Día 4: El espíritu
¿Qué es ERS? ¿Qué hace que siga existiendo? ¿Qué nos hace únicos y a la vez a todos tan iguales? Pues unos dirían que la motivación, otros las ganas de romper con lo conocido. No están equivocados, pero yo diría que lo que de verdad nos une es el espíritu, aquello que nos hace brillar, que compartimos tanto expedicionarios, monitores, equipo técnico… En definitiva, la gran familia de ERS.
Apoyándonos los unos en los otros, sin importar el hecho de que nos conocemos de hace cuatro días. ¡Pero qué cuatro días tan intensos! Llenos de experiencias, ilusiones, esfuerzo, sufrimientos recompensados, falta de sueño, risas y un gran etcétera.
Resumir estos cuatro primeros días resulta complicado, cuatro días que parecen semanas y menos mal, porque cada momento es único y no quiero que llegue el final.
¡Qué el espíritu siga vivo!
Marta Tellería
Expedicionaria ERS
Día 4: “El día de los ninjas”
A las 6 en punto de la mañana, ni un minuto más ni uno menos, ha venido nuestra monitora a despertarnos del necesario pero breve sueño del que disfrutábamos. Rápidamente, impulsados por el hambre, nos vestimos y fuimos a desayunar. Para lo que vino a continuación, nadie estaba preparado, pues los monitores habían guardado celosamente el secreto.
Entrenamos como verdaderos militares, corriendo 30 minutos únicamente para calentar, realizando 50 flexiones (o más, ya que tuvimos que repetir las series por hablar o por no realizar las flexiones correctamente) y por último, recorriendo la pista de aplicación (con obstáculos) que hay en el cuartel. Para mí, los obstáculos más difíciles han sido los muros a los que había que trepar, ya que sus paredes eran de yeso resbaladizo lo que dificultaba impulsarse lo suficiente para llegar hasta arriba.
En ese momento, me he dado cuenta de lo maravillosa que es la gente de la que estoy rodeada. Nos han separado en trinomios y mis compañeros no dudaron un segundo en ayudarme a escalar, saltar, trepar… No podía haber venido con mejor gente. Tras la extenuante sesión de entrenamiento militar, nos dirigimos a la piscina rápidamente, ni siquiera nos pusimos el bañador, nos tiramos vestidos.
Definitivamente, hoy ha sido un día único, no solo hemos ejercitado el cuerpo al estilo militar sino que también hemos enriquecido nuestra mente aprendiendo el orden cerrado, que significa desfilar como un auténtico soldado. Además, hemos realizado el saludo a la bandera tanto para izarla por la mañana como al arriarla por la tarde. Aunque, ¡he acabado con los lumbares molidos después de estar firme tanto tiempo!
La cena tan largamente esperada llegó después, y tras ella una charla sobre la función de las fuerzas armadas. Tengo sueño y mis músculos obedecen a regañadientes las órdenes que les doy, espero no tener agujetas mañana.
¡Buenas noches!
Iris Menéndez
Expedicionaria ERS