Crónicas 711

11 Julio 2012

Carlos ToroRocío SimónM Ines DelgadoAlba SaizLara Benito
Organización MRS 2012 – Crónica 11.07.2012

Despierto con el olor de leña quemada, ya ceniza, ese olor tan puro y auténtico como va a ser el resto de este largo día que nos espera por delante y que aún no acertamos a intuir. Anoche, hace unas escasas cuatro horas, busqué un lugar donde sostener la mosquitera que nos acompañará durante todo este maravilloso viaje a Camerún y tras acomodarme sobre una dura mesa pude dormir esas pocas horas que aquí sirven para reparar todo el cansancio que acumulamos jornada tras jornada. Como si de la más cómoda cama se tratara, me levanto con el ánimo y fuerzas renovadas para superar todo lo que el día nos depare. Los olores, el verde intenso de la espesa vegetación que nos rodea, el incesante coro de insectos y anfibios, la inconfundible cadencia de los chicos corriendo durante su sesión gimnástica matinal, la imagen de algunos miembros del equipo trabajando desde primera hora para tener el magnífico desayuno preparado a tiempo… todo esto es la esencia del África subsahariana y de Madrid Rumbo al Sur que hoy ha estado en Bengbis.
Hemos pernoctado en las instalaciones de la Misión Católica de Bengbis y, tras los oportunos preparativos, el padre Francisco de la ONG Zerca y Lejos nos da algunos detalles de la realidad social y cultural de la zona, de quienes son y cómo viven los miembros de la etnia Baka que posteriormente vamos a visitar. Iniciamos la expedición en nuestros vehículos rumbo al asentamiento del que nos habló el Padre Francisco. Aún no sabemos las sensaciones que tanto los expedicionarios de MRS 2012 como todos los miembros del equipo vamos a vivir. El viaje en nuestros vehículos 4×4 se prolonga durante varias horas a través de una selva cada vez más espesa y espectacular, arboles de varias decenas de metros nos escoltan a nuestro paso, el rojizo y resbaladizo suelo de auténtica arcilla africana nos dificulta avanzar con diligencia, la marcha se ve interrumpida por zonas de paso dificultoso, por vehículos que hunden sus ruedas en interminables charcos de roja tierra y finalmente, con el sol a punto de ocultarse, llegamos al asentamiento pigmeo destino de nuestro trayecto. El espectacular camino ya sería suficiente para que este día sea de esos que se guardan en la memoria de todos nuestros sentidos, pero aún quedaba vivir la experiencia de compartir unas horas de miradas sinceras, palabras ininteligibles, mutuas sonrisas, danzas y canciones locales.
Uno se siente muy pequeño ante la inmensidad de la salvaje selva de esta región camerunesa, bajo las copas de centenarios árboles que cierran el cielo sobre tu cabeza, la indefensión es absoluta cuando uno intuye la espesura que la selva esconde, allá donde habitaban los Baka, allá donde ya no les dejan habitar. Cuando llegamos al asentamiento el sol estaba desapareciendo, pero antes de que terminara de hacerlo, los habitantes de esta selva inhóspita, nos demostraron cómo suelen hacer entre todos los miembros de la familia, las chozas que les protegen de las casi diarias lluvias en los días en que se encuentran de cacería fuera del poblado. En unos quince minutos tenían preparado el refugio que nosotros no habríamos sido capaces de construir en unas horas. Muchos años de tradición nómada les avalaban en su habilidad y conocimiento.
La interacción de nuestros expedicionarios con los jóvenes y niños pigmeos nos deja imágenes de pequeños abrazados a chicas que ni imaginaron sentir tanta ternura cuando embarcaban el día 30 de junio, rumbo a este sur que nos acoge con tan amplia sonrisa.
A la vuelta hacia nuestro campamento en la Misión Católica de Bengbis, traemos en uno de nuestros vehículos todo terrenos a unos cuantos Baka que nos acompañan desde hace dos días y volvemos a vivir una situación que sólo se puede dar en Madrid Rumbo al Sur, mientras conducimos por esa rojiza pista de arcilla y nuestra vista se pierde en los verdes de nuestro alrededor, nuestros invitados Baka nos deleitan con ininteligibles canciones y ritmos de percusión sobre el chasis de nuestro 4×4. Poco puede ser tan auténtico como cruzar ese camino plagado de charcos y trampas de lodo bajo el sonido de los ancestrales ritmos de la tribu de los Baka.
Vivir todo ello ha sido posible gracias a que nuestros amigos de la ONG Zerca y Lejos han dedicado muchos años de su vida e impagables esfuerzos a ayudar a ese pueblo pigmeo al que nunca sabremos agradecer semejante lección de humildad. Es posible sonreír cada día aunque se viva en la más absoluta pobreza y dominar un medio tan hostil como la profunda selva camerunesa con un metro y medio de estatura. Nuestros amigos Baka quedarán siempre en un lugar muy Zerca de nuestro corazón, pese a lo Lejos que se encuentren de nuestra artificial realidad.
Quisiera dar las gracias a ellos por mostrarnos en directo de dónde venimos, de esa sociedad primitiva que aún subsiste en sus poblados y sobre todo, adonde algunos querríamos ir… hacia la felicidad que da la sencillez.

Carlos Toro. Organización MRS

MRS 2012 – Crónica 11.07.2012

Cuando el oscuro cielo lleno de estrellas va transformándose poco a poco en azul claro, me doy cuenta de que otro día más nos han dado las tantas enviando las novedades a la Web.
Amanece en la selva que nos envuelve con sus sonidos de vida madrugadores, con sus olores a hierba fresca. Exóticos pájaros cantan con ritmos a punto de convertirse en una canción tipo bossa nova. Todo el verde que nos rodea rebosa alma.
Luego, mas avanzado el día, recorremos caminos entre la selva y poblados de agricultores. La naturaleza nos envuelve y parece imposible pensar que hay personas que viven en estas tierras. Cuando cruzamos sus poblados con el convoy salen a las puertas de sus casas y nos saludan con la mano. Los niños se ríen a carcajadas y corren detrás de las pick-up con los brazos extendidos intentando alcanzarnos.
Niños cuyas madres levantan cada día África, y la amamantan con sus pechos desgastados, pero ellas siempre resisten con sus bebés en brazos. Con la mirada firme y segura hacia el mañana.
Benditas madres que nos crían, nos enseñan y nos quieren. Benditas también las madres que están aquí como misioneras, trabajando cada día en la preciosa tarea de la enfermería.
Yo amo África, a sus gentes y a las madres. Pero creo que jamás podré amar a algo o a alguien más que a la mía.
El día se despide en el poblado de los Baka, una de las últimas poblaciones de pigmeos que persisten. Cazadores nómadas que nos acogen en sus casas de hojas de palmera con olor a humo.
Me quedó así, tumbada en la hierba de la selva con los cánticos de los Baka de fondo y mirando este cielo repleto de estrellas. A veces, sólo si cierras los ojos, puedes sentir África así: impregnada en la voz de estos niños y niñas que nos trasladan siglos atrás, a las civilizaciones más antiguas. Y puedes confundir las luciérnagas que revolotean a tu alrededor con las estrellas.
Mañana seguiré aquí y despertaré en estas tierras rojas de nuevo.
Despertaré de mis sueños para entrar en otro…

Rocío Simón Martínez

Expedicionaria MRS 2012 – Crónica 11.07.2012

Primer día levantándonos a las 8h, todos dormidos a hacer deporte como todas las mañanas, todos muertos y dormidos corriendo por un caminito en medio de la selva. En África, es donde me doy cuenta que los viajes en nuestros buses de supuestamente una hora, pueden llegar a durar hasta cinco horas, imprevistos, autobuses y coches atascados por el barro que hay por los caminos. Niños y niñas subidos a las bacas de los autobuses viendo las increíbles vistas de la selva, picándonos bichos, hormigas carnívoras, esquivando las ramas…Ha sido increíble, sonrisas y saludos de la gente que vive por aquí, por la selva, en casas hechas de palos y barro. Impresionada por la  gente, su felicidad, su facilidad de sonreírnos siempre a pesar de sus condiciones, es a veces, deprimente ver en lo que nos preocupamos nosotros al ver su situación y saber ya algunas de las historias que aquí ocurren. Llegar a nuestro destino, una población de pigmeos de la etnia Baka, pequeñas casas redondas hechas con ramas, palos, hojas… Personas ilusionadas y llenas de alegría se veían por aquel poblado, llegó nuestra horade comer a las 7 de la tarde, nuestras compartidas raciones militares, aun así, dándoles comida a nuestros anfitriones, a aquellos que nos han acogido con muchísima alegría y tratándonos genial.
Expedicionarios y monitores, todos callados y tumbados en el suelo, a pesar de los bichos mirando las estrellas, un cielo totalmente increible que se ve desde aquí, Camerún, que todos impresionados escuchando la charla de Paco sobre astronomía.
Solo se una cosa, que es el cielo mas increible que he podido ver y supongo que veré.
No se si será el malarone que te hace alucinar o realmente vi una estrella fugaz y solo pedir el deseo de que todo salga bien, que el viaje sea inolvidable y que mi familia y amigos estén todos bien.
Cada vez se hace un poco mas duro el estar sin saber de nuestros seres queridos, aquí me he dado cuenta de lo muchísimo que es necesario y todo lo que les echo de menos. Ver aquel colgante de mi madre, Ines, todos los dias y acordarme de sus palabras: “Cariño te doy este collar para que te cuide en el viaje, pásatelo muy bien.”
Todos tenemos algo que nos recuerda a ellos, que en los peores momentos nos ayudan a seguir,
Nos preguntamos en la charla de astronomía ¿donde están los Baka? Cuando aparecen cantando y bailando para nosotros, todos entregados, bailando y cantando con ellos, inolvidable, llegó la hora de irse, despedirnos de ellos y coger nuestros autobuses hacia el lugar donde dormiremos.
¡Suerte! Macarrones riquísimos para cenar, tras un día increible, de los mejores pasados aquí, es hora de irse a dormir.
Mañana es día 12 el día de él y yo. Será un buen día para recordar juntos en África.

Mª Ines Delgado

Expedicionaria MRS 2012 – Crónica 11.07.2012

Abrir los ojos y ver a una vela sobre una galleta de chocolate mientras tus pequeñas rumberas la acompañan sonriendo y cantándote el cumpleaños feliz no tiene precio. Da igual que el autobús se estampe contra una pick-up y que los mosquitos se hayan propuesto darse un banquete a tu costa, que sean las cuatro de la mañana y que aun no tengas la mosquitera extendida sobre el suelo, para mi estos diecisiete años empiezan por la puerta grande. Como cada mañana la voz de Pablo me hace levantarme tan rápido que para cuando empiezo a ser consciente ya tengo zapatillas puestas y estoy estirando. Debido al accidente de ayer nuestro grupo tiene que ir en la pick-up de la policía. Me acuerdo de mi madre que siempre dice que todo pasa por algo y me encantaría que pudiera verme ahora subida al coche con mis Pepitos, riéndonos con las policías cameruneses, jugando al limbo con ellos con ellos con los ojos y la boca abiertos como platos por medio de la selva. Gracias a la policía visitamos varios poblados y el lado de que somos solo 6 rumberos hace que todo tenga un mayor impacto. Nada mas acercarnos a una señora, nos presentamos y las primeras palabras que salen de sus labios son que duele el corazón. Creo que en ese momento a todos nos duele un  poco. Después jugamos con unos niños, compartimos comida con ellos y visitamos un pequeño poblado donde el jefe nos da la bienvenida. Allí hay otra  señora, que se hace llamar la abuela del pueblo que me enseña la sonrisa mas sincera que he visto adornada con apenas dientes. Llegamos al poblado Baka y nos enseñan a construir una choza en 5 minutos. Cuando les saludamos y les estrechamos las manos se puede notar que son unas manos duras y apenas acostumbradas a construirse una casa allí a donde van debido a su condición de nómadas. Y ahora estoy aquí, mirando a las estrellas, que iluminan el cielo como miles de luciérnagas que despiertan cuando baja el sol. Me gustaría poder estar el día mas especial de mi vida con mi familia que se que hoy se acordarán en especial de mi. Doy gracias por este gran día mientras miro a la luna y con la carta de esa persona tan especial en el bolsillo y una sonrisa en la cara, pero me encanta poder compartirlo con mi nueva familia rumbera bailando y cantando en media de la selva bajo el cielo africano. Buenas noches Camerún.

Alba Saiz

Expedicionaria MRS 2012 – Crónica 11.07.2012

Bajo la sombra de la sabana y mecida por el traqueteo de una carretera arcillosa pienso en todo lo acumulado hasta ahora. Son muchos los sentimientos que se aglomeran en mi interior y que, a los que mas tarde, tendré que encontrarles sentido.
Se me vienen a la mente recuerdos de días pasados que cada vez parecen mas lejanos y a la par tan vívidos: las manos de una niña en la iglesia, la sonrisa de una sonrisa en un hospital, la felicidad de los trabajadores de Widikun… Tengo el constante sentimiento contradictorio de querer quedarme para poder aprender todo lo posible y de querer irme para poner en marcha todos los proyectos que tengo en mente.
A pesar de todas las dificultades del camino, hemos llegado al pueblo Baka. Sigue sorprendiéndome tanto esta gente… Lejos de su aparente pobreza, por cada lugar que pisamos se ven muchas mas sonrisas de las que jamás hubiera logrado imaginar. Todos te abren su casa y corazón interesados en conocer a estas personas que cada día invaden en un pequeño recoveco de su mini África.
Al final del día, bajo un cielo que jamás habíamos podidos soñar, viendo estrellas muy diferentes a las de nuestra casa y muy iguales al mismo tiempo, terminamos este día con unos cantos que, aunque no los entendamos del todo, tienen un gran significado para ellos.
Bailando, riendo y cantando, abriendo las dichosas barreras que se supone que tenemos para comunicarnos, disfrutamos del final de un día maravilloso en el que aprender ha sido tan sencillo como observar a nuestro alrededor, aunque solo para la gente que realmente mira.
Esperando conocer mucho mas mañana y engancharme mucho mas a la adictiva África, me despido con un saludo para todos lo que en España leen esta crónica, ansiosos y preocupados por nosotros. Mamá, papá os quiero.

Lara Benito

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