Martes 12 de Julio de 2016
Contra todo pronóstico, los refugios que habíamos levantado el día anterior no se habían caído y pudimos dormir tranquilamente, aunque como sardinillas enlatadas.
El sitio a simple vista no era muy llamativo. Podía parecer un simple secarral perdido entre volcanes, en medio de la nada, con cuatro casas en ruinas; pero nunca se deben juzgar las cosas a simple vista, nunca debemos decir un “no” sin haber pensado en un “quizás” para ganar tiempo observando los pequeños detalles de las cosas y dejarnos sorprender. Y eso pasó con el lugar, a menos de 500 metros del lugar, siguiendo un camino de rocas estaba la playa, la más bonita que jamás he visto. La arena negra se extendía uniformemente, virgen de cualquier huella humana, fundiéndose en la orilla con un mar celeste embravecido por los vientos alisios. Todo el conjunto en sí transmitía paz y, probablemente por ello, fue el lugar elegido por Rumbo al Sur para realizar las tablas de ejercicios.
Después, tocó recoger y subirse al autobús dirección a Puerto del Rosario. Al llegar, dejamos las mochilas en un nuevo cuartel militar tomando dirección a la plaza de la Paz donde nos enseñaron un poco más sobre los deportes canarios tradicionales: lucha canaria, salto con lanza, palo canario… Y así pasamos un buen rato entre risas.
Después, comimos y tomamos rumbo a la playa para realizar tres talleres: ¡zumba!, cuaderno de habilidades con Lucía y rescate acuático con Mario. Y aquí fue donde, entre taller y taller, nos dimos cuenta de que todo eso estaba tocando a su fin. España Rumbo al Sur no es solo una expedición donde nos enseñan los típicos valores de compañerismo y superación, si no también es un lugar donde en apenas tres semanas hemos sabido formar una familia con un puñado de desconocidos. Y es que, como nos dijeron en una de charlas de este viaje, las mejores personas se conocen en las situaciones más difíciles, aquellas en las que sufres y sientes que no puedes más. Han sido 16 días de risas, de momentos duros, de esfuerzo e ilusión, días que quedarán marcados en cada uno de los corazones de los rumberos. Estoy segura que sin todos y cada uno de esos 200 desconocidos, el viaje no hubiera sido igual.
He aprendido a valorar las cosas, a ver que nada se quiere ni se estima hasta que se pierde y que una simple ducha puede ser uno de los mejores regalos del día. También he aprendido a tener más confianza en mí misma y a ver los problemas desde otra perspectiva. El viaje se está acabando y apenas quedan unas 48 horas para coger el avión que me llevará de vuelta a casa, pero una parte de mí siempre estará Rumbo al Sur.
Sara Ramos Palomares
Expedicionaria ERS
Martes 12 de Julio
Querido mundo real,
¿Qué tal va todo por allí? Aquí ya ha empezado la cuenta atrás, tan solo quedan dos días de expedición y todos estamos deseando aprovechar al máximo cada momento para llegar a casa y sentirnos orgullosos y satisfechos de la huella que nos ha dejado esta magnífica experiencia.
El día ha comenzado con los primeros rayos de Sol acariciando nuestras mejillas y el sonido de las olas e incluso de los pajarillos endulzando las palabras más odiadas del viaje “Buenos días”. 6:30 A.M. y ya estamos todos preparados para comenzar las flexiones y ejercicios de tonificación en la playa. La arena negra de la playa nos calienta los pies mientras sacamos las pocas fuerzas mañaneras que aún guardamos dentro de nosotros. La verdad es que por las mañanas se respira esfuerzo y dedicación, y por muy duro que sea todos estamos ofreciendo lo máximo de nosotros para superarnos día a día.
Aunque no da mucha pena abandonar este lugar tan emblemático y aventurero, toca seguir nuestro rumbo hacia Puerto del Rosario, una de las ciudades más importantes de la isla.
El autobús está inundado de silencio, ojos cerrados, sueños esperanzadores. El paisaje nos transmite la soledad necesaria para reflexionar sobre cada momento vivido y por los que aún nos quedan por vivir.
Hoy nos hemos adentrado en la cultura de la zona para practicar los juegos y deportes canarios. Una parte muy importante del viaje está siendo la empatía, es decir, el ponerse en el lugar de personas totalmente diferentes a nosotros. Puede que hayamos sido afortunados en cierta medida, pero no debemos olvidar lo que nos ha llevado a estar donde estamos. La cultura es algo que debemos conservar, que nos identifica y que nos hace ser como somos.
A media mañana llegamos al campo de lucha: un edificio casi sagrado por estas tierras. El primer taller es de lucha canaria. Nos vestimos con el traje típico, dos manos unidas, las otras en el pantalón del contrario, y comienza la batalla. El objetivo del juego es derrumbar al rival haciéndole tocar el suelo con cualquier parte del cuerpo. Nos ha parecido un deporte muy noble y verdadero. Hemos continuado con el taller del palo canario, un ejercicio de coordinación en el que se demuestra el control y el manejo de los palos marcando los movimientos y sonidos.
3 de la tarde, el sol nos deslumbra como a ninguna otra hora del día. Ha llegado el momento del volver al cuartel, paseando por las calles de la ciudad y observando a los habitantes que tan extrañados se quedan al vernos pasar. A decir verdad, se echan de menos las siestas, pero aquí no hay tiempo que perder y las actividades continúan. Esta tarde nos dirigimos hacia la playa para hacer un taller de rescate acuático. Jamás me hubiera imaginado que una actividad como esta implicara tanta coordinación y trabajo en equipo.
La música ha conquistado la playa para el siguiente taller: ¡zumba!. Movimientos de cadera, sonrisas y miradas alegres de los turistas que pasean por la costa. Transmitir felicidad hasta a los niños que se unen para bailar es el principal objetivo.
Ya ha llegado el atardecer, el antepenúltimo día nos va diciendo adiós sin que nos demos cuenta. Para terminar el día, José María Márquez, fundador de la ONG “África Directo” nos da una conferencia sobre la cooperación internacional y de cómo España Rumbo al Sur también está aportando su granito de arena a este proceso. Ha sido un momento muy bonito y nos ha hecho a todos nosotros sentirnos importantes en este mundo tan cambiante y con tanta necesidad de cambio.
La noche ya ha llegado a Fuerteventura, las calles del cuartel están solitarias a estas horas. Otro día superado, ¿qué nos esperará mañana? Nadie lo sabe, pero será un nuevo día lleno de cosas que aprender. Recuerda que muy pronto nos volveremos a ver. En el fondo te echo de menos,
Un saludo
Diana Hernando de la Fuente
Expedicionaria ERS