14 Julio 2012
Ebolowa – Lolodorf
Amanecía en el Instituto técnico de los Salesianos en Ebolowa, monitores, equipo técnico y expedicionarios dormíamos diseminados por el centro. Algunos en salas a cubierto, yo he preferido de nuevo dormir bajo techo pero escuchando el sonido de la noche africana que poco a poco te va envolviendo hasta que el cansancio consigue que desaparezca.
Después del desayuno conocíamos el proyecto de Don Bosco en Ebolowa por uno de sus padres que nos contaba que “Don Bosco es un centro de formación profesional y técnica donde se ofrece la posibilidad de ofrecer estudios técnicos a muchos jóvenes que de otra manera no podrían costeárselo. Se inauguró en 1993 por una fundación de misioneros italianos. Al principio solamente se ocupaban de la formación profesional de dos años, en la actualidad hemos aumentado los años de cursos, hasta siete, y tenemos aproximadamente entre 500 y 600 alumnos que pagan una pequeña cantidad de dinero anual para acudir al centro. Estas instalaciones también acogen unos 60 internos al año sobre todo de hijos de familia que viven alejados del centro y con pocos recursos económicos. La mayoría de los alumnos son Cameruneses aunque también hay de algunos países cercanos como el Chat, Guinea, Gabón, etc.”
A continuación, nuestro profesor de historia africana Malamine, nos habló de los pigmeos. Ya hemos visitado a los de la étnia Baka, ahora nos falta conocer a los Bageli con los que conviviremos mañana.
Finalizadas las clases de vuelta regresábamos a los autobuses porque quedaba mucho camino por recorrer, casi todo era por pistas (porque no se les puede llamar carreteras) de arena rojiza que después de varias horas de autobús y a pesar de tener las ventanillas tan sólo con una rendijita abierta para respirar hacen que todo el mundo salga como si se hubiera untado con crema autobronceadora. A estas alturas del viaje los expedicionarios se visten con unas ropas de color indefinido debido al polvo y a la suciedad y repletas de lamparones que lucen como medallas de guerra.
Durante el camino paramos un rato para estirar las piernas en un lugar fantástico al que bordeaba un río, los expedicionarios han bajado para ver como algunas mujeres lavaban sus ropas en una de las orillas y han aprovechado para fotografiarlo todo.
A las cinco de la tarde llegábamos a una misión de Médicos Mundi, compartida con la escuela de las misioneras Pureza de María y al hospital de las hermanitas de Jesús, que fundaron los alemanes hace 100 años. Nos recibía el padre Pablo Paniagua que lleva 32 años en África y 9 en Camerún, y que nos contaba su proyecto “Todos estos edificios son antiguas escuelas que ahora utilizamos como hospital. Este hospital ya lleva 42 años, lo gestiona Médicos Mundi, primero Catalunya y ahora Médicos Mundi Extremadura, sin lo que todo esto no sería posible. El hospital tuvo en su momento mucha importancia aunque ahora, que ha bajado algo la población de alrededor, tenemos algo menos de actividad. Aquí atendemos a todo tipo de enfermos, sobre todo pigmeos que tienen problemas en otros hospitales y a los que mañana visitareis”.
La noche cayó y los chavales aprovecharon para realizar talleres del programa académico de MRS. Después de un buen plato de lentejas realizado por nuestro cocinero Pablo Font nos queda conocer a alguien más de la expedición, en este caso a Miriam Preckler, una de las monitoras y profesoras de MRS “Este proyecto llegó a mi vida a través de un familiar que participó en las pruebas de selección de MRS. Me pareció una iniciativa muy positiva. Yo en ese momento trabajaba en una ONG, en Manos Unidas, y me llamó mucho la atención el proyecto educativo solidario que se ofrecía a los más jóvenes. Ya estuve el año pasado en Senegal y este año he vuelto a repetir, aunque he de reconocer que me ha costado bastante entrar porque ya estaba el equipo completo y he podido apuntarme al proyecto gracias al tesón”. Miriam es profesora de cooperación y monitora “Lo que implica darles a conocer el mundo de la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria y sobre todo lo que hago es tratar de trabajar con ellos los valores de respeto, solidaridad, tolerancia… Y luego canalizar las inquietudes que surgen en el viaje hacia la participación que puedan tener en su vida diaria, en su entorno, para y con los demás”. Miriam ve como sus alumnos van realizando progresos según pasan los días “Es un proceso que evoluciona. Es increíble verlos el primer día con su cara de ilusión sin saber muy bien lo que se van a encontrar y luego verlos como van cambiando y como el viaje les va cambiando. Como el viaje es muy dinámico y casi no hay tiempo para reflexionar los últimos días son en los que más se los nota el cambio”.
Hoy, y sin que sirva de precedente, los expedicionarios se van pronto a dormir, mañana de nuevo será una jornada larga y llena de emociones.
Ebolowa – Lolodorf
6 y 15 de la mañana amanecemos en el centro salesiano de Don Bosco de la orden de los Salesianos en Ebolowa. Me encanta dormir con mosquitera, creo que si aguanta, me la voy a llevar a Madrid, para usarla ahí. Soy monitor del grupo 4 de la expedición. Un poco de deporte, hoy más “light” comparado con otros días. La gente está de un humor estupendo, probablemente la oportuna ducha de ayer tiene mucho que ver. Desayuno y preparar todo para la salida. Hemos preparado la mochila de mano con todo lo necesario para dormir, porque en breve pasaremos un día y una noche entero en un campamento bageli. Días atrás pasamos un tiempo con los baka (también pigmeos) y visitamos un poblado de esta tribu. Sencillamente impresionante. Me llamó especialmente la atención el hecho de que hoy en día sigan viviendo en la selva como nosotros en nuestras casas, que sigan con sus costumbres y técnicas de supervivencia, ajenos a todo lo que nos rodea. Por otro lado es un pueblo con una riqueza espiritual inmensa, y con un conocimiento, que no sólo abarca la selva, si no también las estrellas, como nos enseñó el astrólogo de la expedición Paco Centenera. Está claro que no todo es lo que aparenta, y menos en este continente. Si bien es cierto, que esta tribu es maltratada en las zonas rurales, por su falta de educación. Este es el objetivo de muchas misiones que hemos visitado y a la que nos dirigimos esta mañana en Lolodorf: ayudar a los miembros de esta tribu, a través de la educación, a integrarse en la sociedad camerunesa, de manera que sean tratados de manera justa. El padre Salesiano, nos explica la labor que hacen esta ciudad. Otra cosa que me ha impresionado durante la mañana, y no son ni las doce (típico de MRS), es el testimonio de este padre salesiano, que es una vida entregada a los demás. Luego el profesor senegalés Malamine, que nos acompaña en la expedición nos da más “claves” para entender a los bakka .Van a estar alo largo de nuestro viaje, y qué mejor forma de conocer este pueblo su historia, que de mano de un doctor en historia africana como Malamine. La historia de esta tribu y su gran expansión por África, sólo aumenta mi interés y mi admiración por los pigmeos.
Montamos en los autobuses y en marcha. Tras unas horitas y mucho polvo por los caminos llegamos a Lolodorf. La distancia no es muy larga, pero la carretera es de tierra, y estrecha y hace que el viaje sea más largo.¡Cuánto desarrollo hace falta! creo personalmente, que obras de carretera, como la que vimos de la empresa española, son el primer paso para el desarrollo de este país. Durante el viaje en autobús, llego a la conclusión de que nunca me podría acostumbrar a lo bonito, increíble y misteriosa que es esta selva. Inabarcable, es la palabra. Aprovecho para dormir un rato, y despertamos con bastante polvo. Los caminos están secos y la ducha de ayer, parece que va perdiendo sentido…
Llegamos a la misión de Lolodorf, de origen alemán, con más de 100 años de historia. ¡Qué sitio! Rodeada por la selva y una cordillera que verdaderamente dan ganas de de quedarte aquí. Comemos unos bocadillos de huevos revueltos con tomate, de los cuales me tomaría cinco si me dejasen. Algunos, como yo, aprovechamos para descansar en la hierba mientras Telmo y Mar Aldaz nos presentan al padre Paniagua y a la madre Dolores, ambos españoles. Otra impresión. Más de cuarenta años en África. Más de cuarenta años lejos de sus países de origen, al servicio de los demás. Me vuelvo a preguntar lo mismo.¿Qué le ha traído a estas personas aquí? Todos los misioneros que hemos visitado durante este viaje, tiene un denominador común: están felices. A pesar de los dramas que deben vivir en su día a día, cuentan la labor que hacen con una sonrisa de oreja a oreja.
Empiezan los talleres de arqueología, geología y música, y va oscureciendo a medida que escribo esta crónica. Por un lado veo a los de arqueología tallando piedras, el corrito de los de geología, oigo los bongos del taller de música. El buen humor de esta mañana no parece haberse disipado, más bien aumentado. En un rato cenaremos: lentejas. Estamos comiendo fenomenal, mucho mejor de lo que me esperaba, si digo la verdad. No sólo desayunamos, comemos y cenamos todos los días, sino que además el menú pasa por unos huevos fritos con arroz (mi plato favorito y el de varios) hasta una fideuá estupenda. Meritazo. Luego mosquitera y a pensar en la jornada de mañana en la que nos juntamos con los bangeli. Me apetece muchísimo y pensaré en ello, pero ya sé que tardaré muy poco en dormirme, el día ha sido muy completo y el sueño gana. Con mi mosquitera, por supuesto…
Pablo Hornedo López-Ibor
Monitor MRS 2012
SABIOS
Un antiguo proverbio oriental dice: “todos los hombres son sabios; unos antes, otros después”. Lo que no dice es que esta sabiduría pasa fácilmente desapercibida ante nuestros ojos, ocupados en conocer qué marca de ropa usa el prójimo más que en indagar lo que se esconde dentro de su alma.
AIO es un hombre Bakka. No recuerdo su nombre “occidental”, pero a él le gusta que le llamen así, para él es su verdadero nombre. Llegó con su gente casi de puntillas, mientras pasábamos el día en el barullo de Yaundé. Dudo que alguien les prestase mucha más atención que yo, preocupado repasando los asientos disponibles en los autocares y preguntándome si me vería obligado a cederles cortésmente mi estupendo asiento de ventanilla.
Los Bakka han pasado con nosotros un par de días, y en todo momento han mantenido una actitud discreta y silenciosa, a medio camino entre la timidez y la incredulidad, observando todo el esfuerzo que requiere poner en marcha una expedición como ésta. Han seguido miméticamente nuestros movimientos sin realizar una sola pregunta, sin poner ninguna condición. Ahora puedo ver que se han desplazado entre nuestra rutina con el sigilo de un cazador en la selva. Eso es lo que son. Cazadores, y sobre todo hombres honestos con ellos mismos.
Por fortuna, a veces uno encuentra a quien le abre los ojos en el momento justo. “Yo que vosotros aprovecharía para hablar con AIO. Es un jefe de aldea, y entre los suyos es tenido por un gran sabio”. Quien habla así es Francis, religioso de la ONG “Zerca y Lejos” que trabaja con los Bakka en Bengbis. Tampoco ha hecho su entrada en la expedición entre fuegos artificiales, un tanto eclipsado por María, su atractiva compañera de misión. Reparé en él durante la recepción del Embajador, y creo que sólo le saludé fugazmente, por fortuna lo justo para descubrir que su sonrisa era verdadera.
Ya vamos de camino hacia el poblado Bakka, y Francis me va contando poco a poco la realizad de su trabajo, de la gente de la que se rodea y de la gente a la que ayuda. Entre los baches y los inevitables parones de la expedición, Francis mantiene sin esfuerzo un semblante amable y relajado. Ya hace tiempo que quedó claro que la hipocresía no entra en su vocabulario. Se da cuenta de nuestras necesidades y con naturalidad resuelve nuestros problemas al tiempo que despliega un aura tranquilizadora.
Se dice que en África antiguamente no se medía a los sabios por los conocimientos que atesoraban, sino por su capacidad de comprensión de lo que les rodea. No se me ocurre otra forma mejor de definir a AIO, o a Francis, o a algunas de las otras personas que hemos descubierto en este viaje. Sabios verdaderos, maestros de la empatía y de la comprensión de la realidad, no coleccionistas de citas y datos con los que alimentar su ego.
Bajo el cielo de la selva AIO nos regala, sin darle la menor importancia, un viaje por la manera de entender el Universo de los Bakka. Una lección de sencillez y sentido común, de elefantes y noches de caza sin Luna, que estremece más sabiendo que quedará oculta bajo las aguas del progreso. Una lección de comprensión de su propia vida contada desde un desapego enternecedor, envidiable para aquéllos que pensamos que este mundo material solamente es pasajero.
Francis y yo nos despedimos de AIO sin poder preguntarle por sus dotes sanadoras; en esos momentos su máxima preocupación es que no paren los tambores. Su aplastante lógica no entiende que nos vayamos sin ver más sobre cómo viven, después de un viaje tan largo.
Durante el viaje de vuelta voy dándome cuenta de lo que he vivido, de lo que he estado a punto de perderme. No puedo evitarme un reproche por mi falta de sensibilidad. Afortunadamente, otro viejo dicho oriental me ayuda a digerir mi torpeza: “el sabio se repone de sus fracasos; el necio jamás se repone de sus éxitos”.
Francisco Centenera
Profesor de Astronomía MRS
Nos levantamos en Ebolowa rápido y nos preparamos para salir en el autobús. A pesar de las largas horas que pasamos en él, el viaje se hace entretenido y se pasa rápido.
En estos momentos del viaje se nota el buen ambiente entre todos y que vamos formando una piña.
En el viaje hemos hecho una parada al lado de un río donde hemos podido ver a unas señoras con sus hijos lavando los platos y la ropa. Es impresionante como nos resulta tan fácil el acceso al agua y sin embargo aquí todo requiere un esfuerzo añadido.
Continuamos con el viaje y por fin llegamos a nuestro destino, Lolodorf, donde al llegar nos explican el proyecto. Horas después tenemos talleres dinámicos: en uno hemos hecho nuestros propios collares prehistóricos con la profesora de arqueología Olga, en otro el bombero geólogo nos explica la formación de la geografía Áfricana. Mañana emprenderemos una marcha al pueblo pigmeo, donde probablemente dormiremos.
Buenas noches
María Garrido
Marina Higueras Funes
Beatriz Lázaro
PD Marina: Tuti, Mami, Pablez y Rusu os quiero mucho y me acuerdo mucho de vosotros, estoy deseando veros.
PD María: A mi familia que se que están todos los días viendo las fotos, videos… os quiero mucho y echo mucho de menos ¡Nos vemos pronto!
PD Beatriz: A mi familia, amigos y a Samu, espero que no me estéis echando mucho de menos. Ya no queda nada, en unos días nos vemos.
Expedicionario MRS 2012 – Crónica 14.07.2012
Con unos buenísimos días nos ha despertado nuestro amigo Pablo Martos para llevar a cabo una serie de pequeños estiramientos. A desayunar y como dice la canción: “que tomas pastillas rosas”. Que haríamos sin nuestro malarone a parte de no tener pesadillas. Nos hemos preparado para ir al autobús, estábamos pensando en dormir en el y… ¡charla de historia con Malamine y otra con un salesiano! y rumbo al bus “si solo son tres horas” hemos salido a las tres y llegamos a las cinco y media. Peleas sanas en el bus por los sitios pudiendo aprovechar este tiempo para escuchar África.
Europa es un gigante acostumbrado a arrollar. Los caminos se juntan y es inevitable el choque. Más de uno estamos aprendiendo que ese choque puede ser sinónimo de mejora para todos, pero hasta que no nos demos cuenta que nos sobran 3014 cosas y son las 3014 que a ellos les faltan no iremos a ningún lado. A las 5:30, tres horas y media desde que hemos salido, como nos habían dicho, hemos llegado a un centro de religiosas, tan impresionantes como siempre, sacando fuerzas de donde no las hay. Son muy grandes, ya lo dice Cuesta, nuestro gran fotógrafo. Gran sitio este, se ven bosques frondosos, fuertes, muy africanos, con mucha fuerza, te quedas alucinado mirando… Diferentes talleres nos han ofrecido nuestra gran plantilla de monitores, música, arqueología, boxeo… Junto con niños africanos y como siempre, no te lo van a negar, una sonrisa que anima al mí depresivo. Son gente sin nada aparentemente, pero felices. Algún día aprenderemos. Hoy dormimos pronto, un día 14 que vale por cinco y esta noche nublada se compensa mirando al cielo y a que las luciérnagas nos dan las buenas noches. Quedan nueve días y seguimos preparándonos para vivir un sueño de papel. Felicidades a todo el que celebre algo hoy.
Mario Gibello