Miércoles 13 de Julio
Parece mentira que esté terminando el viaje en el que llevo poniendo mi cabeza y mi corazón los últimos cuatro meses. Todo empezó queriendo aprovechar el verano al máximo de una forma distinta y desde luego lo ha sido. Salir de las comodidades de nuestras casas y dar el paso a cambiar la forma de ver el día a día no es fácil.
España Rumbo al Sur nos ha ofrecido la oportunidad de visitar una parte de la Macaronesia y con ella descubrir rincones nuevos del mundo y de nosotros mismos. Cada uno de nosotros habrá vivido al experiencia de forma distinta y sacará de ella lo que en el futuro le hará ser quien desee ser. Todos los momentos vividos tanto buenos como malos permanecerán en nuestra memoria, pero las amistades que aquí hemos forjado durarán y mantendrán los valores que nos han unido.
Este es solo el primer paso de un largo camino hacia la creación de un mundo mejor. Gracias a España Rumbo al Sur por haberme enseñado a crecer valorando cada pequeño detalle de mi vida.
Ana Aparicio Domínguez
Expedicionaria ERS
A veces uno tiene que poner rumbo al sur para encontrar el norte; para descubrir, sentir, ver y aprender. Por eso, creo que esto no es el final, si no más bien el principio. Todas las experiencias, valores y enseñanzas solo tienen sentido si las llevamos con nosotros, si las compartimos, porque al fin y al cabo este el propósito de ERS. Y entonces, sólo entonces, todo el sueño acumulado, el frío que hemos pasado y el sueño cobrarán sentido.
Cuando conseguimos salir de nuestra rutina para vivir de otra manera, cuando transmitimos estos sentimientos a los demás, entonces es cuando estos días que hemos pasado y todo este tiempo invertido por un montón de gente adquiere un valor incalculable.
Se suele utilizar la expresión de “el viaje de la vida”. Utilizando esta metáfora podríamos decir que ERS es un nuevo comienzo, un nuevo rumbo en el cual se nos enseña que la vida es más bien “un viaje y no una carrera, a disfrutar del paisaje mientras quede carretera”.
Recuerdo el primer día cuando llegamos con nuestras mochilas llenas, inundados por las dudas. Ahora, 17 días después nos encontramos más bien con las mochilas vacías, entre las barritas ya acabadas y las cosas que vamos perdiendo, pero con un saco lleno de vivencias, experiencias, nuevos miles de amigos y de momentos únicos que nos acompañan.
Por eso, mañana, cuando por última vez recojamos la mochila; aunque hay mucha gente que añora la comida de su casa y una ducha caliente; estoy seguro de que a todos nos invadirá un sentimiento de pena y nostalgia, al recordar todos los momentos imborrables, irrepetibles e inolvidables.
Ahora, estamos todos cansados pero cuando pase el tiempo y se nos pase la resaca de este cóctel de emociones y momentos, cuando recuperemos nuestros cómodos y tranquilas rutinas que ahora tanto echamos de menos y podamos reflexionar y digerir todo lo que hemos pasado y vivido; veremos lo que realmente ha significado ERS para nosotros.
No voy a ponerme dramático y decir que esta expedición me ha cambiado la vida. Pero son este tipo de experiencias las que luego dan paso a otras y que poco a poco; y más aún a nuestra edad van formando a una persona, definiendo quiénes somos y quienes queremos llegar a ser.
Uno de los primeros días, nos dijeron una frase que creo que resume nuestra experiencia: “los barcos están más seguros en el puerto, pero no es por eso para lo que están hechos”. Simplemente descubrir, experimentar, sentir, conocer, aprender, atreverse, pensar, querer… Porque solo se es joven una vez, porque solo se vive una vez.
Juan Muñoz
Expedicionario ERS
Todo momento tanto bueno como malo tiene su fin, nadie quiere que esto acabe, pero no somos conscientes de que estos momentos tienen que acabar para que otros vengan. Hay que vivir, llorar, reír, disfrutando cada segundo y minuto, no somos conscientes de que el tiempo es oro.
Aquí todo cambia, te hace valorar verdaderamente aquel tiempo que posees. Antes de venir aquí, consideraba que aprovechaba mi tiempo, allí en Sevilla con mi familia y amigos, acomodada. Viviendo en un entorno, donde no me faltaba de nada, considerado normal, pero ahora esta perspectiva ha dado un cambio radical. He aprendido el concepto de vivir el presente, aprovechar cada minuto y segundo hasta tal punto de sentirme realizada conmigo misma. Nunca llegué a imaginar que yo poseía toda esa energía en mi interior.
Considero esta expedición como algo básico para las personas, para su formación, te hace ver la importancia de sacar lo mejor de nuestro alma, lo más profundo de ella. Una vez, al principio del viaje, nos dijeron en una charla que “una larga travesía hará aflorar todo lo que el alma esconde”. En un principio no entendía a que se refería realmente, ahora todo lo veo claro, aquí uno muestra lo más profundo de su ser.
Y así, sin más, vas descubriendo que no es más rico el que más tiene por fuera, si no que lo importante es lo que lleva dentro. Los miramos a ellos pensando que son pobres, pero son más ricos que nosotros. Ellos nos dan lecciones de vida, infinitamente más valiosas que aquellas impartidas en mi colegio. Siempre recordaré la lección de vida que nos dio Pepe, un hombre que se ganaba la vida en el puerto de Corralejo (Fuerteventura) acompañado de su guitarra y su fiel perro. Él nos dijo que hacía muchísimos años que no se sentía tan a gusto con la gente que lo rodeaba y compartió con nosotros un momento lleno de alegría, al fina y al cabo, tiempo, tiempo que nunca recuperaremos. Al final, esta vida te devuelve lo que tu le das y debes aceptar todo lo que ella te ofrece.
Blanca Kirkendall Pérez de Ayala
Expedicionaria ERS