CIUDAD FORTALEZA

Ceuta contiene un buen número de cuarteles e instalaciones militares, que no sólo forman parte de la ciudad, sino que le imprimen carácter. En un apretado recorrido matutino, los expedicionarios visitamos varios de ellos: El Cuartel Serrallo Recarga, del Tercio II de la Legión, donde causan sensación los simuladores de combate y de tiro. El Cuartel Coronel Galindo, del Regimiento de Caballería Montesa Número 3, en cuyo patio encontramos  una exhibición de material diverso, que presiden dos veteranos pero impresionantes carros de combate Leopard II-A, en los que se introducen muchos de los chavales. El Cuartel González-Tablas, del Regimiento de Regulares nº54, donde ataviados con su característico tarmuz, oficiales y tropa nos ofrecen una visita guiada por las impresionantes instalaciones de principios del Siglo XX.

VBS SUPERSTAR

El VBS (Virtual Battle Simulator) ha sido una de las estrellas de la jornada. Parece un juego de ordenador de combate, pero en realidad es una plataforma editable, utilizada también por los ejércitos americano y francés, que simula escenarios reales de operaciones, con el material exacto al reglamentario, y en la que diferentes secciones al mando de su jefe  entrenan despliegues, rutinas, coordinación, y situaciones tácticas varias. Cada puesto de ordenador en la red cubre al de al lado, y tiene el mismo rol que si se efectuara la acción sobre el terreno. Los chavales, acostumbrados a juegos como “Call Of Duty” y similares, alucinan. El teniente al mando de la sección que está usando el sistema, que en este caso es de Regulares, con discreción, nos comenta: “Encima, ahorramos munición”.

FUEGO AMIGO

A una orden del teniente, uno de los soldados que simula en red la operación, deja su puesto a Raquel, una de las expedicionarias. Ella se prepara, muy seria, se mueve en el terreno virtual y dispara. Dispara a uno de los soldados del equipo, claro. En otro de los puestos de la sala, uno de los militares cambia de cara y se pregunta de dónde demonios ha venido ese disparo, si no había enemigos en la zona. La chica, apurada, pregunta en alto: “Pero luego revive, ¿No?”. El teniente de Regulares al cargo de la Sección, casi consigue no sonreírse, a la vez que mueve de lado a lado la cabeza.

MAQUILLAJE TÁCTICO

Un Equipo de Intervención de la Legión nos ofrece una exhibición de rescate de rehenes en un edificio. Lo miembros del equipo llevan la cara tiznada con líneas diagonales verdes y negras (Diagonales para romper las líneas horizontales y verticales del rostro). Dan la oportunidad a los chavales de tiznarse la cara como ellos. Los chicos no, pero pocas son las chicas que no aprovechan la oportunidad. El curtido sargento de la Legión al cargo del grupo, les dice, casi en serio, una vez se han “maquillado”: “Lo malo es que la pintura tarda dos semanas en irse”. A ellas les da igual. Sólo desde hace un tiempo la Legión ha dejado de estar compuesta sólo por “Caballeros legionarios”, y cuenta con “Damas legionarias”, pero lo que queda claro es que las chicas son guerreras.

UNA MUJER POCO REGULAR

La cabo Perdomo, de Regulares, nos cuenta su historia. Ella es canaria, se alistó en esa Unidad, y hace dos años se convirtió al Islam. Cuenta cómo dos aparentes trabas en un mundo castrense, como ser mujer y ser musulmana, para ella no están suponiendo una dificultad añadida. Un miembro del equipo de MRS me comenta: La verdad es que la cabo, más que regular, a mí me parece “tirando a muy bien”.

FRONTERA

Después de comer unos bocadillos, “asaltamos” de nuevo los autobuses para pasar a Marruecos.  Una vez llegado el convoy a la siempre animada y transitada zona fronteriza, se cumple lo que parece una tradición: El paso por el “lado español” es rápido, y la llegada al lado marroquí se convierte en un baile de Telmo Aldaz y Carlos Toro, con la maleta de pasaportes y documentación variada, de uno a otro responsable de fronteras, uniformado o sin uniformar. Instrucciones contradictorias, incoherencia en las señas, tiras y aflojas, discusión tras discusión, a pesar de que nosotros (Y ellos) sabemos que está todo en regla. Desde los autobuses asistimos a esta danza de salón. El proceso dura dos horas. Bastante poco, según Toro.

RIF

Abandonada la zona fronteriza, tomamos la autovía que lleva a Tánger. Autovía marroquí, en todo caso, con coches aparcados en los márgenes, y peatones y carros circulando.

Más allá del asfalto, el terreno se muestra pedregoso, áspero y brusco. La vegetación, de matorrales, deja a la vista un reseco suelo. Las líneas quebradas de los riscos se superponen en capas, cada vez más grises, hasta el horizonte.

Esto es el Rif, y esto es el terreno donde las correosas y orgullosas kabilas(Tribus)  rifeñas han venido demostrando su resistencia, activa o pasiva, a las diversas dominaciones. Resistencia, también, más o menos manifestada desde el principio a la actual monarquía alauita. Resistencia, eso sí, socavada por las recientes grandes inversiones en la zona. Incluido el mastodóntico puerto de Tánger, que se despliega a nuestra vista durante kilómetros, moderno, con sus centenares de enormes depósitos y contenedores, y sus gigantescas grúas y muelles.

TANGER AL CUADRADO

Tánger nos recibe, ya de noche, con intenso tráfico y gran bullicio en sus calles. Las terrazas, atestadas. Las tiendas, abiertas, los paseantes legión. Coincide el final de Ramadán con que ayer y hoy fueron fiesta. La fiesta de la Juventud. Un español residente en la ciudad me dice que esta conjunción ha vuelto la ciudad caótica. El primer contacto con de los chavales con Marruecos es en estas calles en las que abundan, entre las luces y las voces, los nombres españoles: “Almacenes Alcalá”, “Pensión Paco”, “cafés Las Campanas”… Y también, claro, el omnipresente fútbol: En los bares, llenos,  la 1 de TVE, con la Supercopa.

No es el Tánger habitual, ya de por sí intenso. Es Tánger al cuadrado.

LOS SEÑORES DE LA CASA

Tres Hermanos de la Cruz Blanca españoles llevan a cabo un proyecto de atención a discapacitados profundos, llamado “Casa Nazaret”. Los tres regentan un centro, al que se accede a través de una puerta en una estrecha calle, que acoge a 14 marroquíes. En algunas ocasiones escondidos durante años por familias avergonzadas, en otras ocasiones directamente enviados por ellas a practicar la mendicidad, tienen ahora su hogar en este centro, atendidos por voluntarios, de los que, afortunadamente, dice el Padre que nos atiende, hay lista de espera.  Este proyecto no sólo atiende a estos discapacitados, sino que procura integrarles en su entorno.  Son los que nuestro anfitrión llama “Los señores de la casa”. A pesar de que estos marroquíes están encantados de que se les visite, para los chavales no es fácil. O precisamente es esa ilusión la que hace complicado el trago: Los internos gritan, golpean las paredes, de puro contento, y se abrazan a los expedicionarios. Éstos, abrumados, les devuelven el abrazo, les muestran su cariño, les besan… y salen con un nudo en la garganta. Algunos lloran. Les ha impresionado más la euforia del desfavorecido que su tristeza. Son tan escasas sus alegrías, que de tan intensas, han dolido hasta al visitante.

DOS Y EL DEL TAMBOR

Es eso lo único que le falta a nuestro grupo para liarla parda: Concretamente el chaval marroquí que ha sacado un tambor y los otros dos que han empezado a hacer piruetas gimnásticas al ritmo. Estamos en el patio del centro Assadaka, de la ONG Paideia, que nos aloja esta noche. En torno a los tres marroquíes se ha formado un corro de chicos y chicas aplaudiendo, que ha durado poco. Ha durado poco, digo, porque todos se han lanzado en seguida a bailar. La lógica indica que deberían estar rendidos. Pero por lo que se oye desde la habitación que se nos ha cedido al equipo de video, foto y crónicas, la lógica, una vez más, falla.

Crónicas de expedicionarios

Carlos Cuantero y Christopher Escalona (binomio G2)

El día empezó sin terminar, después de cenar nos tocó fregar la cocina y subir corriendo a la ducha, pero ni siquiera fue suficiente ya que ninguno de los dos conseguimos ducharnos y tuvimos que bajar corriendo a la charla nocturna de Pablo. Enfadados, nos fuimos a dormir a las dos y media para comenzar el día a las seis haciendo deporte ente la niebla. Ahora nos tocó una mañana de visita a distintos cuarteles (simuladores, exposición de tanques, museos etc…) y al acabar nos fuimos a la cantina a comer, donde damos las gracias a nuestro monitor Alfredo ya que nos compró una cocacola a cada uno y fuimos el único grupo con ellas. Ya era hora de abandonar Ceuta y llegar al destino deseado: Marruecos. Cruzamos la frontera tras una larga espera amenizada por nuestras conversaciones y cánticos. Ya estábamos aquí ¡Lo hemos conseguido! Entrando ya en Tánger, no hubiéramos imaginado que unos jóvenes marroquíes quisieran engancharse a las ruedas de nuestro bus y abrir los maleteros de los macutos , pero solo fué un susto, ya que nuestro equipo de bomberos y militares solucionó el percance. Empezamos a visitar Tánger. La gente nos recibía y nos decía bienvenidos, tras andar por unas calles estrechas y oscuras llegamos a la casa de los padres de la cruz blanca. Allí pudimos conocer a distintos discapacitados físicos y psiquicos para después terminar la visita por Tánger y hospedarnos en la periferia en el barrio de Char Ben Dibane, en el centro social Assadaka, donde hmos jugado con los chavales al fútbol, baloncesto etc… y terminar cenando arroz con salchichas a la una de la mañana. Saludos y recuerdos para nuestras familias de Alcalá y Fuenlabrada. Os echamos de menos. Besos.

R.G.C.

Tras pasar la noche en uno de los símbolos de la Legión Española, el lugar donde ésta se fundó, los expedicionarios hemos visitado diversos acuartelamientos de tropas españolas en Ceuta. Entre ellos los de la Legión y Regulares.

Resulta increíble ver como nuestras Fuerzas Armadas defienden los intereses de España y lo que esta representa. A propósito de estos ideales cabe destacar el “Credo Legionario”, una especie de código de honor que combina compañerismo, valentía, lealtad, ayuda mutua… Creo que, adaptado a nuestra condición civil, este código debe implantarse entre nosotros para conseguir cohesionarnos y anteponer los intereses colectivos a los individuales; algo que, en principio, estamos haciendo.

Unas horas más tarde, después de una larga pero entretenida espera en la frontera, hemos llegado a Tánger, donde, tras alguna primera pequeña impresión, hemos recorrido las callejuelas de la medina.

No obstante, lo verdaderamente impactante y emotivo del día de hoy a sido ver como en una callecita de no más de dos metros de ancho se encuentra un centre de acogida para discapacitados psíquicos y físicos, llevado por los hermanos de la Cruz Blanca.

Creo que la mayoría de los rumberos coincidirá conmigo si digo que empezamos a comprender de qué va esto.

Raul Murillo Montero

Sin duda alguna hoy ha sido el día más excitante de lo que llevamos de viaje en todos los sentidos, despertarse en un cuartel militar ha sido una experiencia que nunca se me había pasado por la cabeza. Tampoco había imaginado que en un solo día visitaría tantos cuarteles militares, todos ellos en la ciudad de Ceuta. El día iba avanzando y con él el calor aumentando. Y para mejor la situación hemos estado encerrados en un autobús mientras cruzábamos la frontera.

Pero ni el calor, ni el sueño, ni el cansancio ni las ganas de estirar las piernas han conseguido eclipsar el momento que estábamos esperando: pisar Marruecos.

Nuestros primeros pasos en este país han sido en la ciudad de Tánger. La primera parada en la ciudad ha sido muy emotiva para todos nosotros, un centro para discapacitados dirigido por los curas de la Cruz Blanca. Hoy hemos compartido unos pocos pero inolvidables minutos con las personas atendidas en el centro, y sin perder un minuto de nuestro tiempo nos hemos sumergido en las callejuelas de la medina, donde una indescriptible cantidad de colores y olores, tiendas y alimentos, nos sorprendían en cada esquina.

Finalmente nos hemos desplazado a las afueras de la ciudad, en una urbanización en la que nos han acogido a todos los rumberos. En este preciso instante un grupo de vecinos están tocando djembes para que todos bailemos. Ese ritmo africano se está transmitiendo de unos a otros como un virus, pero de los buenos. Ahora mismo nadie piensa en el cansancio, en sus ampollas o en que aún no ha cenado; sencillamente nos dedicamos a bailar y disfrutar del momento. Sin duda, el bicho africano  nos ha picado a todos.

Nacho Laorga Fernández

A estas alturas del viaje ya somos capaces de levantarnos y vestirnos antes de despertarnos. A lo largo de la mañana hemos estado visitando cuarteles de los Legionarios y Regulares de Ceuta. Estos, mediante demostraciones de entrenamientos, de su historia, de la exposición de su armamento nos han mostrado nuevos estilos de vida; nuevas formas de ver actuar basadas en el honor, el compañerismo, el respeto, la disciplina, etc. Tras la comida nos hemos dirigido a Tánger, y tras haber estado esperando dos horas en la frontera, entramos en Marruecos. Los paisajes, las personas y las mentalidades cambian radicalmente, hasta tal punto que cualquier detalle gracioso nos sorprende y lo comentamos con la gente. Pero la experiencia que nos ha influido hoy sobre nosotros, el primer contacto con la solidaridad y el voluntariado del que tanto hemos estado hablando: ocurre en una pequeña casa. Los Hermanos de la Cruz Blanca cuidan de personas discapacitadas, nos permiten estar con ellos, hacerles compañía y divertirnos. Todos y cada uno de nosotros estábamos ansiosos de acompañar a estas personas, pero para no incomodarles entrando de golpe a cien personas, se sacó a unos pocos de forma arbitraria para verlos. Sin embargo, debió ser que nos veían demasiado inquietos a los que no fuimos elegidos y nos permitieron subir a todos y realmente se pudo ver la emoción de la cara de todos al estar cantando con éstos. Probablemente haya sido lo que más nos ha marcado en el día de hoy, incluso por encima de algunos sustos que hemos tenido al ver como ciudadanos corrían hacia el autobús parado en un semáforo o al ver a gente saludándonos agradablemente.

Laura de Dalmases

Llevamos sólo tres días aquí y algo que en Madrid nos parecería tan cutre como una ducha hirviendo de dos minutos o una cama sin sábanas adquieren mucho más que un lujo. A las 2 de la mañana acabamos de limpiar los baños y a las 6 ya estábamos despiertos para empezar a las 6 y 3 minutos exactamente con nuestra ración diaria de deporte.

Hemos pasado la mañana con el personal del Ejército. Primero hemos empezado con los legionarios que nos han hecho demostraciones de rapel y de combate en población. Era como ver una obra de teatro pero a tamaño real. Nos han enseñado a hacer el nudo que improvisan, el cual tiene función de arnés y han hecho la demostración de cómo bajar de helicópteros con cuerdas o cómo entrar en una casa tanto por puertas como por ventanas. En la de combate de población han tirado un humo para que el enemigo no pudiera ver lo que pretendía hacer y han entrado en la casa a por un prisionero. Finalmente, hemos visitado el museo de la Legión y después de comer hemos subido al autobús. Al parar para ir al baño, nos ha sorprendido mucho que los baños no sean como los nuestros, hay un agujero en el suelo, y en vez de cadena un cubo de agua.

Después de dar una breve vuelta por Tánger hemos ido a un centro donde tenían a 14 hombres discapacitados. Lo que más me ha llamado la atención ha sido que aunque eran cristianos todos los que llevaban esta pequeña organización, respetaban la cultura musulmana e incluso seguían sus costumbres ya que los hombres a quienes cuidaban pertenecen a esta religión. Hemos tenido la oportunidad de subir a estar con ellos, y aunque reconozco que siempre es impactante ver todas las injusticias que tiene el mundo, ha sido una experiencia preciosa ya que todos chillaban y reían, muy contentos porque estuviéramos con ellos.

Ha sido un día raro pero muy divertido en el que una vez más nos hemos dado cuenta de la inmensa suerte que tenemos por estar aquí.