero que sepáis que estoy viviendo una experiencia única, no lo puedo explicar con palabras porque todavía estoy asimilando lo que veo.
En el barco, nosotros estamos en la cubierta, pero en otras clases la gente se acopla entre sacos de comida y animales vivos.
Las calles embarradas, trabajar en el campo con la azada, la falta de agua y luz,… son el tipo de cosas que no te imaginas que vas a ver cuando vienes a Madrid.
Después del amanecer y el desayuno tocaba dar clases. La primera ha sido la de cuaderno de viaje, pasaba la clase mientras veíamos a la gente del barco intercambiar gallinas y otras mercancías en alguna parada en las aldeas. Los niños se arremolinaban por los alrededores. Más tarde, clase de música con los djembés y por último clase de cooperación y desarrollo.
Tras comer el arroz nuestro de cada día, bajamos a darnos una ducha con una manguera. No es que nos limpie mucho pero es genial para el calor. Mientras me secaba he ido a hacerme un tatuaje con Haenna, un recuerdo de África en la piel. Luego nos llevaron para debatir sobre la emigración. Hablando y hablando se nos fue el sol y tuve ocasión de ver una de las mejores puestas de sol que he visto nunca. Un sol naranja se escondía en el horizonte reflejado en el Níger.
He ido escribiendo a lo largo del día, que ya va llegando a su fin, entre el sonido de tambores. Para acabar, sólo decir que merece la pena dormir cinco horas, el cansancio y el calor, con tal de ver y sentir África.
Eva Lozano
Expedicionaria MRS 2008
Crónica del 28 de agosto de 2008
Amanece en el barco. Amanece, y un nido de mosquiteras y legañas calla ante la belleza indiscutible del despertar del sol de África. Tras las nubes, sus rayos salen disparados en todas direcciones y la luz se desangra por el Níger tiñéndolo todo: las plantas acuáticas que crecen en las orillas, los poblados de adobe recortados en el horizonte, las siluetas de mujer lavando en el río mientras los niños chapotean jugando en el agua. El cielo se refleja en el río. Pienso en la fotografía perfecta. En el momento ideal. Y yo estoy aquí, viéndolo con mis propios ojos y guardándolo en lo más profundo de mis pensamientos, dónde sólo yo pueda encontrarlo.
Seguimos remontando el Níger camino de Mopti. En la cubierta del barco el tiempo vuela y se transforma en algo parecido en un chiringuito: timbas de cartas, darbukas melancólicas rasgando el viento con sus tonos metálicos, acuarelas saturadas de color y formas caprichosas, rodeles de bulerías improvisadas, pero sobre todo muchas risas mientras, entre medias, tratamos de mejorar el mundo. Arriba, se respira felicidad, mientras que abajo, el tiempo se para de nuevo y las mujeres y los niños, tirados en sus esterillas y rodeada de fardos de extrañas mercancías (pan, dulces, comida que no logro identificar, seis vacas vivas en la popa, huevos…) se arremolinan alrededor de sus teteras o de un balde con arroz.
Una madre da el pecho a su bebé allí en la esquina mientras el barco sigue su rumbo…
Lucía Martín Fernández
Expedicionaria de MRS 2008
Crónica MRS III edición
29 de agosto de 2008
Viaje al País Dogón.
Recorremos la carretera que nos lleva de Mopti a Bandiágara, enclave donde comienza nuestro viaje al País Dogón. Es, sin duda, la pervivencia de costumbres ancestrales y la particular concepción del universo del pueblo dogón lo que hace que esta visita sea una de las más interesantes que se pueden realizar en Mali.
La denominación de este lugar se debe a la mayoritaria etnia, los dogones, que habitan esta vasta extensión de territorio (unos 4.000 km2) y se sitúa en un espacio geográfico que el viajero no puede dejar de apreciar, en el extremo sur de la demarcación administrativa de Mopti y en la falla de Bandiágara, límite natural de la franja meridional del sahel.
Fue a partir de 1930 cuando las particularidades de este singular grupo se dieron a conocer gracias a los estudios etnográficos del antropólogo francés Marcel Griaule, que llamado por la curiosidad, consiguió realizar la primera expedición etnográfica en el lugar y cuyos trabajos acabaron dando a los dogones notoriedad mundial. Este pueblo quedó definido como uno de los más puros reductos nativos del oeste africano, con una compleja sociedad creencias y cosmología.
El origen de los dogones no está demasiado claro ya que todos los datos con los que contamos proceden de la tradición oral, pero sí parece constatado que no son originarios e la zona que ahora ocupan y que llegaron a aquí a partir del siglo XIV. Cuando los dogones llegaron a la Falla de Bandiágara, había en el lugar unos habitantes llamados Tellem, un grupo de pigmeos conocidos como ¨hombrecillos rojos¨ dedicados a la caza y a los que los propios dogón atribuyen poderes sobrenaturales como el de volar, posiblemente debido a la situación de sus viviendas encajadas en la pared vertical de la falla así como sus enterramientos a una altura considerable. Los poblados dogones aprovecharon las antiguas construcciones de los Tellem y hasta hace muy poco han vivido encajados en la falla, recientemente han abandonado este emplazamiento para bajar a la llanura mas accesible y mas cercana a sus campos de cultivo. Resistieron a la propagación del Islam hasta hace relativamente poco tiempo y aun siguen manteniendo sus ritos y costumbres.
Los poblados dogones conservan una estructura similar bien se encuentren en la falla o en la ladera, las casas de planta cuadrangular son de adobe y de pequeñas dimensiones ya que cada una es ocupada por un miembro de la familia y las de planta circular son graneros para guardar el excedente.
También cuentan con la casa de la palabra donde los ancianos deliberan los temas que atañen a la comunidad. Llama la atención la baja altura del techo de esta construcción y la explicación que nos dan no deja de sorprendernos. Cuando las discusiones son arduas y las negociaciones difíciles, los jefes tienden a levantarse y el ambiente se caldea, la altura del techo evita que esto ocurra… ¿Podríamos imaginarlo en el Congreso de los Diputados?
Es quizá la cosmología dogón lo que llamó la atención de muchos científicos e hizo que se intentarán aproximar a la comprensión de su compleja visión. Un reducto del pasado que ha sido capaz de conservar hasta la fecha costumbres ancestrales que le hacen ser único.
La expedición MRS tuvo la suerte una vez más de disfrutar de un lugar único y poder viajar en el tiempo de la mano de este curioso pueblo.
Nos acogen para dormir en la aldea de Teli. Nos instalamos en el campamento frente a un viejo baobab y un guía local nos acompaña para mostrarnos las peculiaridades del día a día de sus habitantes. Al día siguiente, a primera hora de la mañana, hacemos a pie un largo camino (24 km), atravesando la falla a través de una angosta brecha, lo que nos permitió visitar distintas aldeas como Ende, Yabatou, Dondjourou, Indeli, Bagnematoo. Todas estas aldeas de la falla son hoy Patrimonio de la Humanidad.
Al caer la tarde, acudimos a la ceremonia de las máscaras en la que los distintos clanes ataviados con trajes representativos de animales y seres mitológicos celebran danzas rituales. Después de 13 horas de marcha, regresamos al campamento.
Al día siguiente nos despedimos del País Dogón y de sus increíbles habitantes con una visita a la aldea de Shongo. Coronando el poblado se encuentra la gruta donde cada tres años se celebra el ritual de la circuncisión de todos los jóvenes de la región de entre 12 y 14 años. Este rito de iniciación y de paso a la vida adulta, queda retratado en el abrigo rocoso con una serie de pinturas representativas de cada tribu. Las primeras pinturas datan del siglo XVI y esta costumbre permanece viva aún hoy en día.
Luisa Moreno y Olga Escalona.
Monitoras y Profesoras de Cooperación y Arqueología
Crónica 29 de agosto
Los rayos del sol y el calor hacen que nos despertemos sobresaltados.
Hemos dormido en el autobús. Miramos por la ventana y por las mosquiteras deducimos que algunos han dormido fuera.
Ponemos rumbo al País Dogón y la Falla de Bandiagara se dibuja en el horizonte rocoso. El paisaje erosionado capta nuestra atención. Nos hace abrir los ojos, nunca hemos visto nada igual. Desconcertantes cascadas de unos cien metros compiten con el abrasante calor del sol para dominar nuestro ánimo y nuestros pasos.
En el País Dogón habitaban unas pequeñas personas de apenas metro y medio. Estos eran los pigmeos, autóctonos del sur de África que alcanzaron tierras malienses y se asentaron en la falla.
A la llegada al campamento nos encontramos ya con niños cargados de collares y vendiendo calabacesdispuestos a brindarte una sonrisa a cambio de unos cefas.
Comemos un perolo de mix de callos, fabada y albóndigas, e iniciamos el ascenso para ver los graneros y las casitas de los Telem, antiguos habitantes del País Dogón. Las cuestas no se nos olvidarán fácilmente.
Inicio del atardecer y con ello el baño en una gran cascada que nos hace olvidar el cansancio, el calor y el sudor.
Gracias a todos por este día o, como dicen en la lengua Dogón: guana abarka.
Nos acercamos al ecuador del viaje y las fuerzas comienzan a flaquear pero tranquilos papis, aguantaremos…
Sofía Rodríguez y Andrea Yuste
Expedicionarias MRS 2008
Crónica del 29 de agosto del 2008
Después del viaje en barco de dos días llegamos por fin a Mopti. Pero el trayecto hacia el País Dogón no había terminado. Subimos en autobús y ahí hemos dormido esta noche.
Ya por la mañana nos hemos repartido entre camiones, minibús y picks-ups para hacer la ultima parte del viaje. Los paisajes verdes que llevábamos viendo hasta ahora han sido sustituidos por un paisaje más rocoso, pero no por eso menos bonito.
Después de una pequeña caminata hemos visto de lleno el paisaje de los pigmeos. Casitas pequeñas construidas al borde del acantilado.
Los antiguos pigmeos que vivían allí enterraban a sus muertos en las cuevas de la cara de la falla.
Los monitores no han podido con nosotros y al final todos hemos acabado bañándonos en una especie de poza con una cascada. Estábamos todos con unas ganas de meternos, en parte por el calorazo que ha hecho, y en parte porque llevábamos ya una considerable cantidad de suciedad encima.
Los niños del poblado han estado jugando con nosotros en el agua.
La cascada es alucinante, enorme y con mucha fuerza, muchos nos hemos metido debajo y nos hemos dejado refrescar por el agua que caía desde cien metros por encima de nosotros. Era tan impresionante que cortaba la respiración mirar para arriba.
Creo que hoy la sensación de compañerismo ha aumentado al vernos a todos juntos ahí metidos.
El cielo se encapota y los nativos nos avisan de que viene una tormenta. Finalmente, la tormenta eléctrica va acompañada de una de esas lluvias típicas de época de lluvias pero dormimos a cubierto en la escuela de Teli.
Natalie Sherri
Expedicionaria de MRS 2008
Crónica del 30 de agosto 2008
Al despertar, olor a lluvia y a tierra mojada. Como cada mañana, África nos llena los pulmones y nos marca un poco más.
Hoy es un día diferente: por primera vez dormimos más de seis horas y la gran falla del País Dogón espera a la expedición ansara. Las ocho de la mañana y ya corremos cerrando brechas en el pelotón.
Tierra roja y maizales a nuestro alrededor. A nuestra izquierda la inmensa falla de cascadas y poblados. Aquí da igual todo, simplemente necesitas levantar la vista una vez más para darte cuenta de lo vivo que estás. Más gente. Más niños que se arremolinan a nuestro alrededor. Quién no quisiera compartirlo. Unir ojos de obsidiana y piel blanca, con chocolate y mirada de agua. Cocktail de amor, del sentimiento del rincón más lejano al que podemos viajar. Sueño de todos y privilegio de unos pocos… Miro hacia arriba, hacia las rocas más altas, y algo dentro de mí se remueve. Recuerdo el despertar de hace tres días. Luna de Cheesire en el cielo, una sonrisa más de África que nos invade, algo indescriptible, aquí todo se siente más profundo.
Conforme asciendo voy siendo consciente de dónde estoy. Rodeada de vegetación, de roca roja. De perfiles escarpados y brechas, de poblados que recogen una altura muy diferente…Escalamos cual lagartijas y el viento sopla nuestros rostros pegados a la fría roca, tan cerca que casi podemos saborearla. Ya lo sé. Ya lo sabemos todos. Es nuestro paraíso, es todo lo que necesitamos después de horas. Es todo lo que necesitamos sentir, que África sigue anidando en nuestros pulmones, en nuestros ojos, que atraviesa nuestra piel… La cima y el horizonte es la mejor visión de todos pero no habría foto en la que se pudiese reflejar. Más adelante, rascacielos, esencias de película y sabor a sed y hambre en la boca. No dura mucho. Nos reciben, comemos, descansamos. De repente colores, morado, verde y amarillo. Movimiento y gritos de animales, música y cánticos. Flamencos hermanos, no estar soñando. Creo que hasta aquí es todo lo que puedo decir, ahora solo tenéis que cerrar los ojos e imaginar…
Inés Albert Jover
Expedicionaria MRS 2008
Crónica del 30 de agosto de 2008:
Cubiertos por una mezcla de sudor, lluvia y arena. Arena que según todos repiten es roja y me gustaría saber qué significa “ser roja”.
Pie derecho, pie izquierdo. De repente las manos ocupadas por otras manos iguales pero un poco más pequeñas. Dicen todos que son negras y me gustaría saber qué supone “ser negras”.
Siento calor pegajoso en la espalda y me imagino abriendo las puertas de cartón de la roca. El horizonte que noto va dejando de ser llano y mi postura se parece algo más a la de un mono. Suena agua y los pájaros marcan el compás. Creo que los árboles son grandes aunque me gustaría saber qué es el “color verde”.
Y una vez más me gustaría saber qué es el “vértigo”. Preguntas, más preguntas.
África es todos los adjetivos absurdos, que no entiendo, que no me sirven para describir absolutamente nada pero parece que hacen la narración bonita. Epítetos que se utilizan para simplificar las horas muertas de una vida cuyo único fin es ser vivida. No puedo apreciar, y no es debido a falta de sensibilidad, el colorido y las vistas de este lugar. Pero la emoción la huelo, el sabor lo oigo, degusto sus palabras y puedo tocarla a ella entera. Con los ojos muy abiertos es el relato de un ciego.
Marina Avia Estrada
Expedicionaria de MRS 2008
Crónica de Djennée
Lunes, 1 de Septiembre de 2008.
Estamos en Djenné, la ciudad más antigua del África Subsahariana, situada en el montículo de una isla del río Bani, cuya fundación se remonta al siglo III a.C.
Es día de mercado y por tanto, lugar de cita para todos los habitantes de los pueblos circundantes. La vieja villa tiene aire a verbena, con el ajetreo y la esencia vibrátil de los vendedores que van y vienen, pregonando cada cual su mercancía en medio de una muchedumbre abigarrada que prolonga, a lo mejor sin darse cuenta de ello, el famoso Sójul Lar Báhi (mercado de los miércoles) de los árabes que ocuparon la ciudad en 1591. En Djennée visitamos la Mezquita de Komboro, que debe su nombre al vigésimo sexto rey que transformó s palacio en un lugar de culto musulmán al convertirse al Islam en 1280. Fecha a partir de la cual Djennée irá convirtiéndose en un importante centro islámico en el que los marroquíes (1591), los Peul de Macina (1819) y los Tuculeu de Cheikh Oumar Foutiyou Tall (1862) se encargaron de propagar el Islám.
Buena prueba de la enorme labor que realizaron son las 42 escuelas coránicas, la biblioteca islámica y la casa cultural que existe hoy en Djennée, que sigue haciendo de esta manera honor a su reputación de ciudad erudita y santa.
Erudición y santidad que no impiden sin embargo ciertas prácticas pagano-animistas (son numerosos los curanderos tradicionales y los chamanes que proponen al visitante sus cuernos, polvos y pieles milagrosas) entre las cuales, la más curiosa fue la dictada por los mismos jefes religiosos que mandaron sacrificar en 1893 a la joven virgen Bozo Djénepo Tapama (que fue emparedada) viva para proteger la ciudad: su tumba es hoy objeto de todas las curiosidades.
Pero este sacrificio, que no sirvió para nada, porque no consiguió evitar la ocupación de Djennée por los franceses (Archinard) de cuya presencia dan cuenta hoy la aludida Mezquita de Komboro que los galos renombraron en 1907 (bajo petición del jefe religioso Almamy Sonfo, con el visto bueno del gobernador de las colonias William Ponty) y el cementerio católico que se ha conservado por el empeño de los lugareños, muy orgullosos de que Djennée, no un edificio sino la ciudad entera, fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Malamine Gaye,
Profesor de Historia MRS 2008.
Crónica 02 septiembre:
Muchos jóvenes de Madrid se presentaron
A luchar por una plaza en un inolvidable viaje
Duras pruebas durante dos días
Ratos de incertidumbre el domingo e
Increíblemente estamos ahí, cien juntos
Dirección África
Ratos largos de autobús, todos
Unidos por la misma ilusión, doscientas
Manos blancas listas para ayudar
Bajo el sol abrasador todo se ve más duro
O simplemente se ve lo real
Aquí la gente nos ve como tubabus, pero
Los niños nos ven como un amigo
Son pocos días por estas tierras, pero
Un trozo de ella estará siempre en nuestros corazones
Recuerdos que marcan nuestro camino.
Luz Arranz
Expedicionaria MRS 2008
Crónica del 02 de septiembre
Despertamos por la mañana en un paraíso terrenal. Pronto nos vemos inmersos en un largo viaje de autobús, viaje para pensar y soñar mientras dormimos, Bamako nos espera. Pienso y el cúmulo de sensaciones, de experiencias que invaden mi mente empiezan a pesar en mi espalda. ¿Qué pasa exactamente en este continente? Me nubla, me invade, me enamora, me horroriza, me confunde, me disipa y, además lo hace todo a la vez. Tengo un nudo en el estómago que me produce una intensa sensación de agobio, ahora África me nubla, y entonces, sueño. Dentro de mi sueño hay una sirena que me trasmite la paz que ahora necesito. Tiempo después despierto y ese nudo ha desaparecido, gracias Sirennetta. Río y siento al lado de mi amiga Andrea, entonces vuelvo a pensar. Me doy cuenta de que los contrastes, las sonrisas, los olores y, en definitiva la vida da mucho que pensar.
Berta Gutiérrez
Expedicionaria MRS 2008
Crónica del 2 de septiembre
África…jamás imaginé un paisaje así, verde. Tierra de luz blanca y de leyendas: baobabs cayendo del cielo, vírgenes que curan el SIDA, sacrificios para proteger la ciudad…La arcilla nos mancha las botas y las sonrisas perfectas nos alegran el alma.
Reflexiones entre todos para comprender mejor.
Saboreo cada segundo para no tener que llorar después.
Los últimos días nos han impactado mucho, contrastes: paraíso Fogón y cloacas de Djenné.
La lluvia nos acompaña un día más. Amanece, hoy sobre un colchón. El deporte matutino tiene sorpresa: piscina.
Lujos que habíamos olvidado. Pronto dejamos Teriya Bugu atrás así también el centro de turismo solidario. Empezamos con días duros de saunabus. Mus y baladas nos acompañarán un día más. La expedición de tubabus hoy vuelve a Bamako. Tras interminables horas atravesando campo salvaje, entre charco, pasando controles policiales, llegamos a la embajada española en Malí con la caída de la noche. A pesar del retraso, nos recibe una mesa de canapés y refrescos. Esta noche repetimos noche en la escuela en la que paramos a la ida. Cuesta aceptar que hayamos empezado el regreso. Pronto habrá que despedirse de Malí. Ha sido un día tranquilo
Madrid salió de expedición lejos del turismo convencional rumbo a conocer la otra cara del mundo, a sentir el sur en toda su amplitud…a cambiar la mirada…
Allí: hermanos y amigos se examinaban hoy. Suerte. Las clases han empezado sin mí, pero mi lugar está aquí.
Laura Bonacasa
Expedicionaria MRS 2008
Crónica 03 de septiembre 2008
Un día más en el mundo sigue su curso al amanecer los pájaros cantan, las calles se llenan de gente corriendo queriendo robarle un minuto al reloj. De jóvenes con una multitud de sueño por cumplir y con más pájaros en la cabeza que los que cantaban al despertar.
Así empezaba el deseo que hizo que hoy pudiera estar aquí. Valorar el momento, lo más importante.
El reloj en África no necesita pilas y la incertidumbre de no saber lo que haremos en las próximas 24 horas te hacen sentir dueño de nada, con libertad para todo.
El espíritu de superación hace que cada día sea especial, hace que levantarse a las seis de la mañana para correr y hacer flexiones, tenga sentido.
A medida que el tiempo pasa, los sentimientos son más fuertes, los debates en el autobús, más interesantes y el cariño entre nosotros casi familiar.
Lógicamente los malos momentos también existen, con ellos aprendes a convivir sabiendo que no siempre puedes hacer lo que te apetece o estar donde desearías. Sin embargo, todo eso te hace crecer y pensar de forma distinta.
La realidad africana es muy difícil de comprender, pero si algo he comprobado, es que de los que estamos aquí ninguno piensa igual que los demás. Todos vemos el problema con perspectivas diferentes pero con una misma intención. Un día cualquiera, un objetivo infinito.
Ya veis, las horas de autobús dan para mucho, bolígrafo en mano, viendo el paisaje nocturno y con el frontal encendido; intentando explicaros en pocas palabras, que aquí la vida es muy diferente, que la convivencia se debate entre sonrisa y carcajada, y que el espíritu legionario hace superarnos día a día.
Jesús Rodrigo López
Expedicionario de MRS 2008
Crónica del 3 de septiembre de 2008
Amanece, bajamos a las pistas del colegio en Bamako, allí espera Pablo ya preparado para el entrenamiento. Hoy ha tocado correr bastante y he notado como ya no solamente sino también mi cuerpo, se van fortaleciendo con el ritmo africano. Después de ducharnos y recoger, tiempo libre. Unos jugamos al baloncesto, otros al fútbol, unos hablan, otros ríen, cuando nos disponemos a partir surge un problema: el camión no arranca. El imprevisto es aprovechado, escuchamos la conferencia de Malamine sobre el País Dogón. Por fin, después de una temprana comida, el autobús sale. Aquí pese a pasar horas y horas en él, no me pesa.
Por la ventana, el verde y el rojo del paisaje se entremezclan con gentes de miradas negras y sonrisas blancas, aldeas, campos, baobabs, colinas, atardeceres …pasan ante mis ojos.
Dentro del bus, canciones, juegos, risas y conversaciones. Cada día conocer el interior de las personas me ayuda a reafirmar lo que soy y me hace aprender y comprender mejor.
Ya ha anochecido y con el traqueteo reina la paz entre los sueños de la gente un día más el sol nos ha unido y mañana nos visitará de nuevo.
Expedicionarias de MRS 2008
Poema 04 de septiembre 2008
Arena que el aire arrastra.
Fuego de un sol que abrasa.
Ruido, bullicio en el recuerdo.
Inclemencias del clima y la vida.
Corazones abiertos y caras alegres.
África.
José Miguel Pérez Tablado
Expedicionario MRS 2008
Crónica del 4 de Septiembre de 2008
El tiempo en África vuela.
Cada vez me resulta más difícil, y me imagino que les pasa igual a todos mis compañeros, expresar lo que estamos sintiendo aquí en unas breves líneas.
Hoy nos esperan unas “quince horas“ de autobús cruzando la frontera, pero esto no es lo más importante del día sino la reflexiones que uno tiene durante el trayecto.
Imágenes, sonrisas, lugares… Se agolpan en la mente esperando darse a la luz.
Queda aún bastante viaje, pero Malí ya está visto y simplemente quiero contaros detalles, sensaciones hasta el momento.
Valorar lo que se tiene es una asignatura que ya tenemos aprendida porque aunque a veces no nos damos cuenta: ir al servicio con un cubo lleno de agua para “tirar de la cadena” o con una azada, dormir en esterillas en el suelo, comer lo que te dan (arroz) sin rechistar. Te da a entender lo agradecido de que debes estar día a día por TODO lo que te rodea.
También, aunque esta experiencia es única y no la cambiaría por nada, de vez en cuando echo de menos a mi familia, mis padres, a mi hermano Rodrigo, porque aunque en todos los lugares nos reciben como en casa, los recuerdos dulces de España también se abren un hueco entre las nuevas sensaciones que percibimos.
Cambio de tema, este viaje me ha servido, hasta el momento, para relajarme, ampliar fronteras y aprender de gente tan diferente a nosotros que te ayudan en lo que pueden y te transmiten todo su calor, con su más amplia sonrisa.
Abrir los ojos, observar la mente, comprender el alma, sentir que África penetra en ti.
Patricia Martínez
Expedicionaria MRS 2008
5 de Septiembre de 2008.
He visto una luz al despertar,
y al abrir los ojos
todo se mostraba de tonos rojos.
El amanecer hace al sol nacer
y con el las sonrisas florecer.
África es especial,
Por sus gentes, paisajes, cultura
Todo me resulta inusual
Viven con una tranquilidad
Que me llena de felicidad
La pobreza no les hace cesar
Sino que intentar mejorar
Intentan aprender
De lo poco que pueden tener
La naturaleza
Les ayuda a crecer
Dándoles frutos para poder comer
La vida es dura,
Día a día y a veces oscura
Con este viaje inolvidable
Veré la vida
De otro modo más amable
Para finalizar África
Nunca se me va a olvidar.
África es fascinante con muchísima cultura, historia, música, etnias, paisajes, que a veces queda olvidado. Lo que más me ha impresionado es que todos estos días, que no son pocos, los africanos nos han mostrado su generosidad y felicidad. Y siempre al llegar a los proyectos que había en los poblados, no daban la bienvenida paralizando incluso su vida cotidiana. Los niños se te agarraban y te mostraban su mejor sonrisa. Hoy por fin hemos atisbado agua. Mereció la pena hacer más de 15 horas en bus para llegar al campamento playa de Djembering a las cinco de la madrugada porque hoy hemos visto el amanecer dándonos un baño que parecía el paraíso. Después de ese momento mágico hemos montado en pinaza a la isla de Cachouane donde hemos visto dos proyectos: el primero un centro de salud en el poblado apenas sin medicamentos y el segundo donde hemos visto un niño que nació hoy con su madre en brazos, con apenas medios. Fue un momento muy bonito. Después comimos, como no, arroz y pescado y de ahí otra vez al campamento donde hemos hecho una carrera por caminos de barro para llegar a ver el atardecer en la playa, sin éxito aunque el baño no nos lo ha quitado nadie. La cena ha sido en la playa al lado de una hoguera donde por primera vez hemos comido gambas y después arroz. Y para acabar este día tan bonito fiesta en la playa. Yo estoy bien, besos y un saludo.
Carlos Martínez Sastre
Expedicionario de MRS 2008
Crónica del 5 de septiembre del 2008
Aquí estoy, tumbada en una hamaca viendo las playas de Cassamance, viendo el anochecer (suena muy típico tópico, pero verdaderamente ha sido así)…
Bueno, realmente para mí, hoy ha sido un día alucinante. Esta playa es una maravilla creo que me he dado cuenta por fin de donde estoy… de lo que creo que estoy viviendo. Ha sido un día tranquilo, pero excitante a la vez, uno de los más provechosos para mí.
Casi mejor empiezo por el principio: el caso es que hoy había una marcha para visitar un proyecto de cooperación financiado por la Cooperación Española y por Asociación por la Paz y el Desarrollo (que seguro que también ha estado genial)… Por una parte casi mejor quedarte porque de vez en cuando, viene bien estar en grupos más pequeños, que en el fondo somos más de cien… Nos hemos tostado y todo.
Ahora en serio, gracias a este día, soy más o menos consciente de dónde estoy y de lo que creo que hago aquí, aunque como en todo, tiene sus más y sus menos. Creo que he descubierto lo que es felicidad y eso es algo que siempre me había preguntado (dicho así, parece algo poco meditado).
Es algo inexplicable, pero que todos sentimos aunque no lo sepamos, es algo que nos llena completamente.
Por ejemplo, en este instante soy feliz, puede que eche de menos a mi gente, pero sé que ellos saben que estoy bien. Este instante en mi vida, es único, así que, ¿por qué no aprovecharlo y simplemente ser feliz?
Como hoy me apetece, hoy voy a poner una cursilada que creo haber descubierto durante el viaje. Sonrisas que se quedan en el camino esperando poder y querer seguir sonriendo.
Blanca Martínez Román
Expedicionaria MRS 2008
Crónica 5 de Septiembre de 2008.
Ayer la palabra playa causó en nosotros gran euforia y el autobús se volvió loco durante las ocho horas que aun quedaban del viaje. El olor a mar se notaba en el ambiente cuando bajamos del autobús, y hacinados en las pick-ups llegamos a través de un camino… Dejémoslo en turbulento. Llegamos de madrugada a la “tierra prometida”: una increíble playa con aires tropicales.
La dulce voz de nuestro encantador Pablo nos ha despertado esta mañana para nuestra muy esperada sesión de deporte. Después de sudar bien la camiseta llegó el momento de nuestro merecido descanso. Todos corrimos en estampida a darnos un buen revolcón con el agua. Tras el desayuno conseguimos lavar por fin nuestra ropa, que ya se acumulaba en la mochila, dejando un intenso olor a amoniaco digamos, lo que nos produjo una nueva sensación. Nos ponemos en marcha a un proyecto financiado por una ONG senegalesa y cooperación española, teniendo que llegar al poblado en pinazas. Somos recibidos con música y alegría, como viene siendo habitual. Es uno de los poblados privilegiados, porque cuenta con una casa de salud, casa de maternidad, donde vimos a un bebe recién nacido, y a su madre. También vimos un proyecto para jóvenes. Aun así las urgencias sanitarias siguen siendo un gran problema en este lugar. Después de una agradable comida, volvemos a nuestra playa, y ya sin sol, no podemos evitarlo, corremos con lo puesto de nuevo al mar, donde sin ninguna duda la emoción y la amistad surgió entre nosotros, apretando lazos. La cena se nos ha presentado como un banquete de gambas, sacándonos de nuestra habitual dieta de arroz. Ya se oyen de fondo los tambores en la playa….una hoguera…
PD: Padres y madres de expedicionarios de MRS 08 esperamos que a nuestra vuelta nos hayáis preparado nuestro plato favorito (a ser posible que no sea arroz) y algo fresquito.
Esto es fantástico, os queremos!
Clara Pozas
María Otero
Expedicionarias de MRS 2008
Crónica 6 de Septiembre de 2008.
Tras el amanecer y la matutina sesión de deporte nos dimos un refrescante baño en el océano Atlántico, océano que baña la costa de Senegal y cuyas cálidas aguas producen el pescado del que nos alimentamos.
Debido a la tromba de agua de la noche anterior, los caminos estaban embarrados y prácticamente intransitables, lo que dificultó nuestro traslado al proyecto de CPAS (Centre de Promotion Agricole et Sociale). Josep Giménez, responsable de la ONG nos presentó el mismo y respondió amablemente a todas nuestras preguntas.
El proyecto consiste en una explotación agrícola de pollos, huevos, conejos y cerdos que se comercializan en la región. Los beneficios de estas actividades, revierten directamente en la continuación del desarrollo del proyecto, que hasta la fecha ha empleado, directa o indirectamente, a más de 5.000 personas. No solo se caracteriza por su sostenibilidad, sino que también cuenta con una escuela de formación agrícola y ganadera para jóvenes de la región.
Tras la comida, visitamos una cooperativa de mujeres en Djembering. Estas mujeres se han unido de manera voluntaria para la fabricación y comercialización de muñecas artesanales Diola, etnia mayoritaria en esta región de la Casamance. Gracias a esta iniciativa, se han podido mejorar las prestaciones sociales de la comunidad. El pueblo cuenta ahora con una digna maternidad y una escuela de día para los más jóvenes.
Una marcha de varias horas por la playa nos condujo de vuelta al campamento donde tuvimos tiempo de hacer la colada y de preparar nuestros macutos par el largo viaje de vuelta a Dakar. Sancho González-Green sobrevoló con su paramotor, sorprendiendo a los nativos que se lanzaban cuerpo a tierra ante la llegada de la máquina voladora. Esta divertida escena nos abrió el apetito, y cenamos pescado autóctono, adquirido previamente en un poblado de pescadores, y preparado en la hoguera en torno a la que nos sentamos.
Alex Von Kursell. Monitor Madrid Rumbo al Sur.
Crónica día 6 de Septiembre de 2008
La claridad del día y la voz de Pablo nos despertó como siempre. Cinco minutos para despejarse, vestirse y recoger antes de hacer deporte. Flexiones, estiramientos y carrera por la playa fueron nuestro deporte del día.
Los leves rayos del sol relejan nuestros cuerpos en la arena, unas vistas de todos corriendo totalmente indescriptible.
Un desayuno breve y a los pick-up con destino a un proyecto en una granja. Allí vimos un montón de animales y avances en agricultura y ganadería del proyecto del Cepas. Nos quedamos hasta la hora de comer, el arroz con pollo voló de nuestros platos, estaba buenísimo y nos sació completamente. El segundo proyecto del día fue una fábrica de muñecas de trapo dirigida por mujeres. Todas las muñecas eran preciosas y hechas a mano. Nos gustaron tanto que muchos de nosotros quisimos comprar alguna. En el mismo poblado había una maternidad que personalmente fue lo que más me gustó del día. Al entrar y ver a las mujeres sentadas en las camillas con sus bebés sentí unas ganas enormes de pararme y hablar con ellas pero al no saber francés no pude darles la enhorabuena. Después de esa increíble sensación volvimos al campamento dando un paseo por la playa. Estábamos muy cansados y nos dolían los pies pero eso no nos impedía continuar. Un paseo por una de las playas de Senegal nos tiene todos los días. Ya en el campamento, nos metimos en el mar y esperamos en la arena para ver la impresionante puesta de sol. Había alguna nube en el cielo y nos impidió ver el atardecer en su totalidad. Cuando el sol se escondió, muchos decidieron jugar al fútbol o tumbarse en la arena, yo preferí quedarme sentada en la orilla pensando en que este viaje ya veía su fin y que la realidad de aquí ya estaba influyendo en nuestras vidas y que continuará haciéndolo a lo largo de ellas. La cena fue en la playa alrededor de una hoguera y después, a dormir, que el día siguiente nos esperaba.
Virginia Gutiérrez García
Expedicionaria MRS 2008
Crónica día 6 de septiembre del 2008
Tras haber pasado una noche surrealista, el día amaneció bueno pero no del todo para mí. Por la noche al estar durmiendo en el exterior, me cayeron unas gotitas de agua, pero no les hice caso ya que no eran demasiadas, hasta que de repente me empezaron a caer cubos de agua atravesando la mosquitera.
Me desperté y al abrir los ojos pensé que estaba sobre nosotros el huracán Katrina. Mi compañero y yo nos pusimos el saco de dormir que estaba empapado sobre la cabeza y fuimos a refugiarnos bajo techo durante toda la noche, guiados por algunos monitores que nos reubicaron y nos cedieron sus camisetas secas.
A la mañana hacía un día espectacular, y como muchos de mis compañeros decidí quedarme a descansar y disfrutar de un día de relax en la playa. A cambio me quedé sin poder visitar los proyectos de la granja y la fábrica de muñecos de trapos. Toda la mañana estuve paseando por las espectaculares, blancas, largas y vírgenes playas; que juntándose el cielo, el mar, la arena y la selva, hacen la mejor mezcla explosiva para poder relajarse y poder disfrutar del paisaje tan bonito de la costa de Senegal.
Después del paseo, como no, siempre viene bien un buen baño. A media tarde estuvimos limpiando el pescado para la cena en la orilla del mar: aprendimos a como abrirlos y a limpiarlos por dentro.
Al atardecer todos juntos, en el campamento, el paisaje se volvía de estar de color azul a pasar a ser naranja, y más tarde el sol se escondía y se volvía todo el cielo y la arena rosado.
A la noche cenamos los pescados, asándolos en una hoguera en la playa al estilo de una tribu de la zona. El día a pesar de no haber podido ver los proyectos; fue un contraste de luces y colores.
Hugo Requena Huerta
Expedicionario MRS 2008
Crónica 06/09/2008
El pelotón ya se ha desmarcado a lo lejos en la playa y yo vuelvo a ir cerrando grupo.
Llego al campamento a tiempo para desayunar algo rápido y aprovecho la mañana para lavar la ropa atrasada en un grifo enfrente de los porches. Esta noche la lluvia nos ha sorprendido y los más afortunados nos hemos acogido en las habitaciones, así que los porches presentaban un aspecto bastante caótico después de la tormenta. Y la calma llegó dando paso a un día espléndido: la gran parte de los expedicionarios fueron a visitar un proyecto de cooperación pero otros tuvieron que quedarse por que pertenecían al grupo de música y el grupo de radio y tenían que hacer dos programas de radio y componer una canción sobre el viaje.
Como hoy era día de pesca, fuimos a comprar pescado recién traído en pinaza del mar con la idea de ofrecérselo a los expedicionarios como cena, en un plan divertido como es el de hacerse ellos mismos unas brochetas y cocinárselo en el fuego de campamento que ardía en la playa. Al final hasta aprendimos a cómo limpiar las lisetas y lenguados, aunque, como además había cena, muchos pescaditos se quedaron pinchados en la arena esperando a que alguien les hincara el diente mientras se cocinaban lentamente al calor de las brasas.
Loreto Ros
Ganadora del Concurso de Cuaderno de Viaje 2007
Poema 07 de septiembre
África amanece
Como una joven maltratada,
Voces desesperadas
Que gritaban con la mirada.
El sol aún no ha salido,
Espera, ten mucha calma,
Que cuando salga te mostrará sin miedo
Espíritu, fuerza y alma.
Sonrisas transparentes
Con las que intentan esconder
Con todo el daño sufrido
Porque el hoy es el ayer.
Su rostro oscuro,
Su piel cansada;
Duro es el camino,
En el que no dejan pisadas.
Miedo de hablar con ella,
De no aprender a escucharla.
Sentir que se vuelve eterna
La impotencia, la rabia.
Sal corriendo, no puedes huir
La realidad es dura, ¿Quién puede elegir?
Calla, no digas nada
Sólo has de sentir.
Cierra los ojos y sin una palabra
Dime que ves aquí.
Cantos que endulzan la sangre,
Pena, alegría y danza.
África tiene ese arte;
Seduce, enamora, engancha.
Corrupción, miseria y hambre
No tenemos corazón.
Vidas de currantes
Por suelos de cartón.
Pero su historia aquí no acaba,
Le queda mucho que soportar.
La historia es vieja y demasiado larga,
Muchos errores por enmendar.
Bárbara García
Expedicionaria MRS 2008
07 de septiembre 2008
La Isla Desierta
Cuenta la leyenda que en el corazón del río Níger había una isla desierta a la cual nadie había conseguido llegar. Los aldeanos de la orilla de enfrente contaban historias, temían la isla ya que todo aquel que se había aventurado a ir allí no regresaba nunca. Un buen año llegó una mujer europea que llegaba a África con el deseo de conocer la magia de este continente. Al escuchar las historias de esta isla decidió ir en su búsqueda. Una mañana temprano se armó de valor y montó en una pequeña barca. Navegó río arriba hasta que se topó con un gran árbol en medio del río, un único anciano se sentaba en sus raíces, levantó un brazo y la barca se paró a su altura. Cuando habló a la joven su sonaba como el aire entre las hojas. Le habló de la felicidad, de la magia de la tierra, de las raíces de la cultura africana. Tras su larga historia le preguntó a la joven si era feliz, y ella no supo que contestar, el anciano sonrió y busco entre su ropa y extrajo unos polvos que sopló en la cara de la joven. Todo se volvió oscuro.
Cuando abrió los ojos la chica estaba tumbada en una cama de paja. Cuando salió de su pequeña cabaña se encontró casi como el paraíso. Generaciones y generaciones de familias se extendían ante sus ojos. Habían preparado una fiesta de bienvenida. El aire estaba lleno de olores, de cánticos…Nuestra joven europea no entendía nada, no entendía donde estaba, el porque esas gente hacían sonreír como nunca antes.
Pasado el rato habló con un anciano que encontró a la sombra del mango, este le sonrió y le explicó solo con la mirada que la gente no regresa de esa isla porque es ahí donde casi no tienen nada, ahí donde el horizonte no acaba ni empieza, es ahí donde la gente descubre el verdadero valor de la felicidad.
La muchacha comprendió entonces que no se trata de ser feliz teniendo cosas, sino de ser feliz con lo que tienes.
…Remontando el Níger…
Natalia Shirra
Expedicionaria MRS 2008
Crónica 7 de septiembre 2008:
Hace dos días se me paró el reloj, por lo que he perdido todo sentido del tiempo tal y como conocemos en el Norte. Aquí el tiempo rige distinto, y hoy no iba a ser para menos.
Poco después del amanecer, nos hemos puesto todos en pie para hacer algo de ejercicio en la orilla, considerablemente más apetecible que el asfalto. Hemos desayunado en el jardín, e ipso facto hemos recogido todo el campamento. Teníamos que darnos prisa sino queríamos perder el ferry que nos llevaría a Dakar. Una vez nos hubimos descendido de las pick-ups que nos separaban del corto, pero a la vez intenso, trecho que separaban el campamento de los buses, nos subimos en estos dirección embarcadero. El viaje no ha sido muy largo o, al menos esos nos ha parecido en comparación a otros viajes en los mismos que parecían infinitos.
Ya en Zinguinchor, hemos descargados todos las mochilas y nos despedimos de los conductores en este viaje.
En el embarcadero la burocracia nos ha hecho esperar más de lo más pensado, pero nada más subirnos al ferry, muy grande por cierto, hemos comido, que es lo que agradecimos cantidad. Este barco no tiene ni comparación con el que nos llevó por el Níger. Aunque aquel fue todo una experiencia, estos días que ya estamos más cansados agradecemos alguna que otra comodidad. La ensalada y la fruta que nos han sabido a gloria, nosotros tan acostumbrados a degustarlas diariamente y que aquí tanto escasean, Después de comer hemos tenido toda la tarde libre. Algunos lo han aprovechado para una siesta, otros para completar su cuaderno de viaje y unos pocos para simplemente perder la vista en el horizonte. Tanto para unas cosas como para otras todos estábamos en cubierta, en la popa. Nos han avisado para comer relativamente pronto desde la comida, pero tampoco ha habido quejas mientras yo escribo la crónica de hoy, mis compañeros terminan el último turno de comer y nos preparamos para otra charla de historia de Malamine en cubierta. Será como la última bajo las estrellas.
Yo espero que no soy la única que una vez terminada la charla, podamos quedarnos ahí a dormir. Y es que esta noche promete como el resto de noches africanas, un dulce y agradecido sueño bajo la atenta mirada de constelaciones totalmente desconocidas para nosotros.
Lorena Mijangos
Expedicionaria MRS 2008
Crónica del 08 de septiembre:
Dicen que cuanto más tiempo pasas en África menos la conoces. Para nosotros esto se está convirtiendo en una certeza. África nos trae cada día aires nuevos, nuevas sorpresas, nuevas ilusiones, conocimientos…África sorprende cada hora, cada minuto.
Asistimos a un delicioso amanecer sobre el vaivén del ferry. En el fondo deseamos dejar las comodidades de abordo para encontrarnos de nuevo con la verdadera cara de la cooperación. El desembarco llegó pronto. Nos esperaba una larga y calurosa visita a pie por la ciudad de Dakar. Primero, por la zona playera, muy turística y con varios hoteles de lujo; un gran contraste con el resto de la capital. Ya en el centro pasamos por el banco a cambiar euros por Franco-CFAS, la moneda más fuerte en todo el África del Oeste; paramos delante de la casa del presidente Abdoulaye Wade y visitamos la catedral católica de la ciudad. De ésta cabe destacar su gran parecido a una mezquita desde el punto de vista arquitectónico y sus líneas sencillas y nos llaman mucho la atención los cuatro ángeles con rasgos africanos que custodian la fachada.
Durante la marcha, los tubabs rodeamos el árbol más emblemático de la ciudad: un baobab de más de trescientos años con un león pintado. Dice la leyenda que en el interior de su tronco están enterrados los gritos o antiguos trovadores de la ciudad.
Mientras caminábamos, nuestras miradas estaban atentas a cada movimiento para no perder detalles, sumergiéndonos en el ritmo y la forma de vivir de Dakar: una mezcla entre el estrés de la vida occidental y la naturaleza africana.
Mereció la pena pasar calo y cansancio para llegar a la Pouppeterie o a la fábrica de muñecas tradicionales. En este centro de religiosas cuidan a niños recién nacidos y de cero a tres años. Los bebés cuyas madres han fallecido o los han abandonado son llevados al centro por algún familiar y al cumplir el año vuelven a recogerlos. Los bebés abandonados son adoptados antes del año por parejas extranjeras. Nos dejaron entrar a verlos, y nunca más quisimos salir. La emoción nos invadió al ver sus caritas y lo espabilados que son con apenas meses de vida. Pensar en el futuro de esas sonrisas y de esos llantos nos empujan hacia delante y nos hace crees en los proyectos de cooperación para el desarrollo desde el interior de África.
Como siempre de hospitalarios, nos ofrecieron compartir su comida con nosotros y una sobremesa a ritmo de djembés africanos y bailes senegaleses. Otra vez se produce el milagro: nuestras culturas se funden a través de la música.
La fiesta duro poco, como suele pasar, pero empezó la conferencia de Molly, la Presidenta de la ONG Tostan. Ella nos hace reflexionar sobre la importancia de involucrar a la población en su propio desarrollo, informándola para que sea ella misma la que trabaje para su propio beneficio.
Por último, nos despedimos y viajamos a Thies la segunda ciudad más importante de Senegal, después de Dakar, situada a unos setenta kilómetros de la capital, donde pasaremos la noche.
Comienza la cuenta atrás para finalizar esta aventura africana, sólo deseamos aprovechar al máximo para que este viaje no caiga en el saco roto y que marque nuestra vida para siempre.
Beatriz Díez Valle
Victoria Partida Menéndez
Expedicionarias MRS 2008
Crónica 8 de septiembre de 2008
Hoy hemos amanecido en el puerto de Dakar, y, como siempre, no dejamos de sorprendernos al cambiar en pocas horas las dulces playas de Djembering por la “vuelta” a la ciudad.
Según íbamos tomando contacto con el ruido, los coches, los taxis, sentíamos lo familiar y lo extraño del lugar. Extraño por sus contrastes, esos que nos han acompañado todo el viaje. Grandes coches y hoteles de lujo, en la playa con callejones de arena y puestos ambulantes…
Pero a la vez familiar porque por momentos, nos olvidábamos de dónde estábamos, creyendo que se podía tratar de cualquier otra ciudad de España y, a la vez, porque nos hemos aclimatado al calor y al ritmo de África. Por eso, las largas caminatas ya no son lo que eran al principio, y hemos podido recorrer la ciudad y sus lugares más emblemáticos para, finalmente, llegar a la “Pouponnière de la Medina” (el nombre se veía claramente representado en las salas llenas de juguetes y muñecas). Allí nos ha recibido sor Marcelina, la madre encargada del centro, y hemos podido ver a los más pequeñines y la labor que hacen con ellos. Nos hemos dado cuenta de que, aunque creíamos que “ya lo habíamos visto todo”, estos niños han conseguido emocionarnos…
También, hoy ha llegado el equipo de periodistas, deseosos de saber qué estaba siendo para nosotros el viaje, pero, realmente, aún no podemos saberlo o no somos conscientes de todo lo que está significando para nosotros. Sólo hemos sabido decirles que cada uno ha vivido el viaje a su manera; hay quien se ha enamorado, y no sólo de África, y hay quien se lleva de África, no sólo el crecimiento personal que supone para todos, sino amigos inolvidables que, a lo mejor no esperas que calasen tan hondo (prueba de ello es esta crónica conjunta).
Pero nada dura para siempre y vemos que ya va quedando menos para volver a casa. Aún así no tenemos sensación de tristeza, porque también queda menos para seguir soñando con miradas, historias y paisajes como los que hemos encontrado en África.
P.D.: Feliz día.
Ana Morales y Carmen Morera
Expedicionarias MRS 2008
Crónica del día 8 de septiembre del 2008
Nos levantamos a bordo del ferry Zinguichor-Dakar, después del desayuno subo a cubierta; está amaneciendo y como estaba previsto entramos en el puerto de la capital de Senegal. Para mi sorpresa no veo las casas sin terminar ni las calles de barro que recuerdo de los lugares que hemos visitado; sino un buen barrio.
Hemos seguido unos edificios altos perfectamente acabados con todo detalle posible, lo veo desde fuera e imagino su interior: aire acondicionado, muebles de diseño, plantas que quitan la soledad, cuadros acordes a la decoración…Si pudiera ponerlos un nombre, los denominaría “europeos”.
Paseando por las calles de esta zona, mi sorpresa aumenta, nuestros pasos no tienen que esquivar el barro ni las basuras, no tenemos que taparnos la nariz, ni contener la respiración. Siento que pasemos por casa en una gran avenida limitada por árboles los coches circulan, semáforos y policías regulan el tráfico, aquí sí llevan reloj, van con prisas. Parece un mundo diferente, es un mundo diferente, sólo que a pocos metros de una realidad dura.
Es difícil comprender que pasado un complejo hotelero de lujo, restaurantes a pie de playa, nuevos modelos de coche que esperan acceder a los mejores edificios de la ciudad; a pocos minutos andando las calles cambian. Los edificios más altos llegan a cuatro alturas, la pintura de las fachadas se cae poco a poco, en caso de que estén terminadas, pues muchas quedaron en bloques de ladrillos; los grandes almacenes y las tiendas se sustituyen por puestos, los coches se mezclan con carros de caballos, los autobuses azules se cambian por pequeños buses de colores, propios de las atracciones.
La presencia de los blancos disminuye, en la zona prestigiosa de la ciudad viven familias occidentales, empresarios importantes que van a trabajar, madres que acompañan a sus hijos; sin embargo en el resto de la ciudad, sus caras se ven poco, y en las afueras, en pequeños poblados vuelven a aparecer, pero con otro rostro, no viven aquí, conviven aquí, son voluntarios, cooperantes…
Me gustaría decir que uno es real y otro imaginario pero no puedo, son dos mundos que conviven: es África.
Feliz cumpleaños Papá.
Sara Tapia Hassen-Bay
Expedicionaria MRS 2008
Crónica del 9 de septiembre
El viento sopla fuerte, los árboles luchan por no ser arrancados de sus cómodos cercos, pero el impulso del ocaso les acoge en su seno, y los mueven a placer por el fondo del mar de Dakar, y así pagan como almas pérdidas hasta la isla de Gorée.
Son sus últimos esclavos.
África es un lugar infinito, donde todo sucede, su tierra sangra arte, belleza inmortal. Gracias petirrojo por enseñarme a valorarlo, y felicidades.
Entonces separó el mundo. El tiempo después de África, no lo quise para nada, para nada lo había querido antes. Se empezó, se acabó en ella. Hasta aquí llega tu voz, recitándolo, lejos aun más lejos.
Andrea Ana Válvez Hernández
Expedicionaria MRS 2008
Crónica 9 de septiembre:
Tantas y tantos expedicionarios que no sé por dónde empezar.
Empezaré por África puesto que ahora es lo más especial. El destino o simplemente cosa de azar ha querido que estemos nosotros cien en este lugar, no podemos expresar lo que sentimos aquí, es tan difícil asegurar que en verdad existimos que solo son sensaciones que cien personas sentimos y compartimos. De estas cien todas y cada una guardan un pequeño tesoro dentro, en realidad no somos lo que parecemos, sino que somos mucho más complejo.
En verdad me siento tan feliz de tener esta oportunidad de conocer algún que otro tesoro y dar gracias a quien me lo ha querido mostrar.
Gracias a todos por esta experiencia, si uno solo de nosotros faltara no seria PERFECTA.
Sara Franco
Expedicionaria MRS 2008
Crónica del 9 de septiembre
Encontré en un rincón de su voz el deje cansado. La mirada hervía locura, desbordaba morado. Allá se perdía, nos dejaba olvidados. Los gritos e insultos se perdían en vano; ella crecía rápido, muy rápido. Nadie pudo contenerla…
Despegó del suelo un papel usado, el cuerpo de un hombre, yacía a su lado. Un hombre, Gorée, mojado, empapado. Risa no socorrió a su puerta pero supo hablar con la Luna y beber de la tierra. Ojos infinitos revelaron su cargo.
Aquí te espero mamá, el verde hoy absorbe mi calma. Respirando hondo el aire me agota. Cada vez más cerca.
Ana Luna Granados
Expedicionaria MRS 2008
Crónica 10 de Septiembre de 2008
Ambigüedad. Hoy, a dos días de la vuelta, los sentimientos y experiencias se hacen cada vez más profundos. He podido comprobar la emoción por el deseo de poder permanecer aquí siempre, o por lo menos, la necesidad de prolongación, de alargar de alguna forma cada instante en el que giramos la cabeza al despertar y seguimos viendo el mar; en poder recorrer una vez más un mini-universo tan mágico como ha supuesto la Isla de Gorée.
Es sorprendente que esta isla en la que hemos pasado una noche inolvidable, rodeados de un ambiente paradisíaco, guarde tantos secretos en su interior. Hemos aprendido mucho de su historia y nos ha conmovido el sufrimiento que la inundó a causa de la esclavitud.
Por otro lado, es fácil apreciar el deseo de compartir, de salpicar a todo el mundo con lo que hemos adquirido. Difundir todo esto, cada sensación al apreciar una mirada desde el autobús; una mirada con la que ya comprendemos muchas cosas; miradas que queremos que lleguen más lejos, y que quizás algún día lo hagan. Queremos que sea gracias a nosotros, que nuestra estancia aquí sirva también a nuestra familia, amigos y podamos emprender una cadena de difusión, de concienciación, de abandono de la ignorancia que tanta falta hace erradicar.
La noche acaba al son de un djembé y con el ritmo de varias maracas. Acaba tal y como comenzó el viaje; en el mismo lugar, sin embargo ahora tan diferente… Quién sabe… ¿última noche, últimas reflexiones…? Nostalgia. África. Volver. Puede que algún día…
Tamara Moya Jorge
Expedicionaria MRS 2008
Crónica 11 de septiembre 2008
Las maletas nos rodean y el avión nos espera, no hablaremos sobre nuestra rutina, os diremos que cuando los periodistas nos preguntan qué nos llevamos de África no sabemos qué responder, mil sensaciones recorren nuestro cuerpo, mil respuestas pasan por nuestra mente, pero no contestamos, no sabemos si hablar de aquellos niños que bailan alegres en su poblado o esos otros que se pelean por nuestras botellas. África es un país de contrastes. Pero no todas las respuestas sirven y no todos estamos dispuestos a responder lo que se espera.
Si hemos aprendido algo estos días es que África es distinta, es distinta a cómo la pintan, no es sólo pobreza y hambre, África es mucho más. Allí los atardeceres te llenan de amor, la gente es diferente, sus oscuras miradas penetran en tu mente y sus sinceras sonrisas te agujerean el alma.
Un poema:
Una fotografía no es nada,
No puedo guardarlo todo en fotografías, sólo en mí.
¿Cómo te cuento lo que he visto?
¿Con qué mirada?
¿Con qué voz?
Me gustaría poder gritar,
Gritar lo que he visto con mis inocentes ojos,
Pero no sé,
No puedo.
Está muy adentro,
al fondo,
en cada palabra que escribo
en cada suspiro que suspirando suelto,
esta muy dentro y hace falta que le viento se lleve la arena.
No te negaré que te echo de menos,
Echo de menos tu forma de mirar,
Pero aquí la vida cambia,
Los besos no son besos,
Son caricias en las manos.
Felicidades mamá.
Natalia Monja
Rosa Mingarro
Expedicionarias 2008
Crónica 12 de septiembre:
Despertamos en los Salesianos de Dakar-Yoff donde dormimos el primer día. Todos coincidimos que volver aquí es como un avance de lo que nos espera en España porque, queramos o no, una parte de nosotros se siente como en casa.
El deporte con Pablo acaba con una ovación por parte de todos los expedicionarios en reconocimiento a su labor y es que lograr despertar a cien chicos remolones todos los días para hacer deporte tiene mucho mérito. El equipo de MRS da, pero los chicos también saben responder.
Después, la ONG Red de Deporte y Cooperación y el Club Deportivo del Atlético de Madrid organizan un partido entre jóvenes españoles y senegaleses. El encuentro finaliza con un justo empate a tres y con un excelente ejemplo de deportividad e integración por parte de los dos equipos.
Recogemos y aseamos el colegio y pasamos nuestras últimas horas del viaje en una maravillosa playa en Dakar que se extiende hasta donde alcanza la vista. Nos bañamos y disfrutamos ajenos a lo que se nos viene encima después, tratando de aprovechar cada momento con nuestros amigos y todo el mundo prefiere no hablar de despedidas. Todavía queda. Para nosotros, todavía queda siempre.
Compartimos la comida con los senegaleses del colegio salesiano y se organiza una fiesta de despedida. Parece que ya queda menos, pero todavía se nos espera en la Embajada Española donde el Embajador nos recibe y donde se presentan los ganadores del concurso de fotografía “Miradas de África” en el que los expedicionarios han participado mandando sus fotos. Los diez primeros ganadores recibirán una copia de su foto enmarcada y su foto será expuesta en una exposición que dará la vuelta a África.
Salimos de Dakar entrada la madrugada y la facturación fue especialmente difícil dado el cansancio acumulado durante todo el viaje y las altas horas de la noche.
En el aeropuerto, y una vez pasado el control, nos da tiempo a cambiar los últimos CFAS que nos quedaban por souvenirs y regalos, aunque el mejor recuerdo que nos llevamos es la experiencia de este viaje y no se compra con dinero.
Una vez en el avión todo deja de tener sentido. Miras por la ventanilla, te despides de África, y te preguntas cuando volverás a caer en sus brazos. Miras a tu alrededor y te preguntas cuándo volverás a experimentar esa sensación de mariposas en el estómago y por qué estás segura de que todo el mundo siente lo mismo que tú.
Pronto el cansancio cede y el avión se convierte en un hervidero de sueños silenciosos que se quieren cumplir.
Llegamos a Las Palmas y enseguida embarcamos de nuevo. Las máquinas expendedoras alineadas como soldados en un pelotón dejan de tener sentido. ¿Dónde están los vendedores ambulantes? Jo…yo quiero regatear…Los escaparates andantes que desfilan por las pasarelas de moda en la tele del avión me parecen horrendas sin sonreír. Ni que les cobraran por sonreír. Pero eso es lo que vende, cuanto más fría sea una persona y más seria esté, mejor. Nos guste o no, deberíamos sonreír más y, cuando lo probemos, nos daremos cuenta de que es lo mejor y nos sorprenderemos de lo fácil que resulta y la cantidad de malentendidos que se pueden evitar con una auténtica sonrisa. El tiempo pasa demasiado deprisa y parece que ninguno de nosotros podemos pararlo, aunque lo desearíamos. Por lo menos cinco minutitos más.
Ya en la cinta del equipaje comienzan los primeros abrazos, y como no, también los primeros sollozos y las últimas promesas. Ninguno de nosotros quiere que esto se acabe e intentamos retrasar al máximo lo inevitable. Las despedidas siempre fueron la peor parte, pero esto es así porque lo previo ha sido tan bueno que la comparación se queda pequeña, y ninguna palabra sería suficientemente acertada para poner fin a lo que acabamos de vivir. De todas forma los finales tampoco nunca fueron mis preferidos, prefiero eso de “to be continue…”
El recibimiento por parte de nuestras familias y amigos es inmejorable y las pocas lágrimas que quedaban vuelven a empapar nuestros rostros.
Sólo decir que todos y cada uno de los expedicionarios han sabido dar un ejemplo de lo que MRS significa y se han convertido en verdaderos representantes del espíritu con el que este proyecto fue creado. Han sabido ponerse en el lugar del otro, han mirado con los ojos del otro y todo ello ha valido para que estos 100 jóvenes conozcan que hay otras cosas, otras realidades que van mucho más allá de la nuestra, y que debemos cuánto menos conocer. Son ellos los que hacen que Madrid Rumbo al Sur sea una iniciativa cada vez más valorada y con más repercusión, gracias porque sin ellos nada de esto tendría sentido.,
El viaje se acaba, aunque esto no ha hecho más que comenzar…
Loreto Ros
Ganadora del Concurso de Cuaderno de Viaje de MRS Edición 2007
Crónica 11 de septiembre:
Despertamos al grito de buenos días de Pablo y, un día más, realizamos aún medio en sueños la serie de acciones ya automatizadas que caracterizan nuestro amanecer africano. Sabemos que éste será el último día que lo hagamos.
Pasamos todo el día de convivencia con los chicos de la zona. Partidos de fútbol y baloncesto, ratos hablando por los rincones, comida en grupos mixtos, sonrisas regaladas, sentimientos compartidos…
Algunos chicos se acercan de vez en cuando con papelitos con un nombre escrito para que les digamos quién es. Resulta que nos han organizado una especie de amigo invisible y a cada uno de nosotros nos han asignado a un chico de aquí. Nos preguntan sobre nosotros, se sientan a nuestro lado o simplemente nos sonríen con timidez.
Al final del día, de pronto, regalos. Pero ¿Por qué? “Eres mi amiga” “Me has caído bien” o un encogerse de hombros por respuesta.
Me desborda su generosidad. Yo de esto en casa ya tengo, pero ¿Y ellos? El equipaje está guardado. Abro la mochila de mano y rebusco con sensación de pequeñez e impotencia. ¿Qué puedo darles? Resulta que una simple taza de desayuno y un gorro son los objetos indicados.
La imagen de su felicidad me acompaña aún cuando cojo el autobús hacia la Embajada. De pronto caigo de nuevo en que la cuenta atrás ha comenzado.
África toca a su fin y nos invaden sensaciones contradictorias. Tenemos ganas de volver, de ver a nuestras familias, de compartir lo vivido, de llevar a cabo todos los proyectos que ahora rondan nuestra mente. Queremos volver porque sabemos que necesitamos reposar para que se asienten las ideas y logremos asimilar de verdad todo el viaje.
Y, al tiempo, una parte de nosotros se remueve nerviosa. No necesita ducharse, le sobran las comodidades, quieren seguir viviendo esto, el mundo de las calles rojas, de frutos dulces y paraísos escondidos, de ojos que hablan, de imágenes que tocan, de olores que se meten hasta lo más profundo de ti y que van cargados de vida, de manos que se tienden hacia nosotros dando, o esperando algo, en cuyas palmas se leen historias que no encajan con la sonrisa que lucen.
Hemos añorado y odiado mínimos detalles de nuestra vida, hemos disfrutado y agradecido simplicidades que normalmente pasan desapercibidas.
Vinimos con ganas de ofrecer y nos lo han dado todo. Teníamos impaciencia por hacer cosas y nos hallamos llorando de alegría mientras nuestros pies se hundían en el barro de este país donde no existe el tiempo.
¿Y cuándo lleguemos de vuelta? ¿Qué ocurrirá cuando la sociedad nos absorba de nuevo? ¿Cuándo caigamos en la rutina de cada día? ¿Sabremos poner en práctica lo que hemos aprendido? ¿Lograremos que no se quede todo en un viaje que se pasó como un segundo eterno?
Acercándome al control del aeropuerto siento cómo cada paso me acerca a un abismo desconocido que por alguna razón llamo hogar y me aleja de éste continente cálido y familiar que me llama a gritos por mi nombre. Saco la tarjeta de embarque para descubrir que aún llevo un puñado de tierra roja en mis bolsillos.
África no se acaba
África se viene conmigo.
Carolina González Olivares
Expedicionaria de MRS 2008
Crónica del 11 de septiembre de 2008:
Se termina:
El aire concentrado, la humedad, los mosquitos, el agobio, seco, autobús, suciedad, mareo, relec, calor, dolor de tripa, 18 horas en bus, noches en carretera, sacar el saco, meter el saco, mosquiteras, arroz, más arroz, la cantimplora rota, muchas lluvias, picante, vómitos, botas mojadas, diarrea, ropa sucia, pocas duchas, olores fuertes, discusiones por el picor en el cuerpo, ampollas, mochila mal oliente y desordenada……..
Pero no olvidaré nunca:
El compañerismo, las risas, bromas a los que duermen, gente con esperanza, canciones en el autobús, sonrisas verdaderas que no esperan nada a cambio, besos, amistades, abrazos, conversaciones sin respuestas, lizipaina como caramelos, ropa seca, una cocacola, un abrazo de sudor, las carreras matutinas, ir al baño sin problemas, miradas que buscan sentido, regateos a las vendedoras, ni pagle bu francés, ni pagle bu inglés, ni pagle bu unas locuras (Carla, Rocío, Tamara, Lucía). Canciones sin sentido, risas sin haber dormido, baños en el mar, anochecer, sentir como la mano de un niño te aprieta como si quisiese que jamás la soltases, acostumbrarse al olor de África, al nuestro. Sentirme uno de ellos.
Quiero que dentro de un tiempo, cuando lea esto, lo siga sintiendo.
No se explicar lo que siento realmente y si llegase un día a poder hacerlo con claridad, sabré que jamás, por muy bien que lo explicase y por mucho que intentasen ponerse en mi lugar, nunca podrían entender lo que yo siento. Por eso no quiero olvidar este sentimiento inexplicable.
Quiero que África siga formando parte de mí. No quiero acostumbrarme a tener todo hecho, a no agradecer lo que tenemos. Quiero nadar a contra corriente.
Y ahora que se acaba, sólo se me ocurre agradecer!
Dar las gracias a todos los que han hecho posible este viaje. Mi viaje. Mi sueño por realizar.
África está en mí.
Expedicionaria MRS 2008