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Crónicas 630

30 Junio 2012

¡Comienza la aventura!

Si hiciéramos una encuesta entre los habituales de los aeropuertos seguramente sería aplastante el número de personas que reconocerían que lo peor de un viaje son las horas de espera en los aeropuertos entre vuelo y vuelo. Son muchos los días que se ha estado planeando la aventura, imaginándola en la cabeza y uno está deseoso de llegar lo antes posible a su destino. El nuestro aun se encuentra muy lejano y a miles de kilómetros.

Pero por fin ha llegado el día de la partida. Los jóvenes integrantes de la expedición Madrid Rumbo al Sur han ido llegando a la T2 de Barajas con sus mochilas a reventar, en muchos casos transportadas por algún sufrido padre o madre que es posible que no se haya separado nunca de su “pipiolo”. Los chavales llegan pletóricos, algunos sin haber casi dormido por la emoción contenida sin tener muy claro que es lo que se van a encontrar a lo largo de los 24 días de viaje que aún les aguarda.

Los chicos se van amontonando en la vacía sala de espera de aeropuerto, sus camisetas verdes les delatan, da la impresión que organizar aquella masa de jóvenes revolucionados y nerviosos va a ser una tarea casi imposible hasta que llegan Telmo Aldaz, el director de Madrid Rumbo al Sur, lo más parecido a un Robinsón europeo, fiel heredero de los genes de su tío Miguel de la Quadra, y Pablo Martos, el jefe de monitores, que aparece con el listado del grupo. Rápidamente los monitores comienzan a colocar aquella masa dispersa hasta lograr nueve grupos homogéneos y comienza la facturación.

Pero… ¿Qué esperan estos cien chavales madrileños del viaje rumbo al Sur? Miguel Ruperez piensa ver el mundo desde otra perspectiva, está deseoso de aprender muchas cosas e imagina un Camerún con selva, mar o montaña. Le han dicho que es África en miniatura. David Sánchez, otro expedicionario, quiere ver con sus propios ojos otra realidad porque hay algo más de lo que se ve a diario, va a la aventura y expectante en su primer viaje largo.

Algunos padres se van despidiendo de sus hijos, todavía con la duda de si serán capaces de salir por ellos mismos adelante. Alberto Ruiz, otro adolescente expedicionario espera concienciarse de cómo es el mundo fuera de su país, y le gustaría que este viaje le ayudara en un futuro para hacer algo diferente. No le han contado mucho sobre Camerún aunque si le han dicho que nos recibirá un país con lluvias torrenciales y eso le asusta un poco.

Las chicas como María Pastrana vienen con muchas ganas de aprender aunque en su caso no sabe muy bien que se va a encontrar pero cree que descubrirá una cultura muy distinta a la nuestra. Marta Portela espera también aprender mucho y vivir nuevas experiencias. Piensa que Camerún es un país increíble con una naturaleza impresionante.

Para llegar a nuestro destino faltan aún algunas horas de espera y de insomnio. Primero partimos hacia Bruselas, un vuelo de apenas dos horas pero que despegaba a las 3 de la madrugada. Una vez “acomodado” en el asiento llega la eterna duda ¿duermo o no duermo? Finalmente el sueño me vence y parece que esos minutos de descanso terminan por romper el equilibrio del cuerpo. Uno se despierta con los ojos vidriosos y con la sensación de no saber que ocurre en los primeros segundos, como si estuviera noqueado por el golpe certero de un boxeador.

Llegada a Bruselas sobre las cinco de la madrugada y toca seguir esperando hasta las 11:40 que despegará el vuelo con destino primero a Douala, la capital económica de Camerún y luego a nuestro primer destino: Yaundé, la capital del país africano.

Esta expedición no sería posible sin un montón de profesionales que de manera altruista y en muchos casos utilizando sus días de vacaciones se ponen al servicio de la organización. Es justo que a través de estas crónicas y para descanso de los padres que nos lean, vayamos conociéndolos a través de estos resúmenes diarios.

Hoy comenzamos con Ángel Sevillano, un bombero madrileño encargado de la logística y del control del comboy que ha acompañado a Madrid Rumbo al Sur desde sus inicios. Es un apasionado de la aventura y los chavales podrán disfrutar con alguna de sus charlas. Recordando con él alguno de los viajes anteriores reconoce que la primera aventura que les llevó por Dakar, Marruecos, Sahara, Mauritania y Senegal fue una de más dura, donde se vivieron temperaturas de más de cincuenta grados pero pronto todo eso se olvida con los buenos momentos y como el mismo destaca “por la gente del equipo, monitores, profesores, coordinadores, dirección, donde en los momentos duros y difíciles están todos como una “piña” resolviendo los problemas”.

Ángel reconoce que este es un viaje que recomienda a todos sus conocidos con edad de poder acudir a Madrid Rumbo al Sur y según nos cuenta “me hubiera encantado cuando tenía 16 años haber podido hacer un viaje de estas características, yo que a esa edad casi no había salido de casa”.

Ahora los chavales que nos acompañan y que no han parado de charlar en el vuelo, se apilan tumbados en el suelo de la sala de espera del aeropuerto de Bruselas, la inmensa mayoría caen rendidos y serán recompensados con un par de horas de sueño. Pero eso será otra historia y mañana se la contaremos…

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