Crónicas día 12

•Ana Pamies. •Dolores Orea.

Día 14 (10 de Julio de 2016)

Llevamos ya varios días viviendo la experiencia de España Rumbo al Sur y aún así no acabo de creérmelo. Todos y cada uno de los minutos vividos desde que nos subimos al autobús forman parte de experiencias, situaciones y emociones que nunca había pensado vivir tan intensamente como lo estoy haciendo.

Me subí al bus Rumbo al Sur con muchos miedos e inquietudes pero a medida que han pasado los días los he ido superando. Sin embargo, lo que estoy experimentando es tan complejo que me da miedo que estas vivencias no sean realmente comprensibles por personas cercanas; por eso, escribo esta crónica. Quiero que mi familia y amigos sepan que estoy feliz.

Yo, ya he empezado la cuenta de atrás. Me da mucha pena que la expedición se acabe, pero por otra parte, echo de menos hablar día a día con mi madre y que me de consejos, me encantaría poder vivir estos momentos con ella.

Ya queda poco para la vuelta, me llevo amistades increíbles y me voy con la sensación de que esta expedición es solo el principio de algo muy grande.

 

P.D.: Felicidades a las dos

 

Ana Pamies
Expedicionaria ERS

Al comenzar este viaje, nunca llegué a imaginar que tendría la oportunidad que hoy he tenido. A cuatro de los 160 expedicionarios se nos ofreció la oportunidad de pasar un día navegando. Fuimos cuatro chicas que navegamos usualmente.

Tras desayunar brevemente, cogimos un coche con Telmo y el fotógrafo y el cámara : Cuesta y Nico. Al llegar al puerto, las gaviotas nos recibieron con sus sonidos y el mar reflejaba el cielo azul más puro. Andamos por el muelle entre barcos enormes y llegamos al “Fisher and Payker”, el velero en el que íbamos a navegar. Subimos y nos recibió la tripulación y Kimbo, el perrito del barco.

Nada más haber salido del puerto, el aire ya comenzó a soplar. El barco, que tenía dos palos, dos timones y una eslora de 20 metros, comenzó a balancearse ya por las suaves olas. El capitán y dueño del barco Kino Quiroga amigo de Telmo, dirigió el rumbo hacia un grupo de veleros porque creía que allí había delfines. Mientras nos dirigíamos al banco, de lo que luego resultó ser ballenas, subieron a una de las expedicionarias, a María, a la cruceta del primer palo. Cuando llegamos a donde había ballenas, calderones para precisar, un delfín decidió ir jugando con la quilla del barco.

Tiempo después si, cuando ya habíamos recorrido varias millas, llegamos a un área donde el viento soplaba 22 nudos. Cogiendo un rumbo de ceñida, el barco, hundiendo la banda de sotavento, alcanzó los 10 nudos. Entonces fue cuando el mar se volvió el verdadero protagonista, saltando por encima de la proa, rompiendo en la quilla, creando montañas de agua azul esmeralda. Parecía que todos los elementos se habían unido para crear la atmósfera perfecta. Entonces me di cuenta de lo importante que es cuidar el medio ambiente para conservar un clima tan delicado como es el de la Macaronesia española. Un clima, como con el que hemos convivido estas semanas, que nos ha hecho sufrir y sudar, pero al que ya nos hemos acostumbrado.

En este viaje, me he dado cuenta de que el clima y el medio ambiente son fundamentales para cualquier tipo de vida. Me llevo de estas semanas, las nuevas ideas que he desarrollado, las experiencias que he vivido y los amigos que he hecho, que ya los veré en Madrid; tristemente una ciudad sin mar.

Dolores Orea
Expedicionaria ERS

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