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Crónicas día 4

EL REZO O’CLOCK

Hace nada (O eso nos lo parece) que se han apagado las últimas voces, las últimas risas, en el patio sembrado de sacos y esterillas. Y de repente, lo que parece una alarma de ataque aéreo, una estridente sirena, y… el canto del muecín de la zona llamando al rezo. Son las 5 de la mañana hora local. Alguno de los nuestros ha pegado un salto, sobresaltado. Otro, y no voy a dar nombres, ni se ha enterado.

AGUA POCO CORRIENTE

El Centro en el que dormimos esta noche, en Tánger, todavía tiene agua potable con la que llenar las cantimploras, con la que solventar en un cazo un café soluble improvisado. No va a ser esto lo habitual los próximos días. Nuestro suministro de agua estará entonces garantizado por el camión cisterna de los bomberos de la Comunidad de Madrid. El agua que va almacenando puede estar caliente, seguro que sabe a depósito, y por supuesto que hay que tratarla con pastillas potabilizadoras, pero, si no podemos comprar garrafas, nos dará la vida.

TEATRO VERSIÓN ORIGINAL

Por grupos, los expedicionarios asisten a los talleres que en el centro Assadaka se imparten a los niños marroquíes: Teatro, Cine y Deporte. En el de Teatro, los actores de entre 5 y 12 años actúan en un escenario. El maestro corrige sus movimientos, les hace indicaciones o les recuerda sus papeles. Los niños, claro, hablan Dariya, el árabe de Marruecos (Aportación culta que, he de admitir a regañadientes, me hace Bea Tavera, monitora y profesora del taller de Cooperación). A pesar de no entender su lengua, nuestro grupo ríe y aplaude a rabiar. Y sin subtítulos.

EL ZAMORA DE MRS

Los monitores de Deporte de Assadaka ni pueden ni quieren impedir que nuestros chicos se unan a los marroquíes en los ejercicios con balones y con conos. De entre los más niños de nuestro grupo, Alfredo y Jaime, monitores. Alfredo, con un balón, lanza penaltis a Jaime, que no le permite colar uno solo en la portería. Las claves, sus reflejos felinos, su colocación impecable, su intuición… Y, claro, que la portería mide medio metro de ancho por medio de alto. Pero Jaime es feliz y eso es algo que siempre llena de satisfacción a todo el grupo.

FUNDACIÓN

“Madrid Rumbo al Sur” y la Fundación Real Madrid, colaboradora con el proyecto, entregan a los niños camisetas y balones. Telmo dirige a todos unas palabras, en las que admite que, aunque no es futbolero, de sus muchos viajes ha aprendido que el este deporte es una forma universal de unir y de comunicar. En todas partes en las que ha estado, por remota que sea, conocen a los grandes jugadores de los grandes equipos. A los nuestros de Osasuna, reconoce, les conocen menos.

EL FÚTBOL QUE TODO LO MUEVE

No es característico sólo de Marruecos, toda África bulle de pasión por el fútbol. Aunque son ya sólo un recuerdo los tiempos de gloria de los indomables leones cameruneses, o de la Nigeria de kanú, o de la Argelia de Rabah Madjer, que hizo magia en el Valencia, o de la selección marroquí de Ezaki Badou, portero que fuera del Mallorca, el ansia por llevar las camisetas de los equipos, sobre todo los españoles, no ha decrecido. Camisetas visiblemente falsas, o con los nombres de jugadores ya retirados, pero guardadas con mimo no sólo por los niños, sino por adultos de toda condición.

En marruecos, en particular, se sigue el fútbol español, y, cómo no, las preferencias se dividen entre Real Madrid y Barcelona. Al visitante de la rifeña Nador le llamará la atención que una de las tiendas mejor dispuesta y surtida sea una tienda oficial de Fútbol Club Barcelona, aunque, como digo, lo oficial no es lo habitual, proliferando las copias más o menos verosímiles del material deportivo.

Abdel, un marroquí de mediana edad, me dijo una vez que es costumbre, y no sólo en las zonas de marruecos más cercanas a España, mover las antenas de televisión para captar los partidos o los resúmenes que ofrecen las televisiones de nuestro país. Y no sólo eso, sino que se orientan las antenas de los receptores de radio para, por las noches sobre todo, seguir las transmisiones de los partidos de la liga y los programas deportivos españoles. Aunque entiendan lo justo nuestro idioma.

Podemos llamarlo Opio del Pueblo, pero lo cierto es que el fútbol así vivido es puro y está lejos de los amaños y los negocios. Un país musulmán, en el que el francés es lengua oficial, vive el fútbol en español. Yo, como Eduardo Galeano, creo que el fútbol, que tanto nos separa, es lo que más nos une.

TÁNGER

Describir Tánger es difícil, porque no hay un solo Tánger. Eso sí, el Tánger actual parece vivir en relación con el Tánger mítico, sin poder -o querer- desligarse de él, aunque su realidad sea muy distinta. Es la tesis de Mohamed Choukri, escritor local, que fuera amigo del Paul Bowles de “El cielo Protector”, novela ambientada en el Marruecos de los años 40. Asegura Choukri que la mayoría de los que hablan o escriben sobre Tánger lo hacen basados sólo en mitos y quimeras: “En cuanto a los libros que se han publicado, no pasan de ser meras postales de la ciudad. Cualquiera puede pasar aquí unas cuantas semanas y escribir un librito, vanagloriándose de saberlo todo sobre sus misterios”. Chikri, antes de codearse con la flor y nata del cine, la literatura o la pintura, que se daban cita en Tánger en las décadas centrales del Siglo XX, vivió en las calles de la ciudad, rodeado de miseria, violencia, gentes de mal vivir y sustancias alucinogenas. Quizás por eso los clichés le dan risa.

Uno de esos ilustres visitantes de Tánger fue el pintor Henry Matisse. Admite que fue residiendo allí cuando tomó las decisiones artísticas trascendentes para la evolución final de su característica manera de pintar. Ahí descubrió el mundo oriental, un mundo difícil de entender para la mentalidad occidental, un Tánger no pintado con los mismos colores que los que conocemos los occidentales. Según él, un color “difícil de hacer con el azul, el rojo, el amarillo y el verde”.

En todo caso, de la Tánger cosmopolita, residencia de artistas y aventureros, ya sólo queda una sucesión de nombres y de fachadas. Como metáfora de ese teatro sin butacas ni telón que es hoy día la ciudad tangerina, y de la presencia de la Tánger del Protectorado, el Teatro Cervantes.

TEATRO CERVANTES

El señorial Cervantes, el mayor teatro de África en su tiempo, cumple cien años en diciembre. Sigue en pie, pero lleva ya 20 años cerrado, y dentro de sus puertas y ventanas tapiadas, las butacas esperan polvorientas y ajadas el milagro de una nueva subida de telón. Por el Cervantes pasaron grandes figuras, desde Caruso a Imperio Argentina, cantantes y actores de postín. La gestión del Cervantes fue cedida por España, su propietaria, a Marruecos, por un euro, pero el coste de restauración del edificio es tal que todavía sigue siendo deteriorado por el tiempo y, sobre todo, por la nostalgia.

LOS NIÑOS QUE NUNCA LLEGARÁN A ESPAÑA

Voluntarios españoles en Tánger explican a los expedicionarios su labor atendiendo a los niños del pegamento. Algunos de estos niños, expulsados de sus casas, a veces distantes cientos de kilómetros, recalan en Tánger, deambulando por sus calles, donde el frío en invierno y el hambre  siempre, les llevan a esnifar pegamento y disolventes. Su intención, encontrar una manera de pasar el estrecho, algo que la inmensa mayoría no logra. Algunos de ellos llevan hasta tres años vagando por las calles de la miseria y la inconsciencia.

CARRETERA DE LA COSTA

Nuestro convoy discurre desde primera hora de la tarde por la carretera que une Tánger y Alhucemas, la que bordea la costa norte del país. Más de trescientos kilómetros con tráfico intenso y poblaciones repletas de paisanos y animales. Y playas repletas de bañistas. El destino, Playa de Bades, frente al peñón de Vélez De La Gomera, adonde se accede a través de una pista. Las instalaciones militares del peñón, de noche, dominando la playa, parecen un pastel con velas, o un barco iluminado. Es lo único que destaca en un panorama oscuro. Eso y su reflejo en el agua del mar, y las luces del pequeño puesto marroquí que vigila el peñón.


Crónicas expedicionarios

Alonso Moreno de Barreda, Monitor.

Cuarto día de expedición, amanece en Paideia. El sol a parece entre las balconadas del hogar para niños desfavorecidos. Tánger despierta con el canto de maitines a las cinco a.m. de los imanes en las mezquitas:
“Alá akbaar,
Alá akbaar,
Alá akbaar.
Imá ullallá
Imá ullallá.
Mohamed resuláh”

Como el sacerdote en su púlpito clama la grandeza de Dios, su Dios. Tan distinto, pero realmente el mismo. Resuena en mi eco cultural la diferencia de credos, pero vivido aquí, no veo más que hombres rezando a su Dios y me convezco de que es el mismo. ¡Que distintas religiones!¡Cuan diferentes culturas y razas!, pero que iguales son las sonrisas inocentes de sus niños y los nuestros, la hospitalidad de sus gentes y la calidez española.

Dos continentes y un mundo,
“Alá akbaar,
Alabado sea el señor”


María Aranguren y Elena Alonso

Comienza un nuevo día, concretamente amaneciendo por primera vez en Marruecos.
Ninguno de nosotros se esperaba un día tan intenso, pero África es así, siempre encuentra como sorprendernos solo hay que estar atentos y dejarse llevar. Algunos han comenzado el día antes de lo previsto con una llamada a la oración a las cuatro de la mañana que provenía de la mezquita. Por un momento creímos que Pablo se había inventado una original forma de despertarnos. Tras coger fuerzas después del desayuno (comida sagrada del día) llegó el momento mágico, el encuentro con los niños con los que compartiríamos toda la mañana y con los que tan especiales nos sentiríamos. Creemos que ya tenemos capacidad para confirmar lo que todos comentaban: las personas de aquí tienen algo especial dentro y somos nosotros los encargados de descubrirlos.
La forma en la que estos niños nos recibieron, fue tan inesperada que faltaban las palabras para describirlo. Tan solo conseguimos transmitir la sinceridad de sus ojos y de sus sonrisas, diciéndonos tan solo con la mirada lo felices que estaban por compartir ese día con nosotros. Pero podemos llegar a decir que nosotros hemos disfrutado incluso más de esta experiencia que ellos, ya que nos han dado todo su cariño tan solo conociéndonos de unos minutos. Al final, acabamos bailando todos al ritmo de los bongos. Esa era su manera de decir adiós. Así que con las mismas nos fuimos a continuar nuestro viaje (algunas con lágrimas en los ojos y los pelos de punta). Sin descanso, fuimos a visitar el último proyecto de cooperación en Tánger, uno de los más emotivos e interesantes hasta ahora. La sorpresa ha sido al llegar, porque los que nos recibían eran voluntarios de Majadahonda, lo que hizo que a pesar del cansancio estuviéramos atentos de las historias que contaban con tanta ilusión.
El proyecto estaba dirigido para menores en riesgo de exclusión, por lo que exigía un esfuerzo y una constancia excepcionales, pero aun así las chicas estaban encantadas, y con razón.
Finalmente, nos despedimos de ellos, y queriendo o sin querer nos hemos dado cuenta de que no hay fronteras. Nos despedimos desde la playa de Alhucemas. Desde aquí, un abrazo muy fuerte a todos los que están al otro lado del Mediterráneo al pie del cañón, los que les gustaría estar aquí y a los que no. No os preocupéis porque aquí estamos mejor que nunca, hasta pronto.


Laura Portela y Aimée Pérez

Es la primera vez que nos levantamos con el canto de un rezo musulmán. Sin embargo, la costumbre del ejercicio mañanero no ha cambiado.
Nos ha sorprendido ver como un grupo de personas con lenguas y culturas diferentes es capaz de convivir de forma tan alegre. Por esta razón os contamos nuestra experiencia: esta mañana hemos estado jugando con los niños del centro Assaka de Tánger y nos hemos encariñado tanto los unos con los otros que hemos acabado haciéndonos regalos. En especial, hemos conocido a dos chicos encantadores: Whatsima (fonéticamente escrito), una niña súper alegre y Kamal, un joven residente en Madrid lleno de fuerza y energía. Antes de despedirnos comenzaron un concierto de djembés y ambas nos aventuramos a salir a bailar. Conseguimos hacer que todos se animasen. Fue un momento mágico en el que nuestros cuerpos fluyeron al ritmo de la música.
Por la tarde, emprendimos un viaje hacia la siguiente parada. Durante el trayecto, nos divertimos versionando canciones y sincerándonos los unos con los otros. Surgieron muchas bromas que serán difíciles de olvidar.
Por la noche el asfalto terminó y tuvimos que andar hasta la playa desde donde se ve el Peñón de Vélez de la Gomera perteneciente a España. Ahora a la una y cincuenta y cinco (horario marroquí) cenamos las raciones militares y tendremos que lidiar con la dura batalla de encender el fuego. Buenas noches.

Estamos perfectas y os queremos papis.


Inés Palomo

Hoy ha sido nuestro primer día en Marruecos. Amanecimos en el centro Assadaka a las seis de la mañana para hacer deporte y desayunar después.
Hemos pasado la mañana jugando y bailando con los niños que vienen de campamento. Es la primera vez que vivo algo así. Estos niños transmiten muchísima alegría y cariño. Es increíble la satisfacción que sientes cuando estás con ellos y ves lo bien que lo están pasando. En especial me he encariñado con una niña de diez años llamada Assua, incluso, me ha pedido mi usuario de red social. Después hemos visitado a un grupo de voluntarios de las hermanas de Madre Teresa de Calcuta. Su labor consiste en organizar campamentos de verano para niños marroquíes. También cuidan los miércoles a los llamados niños “de la cola”. Son niños de a partir de diez años sin futuro, que viven en la calle y son adictos a esnifar pegamento.
La tarde la hemos pasado en el autobús, de camino a la playa de Alhucemas. Acabamos de cenar y ahora a las 2:55 vamos a disfrutar de un cine en la playa antes de dormir.
La falta de sueño y el cansancio acumulado se notan cada vez más. Pero el esfuerzo merece la pena. Cada día es único en Madrid Rumbo al Sur. Es una experiencia que nunca olvidaremos.


Erika Kvalem Soto

¡Esto promete! A las 4 de la mañana nos despierta un cántico. A algunos nos sorprende, a otros les asusta, y otros ni se inmutan. Llaman a la oración; pero nosotros seguimos durmiendo un par de horas más. Empieza un nuevo día en la Asociación Paideia en Tánger. Desayunamos y tenemos la oportunidad de formar parte de la rutina de la asociación y compartir con los chicos y chicas unas horas que han resultado ser muy divertidas. Nos enseñan el taller de cine y el de teatro, y rápidamente sacan timbales y montan de la nada una fiesta. Bailamos, cantamos y saltamos hasta estar empapados en sudor. Es increíble la cercanía de estos jóvenes que en apenas unos momentos se atreven a hablar y a relacionarse con nosotros sin preocuparles la diferencia de idioma. Nos despiden muy calurosamente; con besos y abrazos y nos hacemos muchas fotos juntos. Después nos toca volver al centro de Tánger aunque sin olvidarnos de estos estupendos chavales que nos han arreglado tanto. Hoy disfrutamos de la ciudad en todo su esplendor. A cada paso te asaltan nuevos olores. El del pescado frito se mezcla con el del pollo asado y al pasar por un puesto de especias surgen el del azafrán y muchos otros que no se reconocer. ¡Es como esnifar Arcoiris! Visitamos un convento de las Hermanas de Maria Teresa de Calcuta y unos voluntarios españoles nos explican su función y su misión, que verdaderamente es admirable. A la vuelta me fijo en los puestos de chilabas y de bolsos pero sobre todo en la fruta que tiene una pinta deliciosa. Creo que me estoy enamorando de este país.

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