Cronicas día 3

Salvavidas.

¿Qué capacidad de asimilación tiene un adolescente? ¿Puede acercarse al infinito? Si se trata de un ejemplar Rumbo al Sur cabe plantear un experimento cuasi científico: en una sola jornada pueden (o no) aprender nociones básicas de primeros auxilios, sumergirse en un viaje por el interior de la mente y de las emociones humanas, rememorar travesías del Atlántico en réplicas de las naves de Colón, aproximarse a la realidad cotidiana de las misiones e incluso ponerse en la piel de un reportero de actualidad. Todo sin pausa, como una avalancha de datos, descubrimientos, experiencias, reflexiones y provocaciones. Puede ser excesivo para cualquiera, sí, pero en la Ruta el tiempo obliga a acelerar cada jornada, cada hora, cada minuto. Y aunque resulte imposible recordar todos y cada uno de los mensajes, seguramente en algún lugar de la memoria quedarán grabados a fuego.

Y así ciento sesenta chavales se encuentran de repente, en la cubierta de un barco realizando prácticas de reanimación a la supuesta víctima de una electrocución. La primera lección es fundamental: deben aprender lo que NO se debe hacer en caso de accidente: asumir riesgos o cometer temeridades que puedan poner en peligro otras vidas. A partir de ahí, normas prácticas y precisas: despejar el escenario, observar a través de determinados indicios el estado del paciente, informar con la máxima rapidez a los servicios asistenciales. Y, en caso extremo, practicar una serie de ejercicios de reanimación que, sí, pueden salvar vidas: despejar las vías aéreas para evitar la asfixia, realizar masajes cardiorrespiratorios y –ya por fin- utilizar un desfibrilador como último recurso en episodios de parada cardíaca. Cuando rememoren esos momentos, sin duda primarán las imágenes del corro de jóvenes en torno al compañero tumbado en el suelo, en el papel de accidentado, y los tratamiento más o menos atinados, más o menos absurdos, de los salvavidas de ocasión. Mejor será no encontrarse ante la necesidad de aplicar esos “conocimientos” en el futuro, pero en algún lugar de su disco duro quedará un archivo que puede marcar la frontera entre la vida y la muerte. O al menos ofrecerles un bagaje de conocimientos y sentido común más que conveniente para afrontar situaciones de alta tensión.

De modo que los jóvenes descubren nuevas (aunque frágiles e inciertas) capacidades, pero no pueden permitirse el lujo de pararse un momento y clasificarlas por orden. En cuestión de minutos se abre otra compuerta y les cae encima otro torrente de información o de emociones. Ya tendrán tiempo de pensar. Ahora toca vivir el viaje. El futuro hecho presente continuo.

Luis Pintor.
Profesor ERS

Día 3

El mar… ¿Hay algo que despierte tanta admiración y a la vez tanto respeto como el mar? El mar consigue siempre darte esa sensación de paz, de libertad y de liberación que a veces tanto necesitamos, tal vez por su inmensidad o tal vez por todo lo que esconde. Este lugar tan especial y único es, precisamente, el escenario del inicio oficial de nuestro viaje rumbo al sur, rumbo a la Macaronesia, rumbo al cambio de nuestras vidas.

No exagero al decir que un solo día en ERS equivale a 5 días de mi vida normal. ¡Jamás he aprovechado tanto el tiempo! Y eso que aún no hemos llegado a tierra firme. Llevo cuatro días aquí y ya puedo decir que cada momento, palabra y formación es simplemente única.

Entre bamboleo y bamboleo del barco y algún otro mareo, hacemos deporte y recibimos numerosas formaciones académicas sobre ética, valores, capacidades… Aprendemos lo que realmente importa, como liberarnos de todo lo que nos bloquea e incluso ¡cómo reanimar a una persona con parada cardiorrespiratoria! Realmente, todos y cada uno de los talleres me están siendo de gran ayuda y estoy deseando ver todo lo que está por llegar.

A pocas horas de llegar a tierra firme, seguimos aprovechando el tiempo al 100% y sin saber nada de lo que nos vamos a encontrar a lo largo de nuestro viaje. Por eso, ya ha dejado de importarme el que vendrá, porque esa es precisamente la filosofía de ERS, vivir el momento.

Bona nit!

P.D.: mare, t’estimo!

Claudia Castello
Expedicionaria ERS