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Crónicas 706

6 Julio 2012

ERSInés De MedranoPaula del Corral
Crónica 6.07.2012

Widikum – Dschang

Hoy de nuevo el despertador ha querido jugarnos una mala pasada cuando a las 4 de la madrugada escuchaba su melodiosa sintonía de alarma. Hoy tocaba viaje hacia el Reino de Foumban. Varias horas de carretera con esos espectaculares paisajes que nos está regalando Camerún, algunos de ellos con bruma suspendida a lo lejos evocando esas imágenes tan reconocibles en la película “Memorias de África”. Nuestra intención era llegar a tiempo para una curiosa ceremonia: cada viernes el Sultán de Foumban sale de su palacio a pie junto a su gobierno para orar en la mezquita cercana. A la vuelta la comitiva regresa realizando todo un espectáculo con música incluida momento en el que el Sultán se sienta en su trono y recibe a los súbditos que quieren saludarle.

Foumban es un curioso reino que sobrevive desde principios del siglo XV cuando lo fundó Nchare Yen, el primer miembro de una dinastía que ha conseguido persistir hasta nuestros días y que aún conserva parte de su cultura en un museo habilitado en el Palacio del Sultán un complejo de ladrillo frente a la gran mezquita.

Hoy era viernes y había mucha expectación junto al palacio del Sultán. En la zona, los artesanos sabedores que algún curioso se puede dejar caer, andan ojo avizor para intentar vender sus productos, sobre todo artesanía, mucha máscara ritual y todo tipo de esculturas de madera o incluso algunas talladas en diente de hipopótamo (o al menos así te las intentan vender). A la una de la tarde ya esperaba el gobierno del reino y algunos familiares del Sultán, un corpulento hombre vestido con ropajes claros que tapaba su cabeza con un pañuelo y gafas oscuras que hacían imposible distinguir su rostro. El Sultán se ha desplazado a pie con su séquito hasta la mezquita momento en que los expedicionarios aprovecharon para visitar el palacio y el museo. Menos mal que estábamos bajo techo porque ha caído un aguacero impresionante, el séquito ha esperado a que escampara para recorrer el camino a la inversa, esta vez encabezaban la procesión dos jinetes a caballo realizando todo tipo de saltos y cabriolas al ritmo de música medieval que interpretaban con tambores y trompetas conservadas de la antigüedad. Tras la festiva caminata el Sultán se ha acomodado en su trono y ha recibido a varias personas que se arrodillaban ante su rey. El Sultán, saltándose el protocolo, nos ha saludado y ha posado con nosotros para una foto de grupo, imagino que a él también le habrá impresionado, como al resto del pueblo, esa multitud de chavales de piel blanca uniformados de la misma manera.

Para Claudia Hernández “ha sido muy interesante, aunque hemos visto al Sultán muy poco, me hubiera haber podido estar con él más tiempo. Me he quedado con ganas de conocer algo más de su historia aunque creo que nos van a dar muy pronto una conferencia sobre la historia de esta región. Hemos visitado el palacio y me ha sorprendido mucho porque me imaginaba que sería más exuberante y era todo muy sobrio. También me ha gustado mucho el mercado y aunque intentan venderte todo lo que tienen no se hace muy agobiante, aquí la gente es muy amable y simpática”.

Los expedicionarios comían rápido porque intentábamos realizar una visita a un paraje donde todavía se pueden ver hipopótamos pero la distancia y lo sinuoso de la carretera hizo que marcharamos hacia nuestro destino de hoy, otro Hospital de las Siervas de María en Dschang, un lugar sobre una montaña al que se accede por un empinado camino de tierra que en algunos momentos impresiona. También en esta ocasión no hemos podido disfrutar del paisaje por haber oscurecido pero solamente por las siluetas que a lo lejos se distinguen con la claridad de la luna hacen que esté deseando ver amanecer.

Aunque ya es muy tarde todavía quedaba una charla de astronomía con Paco Centenera, muchos escuchaban sus explicaciones a duras penas por el sueño acumulado , luchando por mantenerse despiertos finalmente se ganaron la cena y disfrutaron de un buen pote de legumbres, ideal para reponer fuerzas en una jornada agotadora. Seguro que la mayoría de expedicionarios, antes de cerrar los ojos, volverán a recordar los momentos vividos en un día intenso en el que hemos vivido África en toda su intensidad.

Expedicionaria MRS 2012 – Crónica 6.07.2012

La marcha de ayer fue muy dura. En el bus caemos todos rendidos. Levamos ya acumuladas muchas horas caminando, pocas durmiendo, humedad y muchas impresiones y sensaciones nuevas. Pero ya sabéis, gusto con sarna no pica, y el baño en el río después de la larga caminata  por la selva africana no estuvo nada mal. Volvíamos ya al hospital de las Siervas de María de noche y el sonido de la selva se escuchaba alto y claro. Íbamos todos callados; cansados, escuchando, pensando o simplemente andando. Sin fuerzas para nada más. En el hospital nos reciben los niños y mayores cantando y bailando canciones cameruneses. Olvidamos el cansancio y nos unimos a ellos siguiendo los ritmos de África.

Por ahora en lo que llevamos de viaje hemos visitado tres misiones: las de los salesianos en Yaundé y dos de las siervas de María (una en Bamenda y la otra en Widikum). La dedicación de estas monjitas a su labor sanitaria es plena y su acogida, espectacular. Nos recibieron en las dos misiones con alegría y mucho, mucho cariño. Están empeñadas en que somos grandes personas, cuando las que de verdad se merecen esos halagos son ellas, que con muy poco personal atienden a muchísimas personas con todo tipo de enfermedades.
Aunque por ahora lo que mas me ha gustado del viaje fue sin duda el partido de fútbol que hicimos con los chavales del primer hospital. Mucha felicidad gracias a un balón medio pinchado y un vamos chavales.

Expedicionaria MRS 2012 – Crónica 6.07.2012

Hoy comenzaba nuestra aventura a las 4 de la mañana.
Dejábamos Widikum para partir hacia nuestro nuevo destino: Dschang.
Durante las primeras horas dormimos adoptando cualquier postura, todo con tal de descansar. El viaje duró seis horas hasta realizar nuestra primera parada, en la que visitamos el palacio del sultán de Bamoun. El palacio no era realmente espectacular pero la visita fue muy interesante. Un guía nos hablo de la historia de los musulmanes y nos contó como vivían y que tradiciones seguían. Al acabar, el sultán nos recibió a todos.
Dos hombres a caballo daban comienzo a la entrada, junto con una serie de músicos, una de las mujeres del sultán y dos hombres que le abanicaban.
Personalmente, respeto sus tradiciones pero creo que era excesiva la entrada, su propia adoración aunque fue muy bonito. Algo que me ha chiflado es la manera en la que la mayoria de la población iba vestida. Todas las telas eran de colores vivos preciosos.
El mercado que se encontraba cerca del palacio daba color a esa ciudad. Las vestimentas, frutas y verduras se encargaban de ello. Había muy buen ambiente, todo el mundo tiene curiosidad al ver a un enorme grupo de blancos con una capa azul (chubasquero puesto por la lluvia). Nos saludaban, sonreían y conversabamos con ellos. Para acabar la visita bailamos junto a  un grupo de chicos y chicas muy jóvenes con su propio estilo, muy total. Parecía el clásico baile en la calle que encuentras en Nueva york, pero con su esencia africana.
Continuamos el largo viaje en el bus durante 7 horas mas como siempre un grupo de monjas hospitalarias y encantadoras nos acogen en su convento. Tenemos mucho que aprender de ellas. Tras una clase de astronomía, una rica cena y un largo viaje, me despido. Mañana continua nuestra aventura.

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