“¡Un dos, un dos, un dos, uno dos!”. Amanece en el cuartel “Marqués de Herrera” y los 160 jóvenes de España Rumbo al Sur forman disciplinadamente en el patio para asistir al izado de la bandera y escuchar la presentación del comandante Juan Manuel López Martínez que ejerce de anfitrión y que les propone unas carreras de calentamiento antes de pasar a la pista americana…
Un rápido desayuno y otra vez corriendo al patio para recibir la tal vez la primera y última instrucción militar de todos ellos… ¡Fooormen… Ar! El comandante y su equipo van explicando cómo hay que formar las filar, cubrirse, marcar el paso, colocarse en situación de descanso … Se palpa en el ambiente una disciplina de la que seguro están muy lejos en sus casas, pero que aquí todos aceptan de buen grado. !Izquierda, izquierda, izquierda derecha izquierda!
Pasan horas formando y desfilando hasta que, tras un !rompan filas¡, coren todos hacia la piscina para darse un rápido bañito, porque como ya les habían explicado ésto no es un campamento de verano y no hay tiempo para este tipo de chorradas. Esto es un viaje de formación personal, de fortalecimiento del cuerpo, de ampliación de horizontes, de convivencia intensa, de responsabilidad, de dormir poco y currar mucho, de aprender muchas cosas en poco tiempo…
Por eso corren a formar otra vez porque está a punto de arriarse la bandera y tienen que cenar en media hora para asistir después a una conferencia en la que se les vuelve a explicar la función de las fuerzas armadas y van percibiendo la necesidad de ejercitar las virtudes que las caracterizan: la disciplina y la obediencia.
Tal vez parecía que no lo iban a entender, pero no solo lo entendieron sino que lo disfrutaron. Sorprendentemente durante la mañana siguiente los chavales comentaban que había estado guay lo de la formación y algunos comentaban que tal vez deberían meter la opción de las academias militares en su planteamiento de estudios. En un par de años todos estos chavales deberán elegir el camino profesional que quieren transitar el resto de sus vidas.
En sábado el flamante destacamento militar “España Rumbo al Sur” se desplaza al campo de maniobras que hay al pie de la Montaña Bermeja para montar un campamento y pasar dos días de prácticas de orientación, marchas por la montaña intercaladas con charlas sobre emprendimiento, cooperación y medio ambiente.
Noche al raso, día de actividad física y más conferencias, misa voluntaria de campaña en lo alto de un cerro a la que sorprendentemente asisten multitud de jóvenes… El páter Ronaldo, mejicano, es misionero Javeriano y ya ha tenido la ocasión de contar sus experiencias en África a los chavales, que se han dado cuenta de su autenticidad y compromiso… y ya llevan unos cuantos días juntos, por lo que lo reconocen como uno de los suyos. La primera misa del pater la dió el solo, en la segunda hubo seis personas, en la de ayer sesenta.
Ya está desmontado el campamento y salimos inmediatamente hacia el norte. Hoy visitaremos una cooperativa que fabrica tintes naturales con cochinilla y otra que gestiona unos huertos ecológicos.
La memoria de los jóvenes expedicionarios se va llenando de datos y su mirada de atardeceres. La ropa se va manchando y se va limpiando el alma. Estamos en el camino.
Miguel Ramos / Julio Terrón
Profesores ERS
El vaso medio vacío o medio lleno es un dilema que nos planteamos todos los días y nos permite ver las acciones de manera optimista o pesimista, pero la realidad es que cuando estamos en nuestras casas en la península, con cama, móvil, tranquilo y sin preocupaciones, el vaso está lleno de agua y no es difícil ser optimista. Las cosas cambian ahora, en esta expedición, en la cual se nos vacía el vaso hasta la mitad, dándonos la oportunidad a todos nosotros de mostrarnos optimistas o pesimistas.
Esta capacidad de cada uno de nosotros de superar nuestros límites todos los días es la que provoca observar la verdadera honestidad de las personas, de la misma manera que un volcán muestra su interior al superar los límites y erupcionar. Y esta expedición se trata de las recompensas que obtenemos al romper estos límites, de nuestra satisfacción personal que sucede al sufrimiento. Hoy, he podido conseguir la mayor recompensa por cualquier ejercicio que he hecho en la expedición, y no hablo en el baño en el mar post-marcha, hablo de las vistas más impresionantes que recuerdo haber visto en mi vida.
La sensación de grandeza e insignificancia, a la vez que provoca esa masa de lava sólida que se extiende desde el horizonte al mar esquivando volcanes y montes que se repiten por la isla y que hace que cualquier persona se sienta pequeña pero a la vez poderosa. Al final este reto trata de lo mismo, de sentirnos poderosas ante la grandeza con la que pueden presentarse nuestras limitaciones.
Zee Márquez
Expedicionario ERS
Pensamientos en marcha
Caminante no hay camino
versó un día el poeta;
de tu destino eres dueño.
No sigas tan mediocre meta.
Dirijo los ojos al cielo
y deseo ser gaviota.
Arder quiero como el fuego;
finalmente no soy más que ceniza.
Tú eres un cometa
y la vida es su estela.
Escucha el agitado latido,
un volcán ardiendo en tu pecho.
Dinámica, inmensa, efímera,
jamás dejes de caminar.
Una sombra persigue tu marcha.
Tarde será ya para despertar.
Alejandra
Expedicionaria ERS
Comenzamos la mañana tras una noche de insomnio. Hemos dormido a la intemperie, con viento, con arena, frío e incluso con lluvia. Sucios y cansados. Aunque todo parecía ir en nuestra contra, ha sido increíble. Par mí, la noche más especial de las cinco que llevamos.
Ayer visitamos el Parque Nacional de Timanfaya en Lanzarote, uno de los mayores tesoros naturales de las Islas Canarias. Los increíbles secretos que oculta este lugar nos fueron desvelados y cuando creíamos que esta expedición no nos podía sorprender más, lo hizo. ¡Íbamos a dormir en pleno Timanfaya!
Realmente fue un gran privilegio y una experiencia única en nuestras vidas, ya que la estancia en el Parque Nacional está restringida únicamente a los trabajadores del Parque, los investigadores y los militares que entrenan en el campo de maniobras.
A primera hora de la mañana salimos a correr dirigidos por el Comandante Zacarías, lo cierto es que no fue tan duro como los primeros días o quizá es que ya estamos más entrenados. Tras desayunar recibimos una charla de orientación por parte de los militares, muy útil e interesante. Llegó la hora de ponerlo en práctica. Fuimos hacia el campo de tiro con mapa y brújula en mano. Allí, por grupos tuvimos que calcular la distancia al vivac. Fue muy divertido y el Comandante nos corregía.
Después, subimos emocionados a montaña Bermeja, al llegar a la cima se nos ofreció la espectacular vista del mar, de los malpaíses tras la erupción volcánica cuya lava llegaba hasta el mar, impresionante paleta de colores. Bajamos a almorzar y tras ello, nos esperaban varias charlas curiosas: creación de empresas, respetar el medioambiente, cooperación… Disfrutamos todos en grupo compartiendo nuestras ideas libremente.
El padre Rolando se alejó del campamento y sobre un montículo de rocas volcánicas dispuso un sencillo altar y muchos de nosotros nos acercamos, y nos vimos inundados de paz y alegría.
Una última clase del Comandante sobre orientación con el cielo nublado y nocturno complementó nuestro aprendizaje militar de estos días. Pudimos ver su cara más amable y servicial y le agradecimos su paciencia y empeño, nos dimos cuenta que con sus gritos solo buscaba motivarnos, y lo consiguió.
Nos esperaba la mejor de todas las cenas y tras ello, una charla de Pedro Cáceres, periodista de El Mundo, sobre la formación de las islas, sus vientos, fauna y la arquitectura bioclimática de César Manrique.
Para cerrar la noche, Rocío, una compañera, leyó un texto de Bucay llamado “El buscador”, muy conmovedor. Si alzábamos la vista al cielo, podíamos observar con claridad las estrellas en el firmamento, la mejor estampa de la jornada.
Sandra Ozáez
Expedicionaria ERS
A las 6:30….¡Corremos!
Todas las mañanas nos levantamos con deporte: yoga, tablas de flexiones y abdominales o corremos. Hoy, ya que estamos en medio del Parque Nacional de Timanfaya resulta un poco difícil realizar yoga, debido a nuestra querida arena o hacer las temidas flexiones de Pablo Martos. Por lo que, el deporte elegido fue… ¡Correr!
A nivel personal, correr es uno de mis deportes favoritos, dónde se puede observar de forma progresiva una evolución física y emocional. Y de eso me he dado cuenta hoy, mientras corría a las 7 de la mañana. En estos seis días que llevó en ERS, he observado un cambio común. Me he dado cuenta de que la perseverancia es la base del éxito, que hay que ser positivos y no pensar en que me quedan todavía 7 flexiones, si no pensar en que si he podido en las diez anteriores, podré con las siguientes.
Mediante este deporte matutino nos damos cuenta que en estos pocos días somos piña. Que si el de al lado no puede más, se le anima a seguir; si alguien necesita un hombro en el que apoyarse lo tiene. Todo esto es la base de que en un futuro todos seamos capaces de trabajar en equipo con todas personas.
Casi son las ocho menos cuarto y llegamos al campamento. Hemos podido. Nos hemos superado. Somos jóvenes con una capacidad de superación que en ERS estamos poniendo a prueba día a días. Entonces, la pregunta es, si somos capaces de correr los kilómetros que llevamos corridos y los que vamos a correr, ¿seremos capaces de superar otras pruebas y de superarnos a nosotros mismos en otros ámbitos? La vida es una carrera de obstáculos que, si la recorremos en compañía de la gente que te llena junto a un poco de optimismo, seremos capaces de superar cualquier reto y seguir adelante. Porque somos la generación del futuro.
Sara Ramos Palomares
Expedicionaria ERS