7 Julio 2012
Dschang
Eran las dos de la madrugada de ayer y los chavales cenaban un potaje con legumbres como si tal cosa, está claro que estos cuerpos se van acostumbrando a la marcha de Madrid Rumbo al Sur. A pesar de acostarse tarde la hora de gimnasia apenas varía y a las siete de la mañana ya estaban realizando los estiramientos y ejercicios matinales.
Al levantarse se sorprendieron de todo lo que vieron a su alrededor y que la oscuridad les había impedido disfrutar. El Centro de Salud de las “Siervas de María” se encuentra situado en lo alto de una montaña, con unas vistas impresionantes pero de difícil acceso para las personas del pueblo. La madre superiora, Sor Antonia León nos explica “aunque os pueda parecer un sitio recóndito, por esta zona hay centenares de familias sin apenas recursos a las que atendemos, más de 60.000 personas viven en este paraje montañoso”.
Después del desayuno iban a ayudar en las obras de construcción del Hospital que las hermanas están levantando a orillas de la Casa de Salud que nos está acogiendo. A los expedicionarios les estaban esperando en las obras con trabajo preparado para que vivieran en primera persona lo que muchos niños hacen a diario, trabajar en la construcción del hospital a cambio de recibir educación escolar gratis. La madre superiora nos comenta que les explicó a los expedicionarios “como es la vida del niño aquí y les he motivado para que agradezcan todo lo que tienen porque a veces no son conscientes, que renuncien a algo y que piensen que estos niños con 20 euros pueden ir a la escuela un mes entero. También es importante que vean el trabajo de estos pequeños con otros ojos, aquí tenemos niños de 7 a 14 años y aunque sea un poco duro para ellos eso les permite, lo primero estar ocupados y no perderse en las calles delinquiendo y además pueden ahorrar para estudiar y conseguir un futuro algo mejor”.
Los expedicionarios han quedado muy marcados con las palabras de la madre superiora y algunos no han podido contener alguna lagrimilla. Estrella Lucas recuerda: “hemos estado picando piedras, hemos charlado con ellos un rato, nos hemos hecho fotos con todos y han sido muy amables. Estos chavales hacen este trabajo a diario de 6 de la mañana a 3 de la tarde, algunos lo realizan durante un año para pagarse el curso escolar el año siguiente. A ellos les ha sorprendido ver como las chicas también nos hemos puesto a picar piedras con ellos, en su cultura no es muy normal ver a las mujeres trabajando en la construcción. Después de lo visto creo que debemos aprovechar el tiempo al máximo y ayudar a la gente en lo que podamos”.
El trabajo ha sido interrumpido por un tremendo aguacero que durante horas ha descargado ingentes cantidades de agua. Muchos chavales han tenido que salir corriendo a recoger su ropa tendida tras la colada, y como siempre la lluvia hace que todo se ralentice y se tengan que realizar actividades alternativas. Hoy ha habido varios talleres por la mañana, de pintura o de cooperación, la expedicionaria Estrella Lucas nos los cuenta: “por un lado hemos estado con Beatriz que nos ha dado un gran consejo: que no nos centráramos tanto en nuestras cosas y en nuestros problemas y comenzáramos a pensar un poco más en los demás. Con Miriam hemos estado compartiendo nuestras sensaciones, lo que hemos vivido de momento, nuestras impresiones, las expectativas que tenemos…”
Hoy hemos tenido la visita de un grupo de 14 periodistas de Madrid que junto con Javier Goizueta, el director general de cooperación de la Comunidad de Madrid, han venido para vivir la experiencia MRS en primera persona y hacer de altavoz para que muchos más conozcan lo que aquí se está haciendo.
La comida se ha hecho esperar y finalmente el arroz, el pisto y el huevo frito han satisfecho el estómago de los más jóvenes que han tenido que comer bajo techo, resguardados de la lluvia que no cesaba.
Que todo el convoy funcione con normalidad y que todo esté organizado para la marcha, depende de Manuel Cámara, Teniente Coronel de Infantería, destinado en la actualidad en la unidad de reclutamiento en Las Palmas. “Conocí a Telmo y a Mar de MRS cuando la expedición vino hace dos años a Marruecos y organicé para ellos una convivencia de fin de semana, lo cierto es que la experiencia fue un éxito y decidieron que podía ser un gran apoyo llevar con ellos un militar. Estuve en Senegal el año pasado y este año ha tocado Camerún. Mi misión en esta expedición es intentar que estemos bien coordinados y que todo esté bien organizado”. Algo que sorprende y mucho a los expedicionarios son las raciones de comida del ejército a las que ya se están haciendo adictos “Las raciones de comida militares son de las más apreciadas del mundo y americanos, ingleses o franceses nos las piden. Están muy bien estudiadas, están equilibradas en calorías y nutrientes y para los días de marcha y excursión vienen genial”. Obviamente para un militar es curioso trabajar con jóvenes “Los chavales están acostumbrados a la vida cómoda de sofá y playstatiton. Para ellos es un cambio pero se acostumbran enseguida, ya verás como en 10 días ya están habituados a “la marcha”. Finalmente triunfará el espíritu de grupo y entre unos y otros se ayudarán para conseguir las metas”.
La lluvia ha traído cambio de planes y actividades bajo techo, charlas y cine. Hoy una película que en su momento se hizo muy famosa “Hotel Ruanda” con paisajes y escenas que les recordarán alguno de los lugares por los que hemos pasado. El sueño va acechando a alguno de ellos que en cuanto acaba la película salen disparados para coger la cena y marcharse rápido a acurrucarse en el saco, hoy hace una noche fresquita ideal para tener dulces sueños.
¡Hasta mañana!
El príncipe heredero de Bamoun, Almansour Syn, es un hombre afable, de sonrisa amplia y trato cercano. Su futuro reino se remonta a finales del siglo XIV. Un notable se nos acerca, porque nos quiere conocer. Este es mi correo. Este mi facebook. Un hombre moderno.
Su padre, Ibrahim Mbombo Njoya, el actual rey, llega una hora antes. Llega acompañado de todo el boato que un rey bamoun merece, envuelto en voces de fanfarria de trompetas tan largas que se comban bajo su propio peso, que parece que se romperán. Por encima, un parasol baila en círculos mientras el aire a su alrededor se mueve. El aire, a su alrededor, siempre se mueve. Se lleva moviendo 618 años alrededor de los reyes bamoun. El aire quieto no debe tocar a un rey. Hace calor. Pero quizá sea también un hombre moderno. No tiene diez mujeres. Nueve, como mucho. Ni siquiera hará enterrar vivo consigo a uno solo de sus dignatarios, aún cuando fuera gemelo. En realidad, ya su abuelo, Njoya Ibrahim, el gran reformador de la dinastía y el reino, dejó de hacerlo.
Será ciento y pico minutos antes cuando entramos en su palacio. El de Njoya Ibrahim, sea quien sea quien lo habite ahora. Arcos de trazado inexplicable que descansan sobre columnas desproporcionadamente gruesas que desearían haber sido alguna vez verticales. Nojya Ibrahim lo impregna todo, y el museo bajo las cubiertas es el más encantador y misterioso gabinete de ciencias de un colegio jesuita antiguo, con trajes de coronación y de sociedades secretas en vez de reptiles en formol, documentos y fotos donde hojas secas entre páginas de libros, y el cráneo de un chambelán en el lugar de un búho disecado con algunas polillas.
Los hipopótamos deben de haberse acostado ya, porque en su charca sólo un francés se afana en la difícil tarea de resultar antipático sonriendo con mil millones de dientes, así que enfilamos nuestros guaguas hacia Dschang. Cuando entra mi hermano en el autobús y manda callar para recordarme que mañana tengo que ocuparme de sus hijos, sé que me estoy durmiendo.
El día comienza una hora mas tarde de lo normal, las voces de Pablo nos despiertan a las 7 para el deporte mañanero. Como cada día desperezarse y colgarme del cuello ese significativo “nº 3” que te recuerda a esa persona tan especial.
Tras el ejercicio, algo de tiempo libre antes del rico desayuno de pan con tomate que caracteriza este viaje. Y comenzamos con los talleres en primer lugar conferencia del profesor Malamine, seguida de los increíbles testimonios de las hermanas Antonia y Margarita, que tanta huella han dejado en nosotros. Nos han contado las obras que realizan aquí desde hace casi un par de años, además de historias reales, alegres, crueles y que te llegan al corazón. Niños que se alejan de la mala vida en las calles estando escolarizados, esto les apartará de caer en las mas crueles de las explotaciones. Estos testimonios nos han tocado la fibra sensible presenciando alguna lágrima en el rostro de algún rumbero. Particularmente en mi ha dejado una sensación de compromiso, una deuda con estas personas, de no dejarlas solas. Una promesa para el futuro.
Cada día nos vamos concienciando más de todo lo que estamos viviendo y empezamos por fin a valorar y a cambiar la mentalidad. Además añoras a la gente que no está contigo, tu familia y amigos, con los que te gustaría compartir todo lo que estas viviendo. Sin embargo miras a tu alrededor y ves a esas personas que te están acompañando en este camino, con las que estas compartiendo tantos momentos de risas, alegrías y desesperación. Entonces te das cuenta del gran valor de este viaje y sobre todo de este impresionante país siendo nosotros tremendamente afortunados por llevar con nosotros un pedacito de África.
“Buenos días chicos, zapatillas de deporte y abajo”. Esta frase es la que nos está despertado estos siete días que llevamos de expedición. La verdad es que a veces se pasa con las flexiones, pero nos viene bien un poco de mano dura.
Durante la mañana una monjita, que reside donde hemos dormido, nos ha contado a lo que ella se dedica en Camerún y sobre todo nos ha abierto los ojos cuando ha contado que niños entre siete y diecisiete años se dedican en verano después de la escuela a picar piedra para poder pagar el colegio. Me ha impactado de tal manera, que no he podido parar de llorar en una hora, pensando que yo tengo todo lo que quiero e incluso hay veces que soy infeliz con lo que tengo, y gracias a esta señora me he dado cuenta de que con todo lo que yo tengo podrían vivir estos niños toda su vida. Después de vivir todas estas emociones nos ha tocado dividirnos en grupos de radio, música, pintura y he ido con mi grupo de radio a acabar de montar una crónica, que esperemos que le guste a la gente. Para finalizar mi día quería rendirle honor a la comida de hoy que ha sido la mejor con diferencia arroz, huevo frito y pisto ¡Madre mía! Estábamos todos pendientes por si se podía repetir. Ah y se me olvidaba, por la noche hemos visto unas diapositivas sobre el Ejército español ayudando a las personas y ha estado muy interesante.
PD: Papá, Mamá, Julio y Huracán os echo de menos.
Después de cinco días te haces preguntas, reflexionas, piensas…
Ahora recordando anécdotas de lo que llevamos de viaje, me conmueve lo mucho que hemos llamado la atención, es decir, siempre he pensado que en este tipo de viajes hay que pasar desapercibidos, pero obviamente siendo tantos es imposible, somos 100 jóvenes . Al principio estos días solo pensaba en hacer fotos chulas y ahora me duele como recapacito y empiezo a pensar en que lo que tengo que hacer es intentar ponerme en la situación de cada uno de ellos, empatizar no solo para darme cuenta de lo que tengo sino también para que pueda valorar y dejar de tener prejuicios de las otras culturas. Porque queramos o no, normalmente todos tenemos muchos prejuicios.
Me doy cuenta de que todos aquí nos dan todo, nos enseñan todo lo que saben y me alucina saber que me iré habiendo aprendido mucho mas de ellos que lo que haya podido aportar yo.
Estoy muy bien pero aunque pensé que nunca os diría esto os echo mucho de menos. Un beso muy fuerte a todos y felicidades adelantadas mamá y atrasadas a la de Teresa.
Victoria Peña Kindelán.