Presente perpetuo.
Nuevas habilidades y conocimientos: navegación –aunque el viento solo arrastre la arena del desierto volcánico de Timanfaya- astrofísica y orientación en la naturaleza. Puede que algún dia algún chico tenga ocasión de aplicar las lecciones recibidas casi a media noche y demuestre ser capaz, por ejemplo, de encontrar la salida de un laberinto gracias a la sombra de la luz del sol o las indicaciones de una brújula fabricada artesanalmente. Eso es futuro condicional. Ahora lo que importa es el presente, cada minuto vivido en un espacio sobrecogedor, un valle de lava azotado por el viento en medio de la nada. Donde casi nadie –somos privilegiados- tiene la posibilidad de entrar.
Timanfaya es la soledad más absoluta, pero a la vez es una explosión de vida: plantas que se retuercen entre las piedras negras, especies animales que comienzan a colonizar un territorio aparentemente estéril. Y el campamento de España Rumbo al Sur se instala en un campo de maniobras del Ejército de Tierra, en la frontera del parque nacional, entre arena finísima, arbustos rojizos de extraña belleza y bloques de lava torturada. La actividad fundamental, irrepetible, es vivir durante unas horas que se hacen eternas en ese lugar único, caminar como si fuéramos los primeros habitantes de la Tierra o pioneros en la Luna, y subir hasta la falda de un volcán que desató el caos en Lanzarote allá por mil setecientos y pico.
Lo demás es secundario, el curso académico, la rutina física de gimnasia y carrera, las labores obligadas de logística y cocina. Hablamos del futuro de Europa, de nuestro futuro, y de los espacios naturales canarios, completamos el catálogo de materias que complementa la aventura vital. Aumentamos nuestros conocimientos, sí, pero dominan los sentidos. El oído, el ruido del viento, el silencio de todo lo demás, y la vista.
Vivimos en Timanfaya. Infierno y Paraíso. Experiencia única. Es un presente –incluida la lluvia que aparece de noche en el vivac- que durará para siempre.
Si llegara el caso, seguramente acabaríamos perdidos en un bosque o en un desierto, pese al esfuerzo voluntarista de los profesores del taller de Orientación, y seguiremos perplejos ante la evolución de nuestra Europa. Tampoco llegaremos a entender del todo las leyes de la Física o de la Náutica. Pero nunca olvidaremos que hemos pasado por y vivido en Timanfaya.
Luis Pintor.
Profesor Taller Radio ERS
Día 5 (1/07/2016)
Un día más. Esta mañana nos hemos vuelto a levantar en el cuartel general a la hora de siempre, las seis y media. Esta noche hemos tenido el privilegio de dormir un poco más, ya que ayer acabamos la jornada a medianoche.
Hemos iniciado la mañana con ejercicio, hoy nos ha tocado hacer los duros ejercicios de Pablo, “el bombero”. Hemos tenido la recompensa de un baño en la piscina para despedirnos del cuartel. Sin duda, me llevo un gran recuerdo del izado de bandera, acompañado de todos los militares. Con todo listo hemos ido en autobús a la depuradora de agua de Lanzarote. Me sorprende como nos enriquecemos de conocimientos en cada momento. Lo más divertido ha sido la visita al Parque Nacional de Timanfaya. Hemos podido comprobar la gran temperatura que había debajo de la tierra, capaz incluso de freír un huevo o asar carne.
Cada vez nos conocemos más unos a otros. Todos somos amigos, si una persona se hunde todo el grupo se vuelca para apoyarla. Los monitores son muy cercanos a nosotros y siempre tienen cosas que contarnos. Nunca he aprendido tanto en tan poco tiempo, cada minuto vale oro. He aprendido a aprovechar el momento porque no creo que vuelva a poder vivir una experiencia como ésta. No sé en qué día estamos, ni la hora que es por eso es importante aprovechar el presente.
Nunca imaginé que acabaría marchando con militares y siguiendo sus instrucciones para montar las tiendas de campaña. Nos apoyamos en todo lo que podemos. A pesar del hambre y el sueño y la intensidad de los días, todo lo que estoy aprendiendo me hace pensar que soy una persona afortunada por estar aquí.
La verdad, no sé en qué medida me va a cambiar la expedición, pero algo especial está haciendo en mí. La superación, la unidad y el estar rodeada de tantas personas interesantes y buenísimas creo que es lo que verdaderamente me está marcando. Ofrecen su ayuda en cada momento. Y aunque tenemos muchos de nosotros ideas, creencias y opiniones muy distintas, creo que cada persona es un mundo y de cada una de ellas aprendo algo nuevo.
Marta Meneses
Expedicionaria ERS
Día 5
Nos volvemos a levantar antes de las 6:30 h de la mañana. Tal cual nos acostamos, tal cual hay que salir del pabellón que se nos asignó hace dos días en el acuartelamiento. Nadie sabe la hora ni el día, y menos aun lo que el día nos espera, pero empezamos con Pablo a la cabeza y sus series de ejercicio. Mi cuerpo está dolorido y me cuesta hasta agacharme para sentarme, resultado del haber conseguido pasar la pista de aplicación satisfactoriamente. Es increíble como la fuerza de voluntad, el compañerismo y la ilusión consiguen vencer todas las resistencias.
Cada día, este viaje me impresiona más y no sólo en sí la suma de experiencias, si no mi yo en construcción, junto a mis sentimientos, mis fuerzas para superarme y mis ganas de cruzar límites. No paro de tachar propósitos y metas que rellenan una larga lista desde hace años, algunas de ellas como observar el “efecto geiser” resultado del calentamiento de la tierra, ver unos camellos atravesar una zona desértica en España o montar una tienda militar ya han dado un vuelco a mi vida.
La zona de Timanfaya que hemos tenido el privilegio de visitar hoy y donde vamos a pernoctar es impresionante. La arena es arrastrada por el viento y me golpea la piel, me ha obligado a cerrar la boca, pero no me impide mantener los ojos bien abiertos, observando este espectáculo de la naturaleza.
Ahora, mientras cenamos unos deliciosos macarrones con tomate y albóndigas, que el maravilloso equipo de cocina nos ha preparado, intento cumplir la promesa que le he hecho a María de completar, hoy sí, una crónica de viaje del día de hoy, a pesar de que me encuentro exhausta.
“El tamaño de los monstruos dependerá del miedo que les tengas”
Irene Matador Franco, una rumbera con un nuevo rumbo
Día 5
Hoy día 1 de Julio, parece que llevo viviendo esta aventura dos semanas, pero en realidad no llevo ni 5 días. Aunque haya sido poco tiempo ya me estoy dando cuenta de algunos valores que antes eran inexistentes en mi mente. Tengo muy seguro que en esta expedición ver realidades que antes observaba con otros ojos.
El haberme esforzado en hacer mi trabajo de emprendimiento y conseguir el dinero para la expedición siempre lo voy a agradecer porque me ha hecho entender la suerte que tenemos al tener agua diaria en casa, y por el contrario, aquí lo más importante y preciado que puedes tener es una cantimplora llena y poder administrártela durante todo el día.
De verdad, le recomiendo esta expedición a cualquier aventurer@ que le gusten las nuevas experiencias y que quiera desconectar de su vida diaria, porque os aseguro que vais a estar en todo momento en contacto con la naturaleza y también es una forma de ver tus propios límites.
Víctor Gil Barrios
Expedicionario ERS
Día 5
Hoy me despierto cansada un día más, pero a pesar de todo con actitud optimista. Es muy importante mantener la postura y no derrumbarse. Escuchar y aprender de las personas que te rodean y mostrar lo que te han enseñado en casa.
Gracias a mis padres he venido con todas mis fuerzas y gracias a mis compañeros y monitores estoy aprendiendo a valorarme, a ayudar a las personas que lo necesiten y a ser mejor persona.
Decirles a mis padres que esto es una pasada y aunque las pruebas sean duras y tengamos que correr a altas temperaturas, aunque durmamos poco y pasemos hambre, estamos sabiendo valorar este viaje, que está mereciendo mucho la pena y nos va a dejar marcados para toda la vida.
Nerea Perales
Expedicionaria ERS
Día 5 (1/07/2015)
Hoy nos hemos despertado de nuevo en el cuartel, como era de esperar ya estoy llena de moratones y rozaduras, pero la verdad es que creo que vale la pena. Hoy puede haber sido el mejor día de lo que llevamos de expedición posiblemente.
Voy a comenzar desde el principio, hemos ido al campo de entrenamiento y a diferencia del interminable ejercicio de ayer, hoy le ha tocado hacer yoga a nuestro grupo. Después hemos presenciado el izamiento de bandera. Me ha hecho pensar en el entrenamiento de la mili que recibió mi padre, también hemos puesto en práctica el orden cerrado que aprendimos ayer. Me ha gustado conocer la vida de los militares, usar letrinas, conocer a gente genial y unirse aún más porque es una situación dura, aprender a obedecer sin necesidad de entender el por qué.
Después, hemos desayunado y hemos preparado los macutos. Nos hemos despedido de una oportunidad única, siendo conscientes de que a mucha gente le encantaría hacer lo que a nosotros. Tras montarnos en la “gua-gua”, hemos ido a comer a una cala preciosa que me ha recordado a Mallorca, desde la cual se veía una barco naufragado cerca de la costa y el horizonte se asemejaba al fin del mundo. Entrar en contacto con la naturaleza de esta manera te hace entender cosas inexplicables. Después, hemos visitado el Parque Nacional de Timanfaya y ver lo precioso que es mundo me encanta.
Me alegro mucho de haber conocido a personas que ya puedo abrazar y llamar amigas. La marcha hacia la zona de maniobras militares ha sido preciosa. En la zona militar restringida hemos montado las tiendas militares. Después, hemos recibido varias charlas sobre la Unión Europea, navegación y astrofísica.
Pese a que el viaje esté siendo duro, no lo cambiaría por nada.
Nos vemos pronto. Con amor, siempre.
Blanca
Expedicionaria ERS