Los expedicionarios de “Madrid Rumbo al Sur 2013” finalizan su programa de actividades en Tattiouine, en las estribaciones del Atlas, y emprenden camino hacia Merzouga y sus dunas, en el sur, en el inicio del Sahara, cerca de la frontera con Argelia.
CONTRASTE
Tattiouine se encuentra a casi 1.700 metros de altitud. Eso significa en esta zona que al calor seco del día le sucede el frío nocturno. La expedición ha amanecido embozada en sacos, forros polares, sábanas térmicas y, en general, todo material que pueda retener unas pocas calorías. Algunos valientes han dormido fuera de las jaimas y aparecen apelotonados como un rebaño protegiéndose de las bajas temperaturas.
Sin embargo, el sol naciente disipa el frío de inmediato, sin transición. La línea de luz que avanza a medida que asciende de entre los montes crea dos zonas opuestas que conviven durante los minutos que dura el amanecer. Luz y sombra, frío y calor. Sin matices. Contraste en estado puro. Uno piensa, viendo los verdes huertos que lindan con nuestro reseco pedregal, que Marruecos es así. Contraste.
PACIENCIA
Haida es una mujer de mediana edad, y forma parte de la familia que nos ha acogido y ha instalado las jaimas donde dormimos. Haida, con dos niños pequeños y otra mujer, recoge a unos metros del campamento, hierbas destinadas a dar de comer al ganado. Un grupo de nuestros chicos se ha acercado a saludarle y a hacer carantoñas a los niños. Se ofrecen a ayudarles a recoger las hierbas. Haida, paciente, les indica cómo evitar las ramas espinosas, y les cuenta qué son unos bulbos que aparecen esporádicamente. Sonríe y responde, sonríe y responde, y responde, y responde… porque nuestros chicos quieren saberlo todo. Cuando vuelven al campamento, me fijo en que la cantidad de hierba recogida es muy escasa. Lejos de ayudar a Haida, seguramente en nuestra buena intención hemos retrasado su trabajo. Mientras preparamos nuestras actividades, la paciente mujer reanuda, filosóficamente, la recolección.
AGUA OPTIMIZADA
José Luis Hernández, del Canal de Isabel II, explica in situ a los expedicionarios el proyecto de captación y canalización de agua que ha llevado a cabo su fundación en Tattiouine. La obsoleta instalación que existía era ineficiente, y proporcionaba un caudal y una presión de agua ridículos. Cuando acaba de hablar, nuestro guía Sharif le da las gracias en público.
Y AGUA QUE SANA
Uno de los puntos de recogida de agua habilitados por la Fundación del Canal de Isabel II está en el dispensario médico de Tattiouine, que da servicio a los 250 vecinos de la localidad y a cerca de 1.200 nómadas bereberes de los alrededores. El dispensario está atendido por la hermana Bárbara, que recuerda que si en su día “Madrid rumbo al Sur” no se hubiera interesado por este enclave perdido en las inmediaciones del Atlas, nunca hubiera podido disponer de agua corriente para el pueblo ni el dispensario, recuerda que antes tenían que ir al pozo para hacer las operaciones y curas. Como agradecimiento, nos sacan a todos té y galletas.
LA CAPILLA
Las hermanas Franciscanas Misioneras de Maria, que prestan servicio en Tattiouine viven en una modesta casa de adobe que no se diferencia mucho de las típicas casas de la zona. En su interior, una pequeña habitación con un encanto que atrapa. Es una minúscula capilla, en la que apenas caben cuatro o cinco personas, preparada para sentarse en el suelo. En la pared, un típico cordón bereber forma, en árabe, la palabra “Alá”, es decir, “Dios”. Preside, también colgada en la pared, una humilde cruz de madera de cedro, de los cedros de este atlas perdido, la hermnana Barbara dice que esta cruz esta asi como bailando, alegre como la resureccion,
El Sagrario contiene –Nos enseña la hermana bárbara- un brazalete de plata.
Es el brazalete de ceremonia de matrimonio, que se da de dote en las bodas las mujeres bereberes que se celebran cada año en Ilmilchil, la manera que tienen de portar encima todos sus tesoros, todas sus joyas fundidas en una única pieza alrededor de su muñeca.
CURAR CON MÉTODOS SIMPLES
Así se llama el libro (En realidad un cuaderno de apuntes) que recopiló la hermana Cecile Prouvost hace años. Prouvost atendía a los nómadas de las montañas, y tuvo la humildad suficiente como para aprender de ellos sus métodos: Hierbas, acupuntura… La sala de entrada a la vivienda de las Hermanas en Tattiouine, que contiene el tradicional espacio de descanso con alfombras y sofás, está presidido por un retrato de Prouvost, que ni para posar pudo dejar de trabajar. Debajo de su retrato, colgado, un banderín del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid.
Celine Prouvost murió a los ochenta y pico años con sus hermanos bereberes. Nunca les abandonó.
AMARGO, DULCE, SUAVE
Se ofrece otro té a los expedicionarios. Nuestro fotógrafo, José Luis Cuesta, que conoce el Mundo mejor que su propia casa, explica que la tradición es servir tres tés. En realidad, la misma hierba pasada tres veces por agua hirviendo y añadiendo azúcar, de manera que el primero queda amargo como la vida, el segundo dulce como el amor, y el tercero suave como la muerte.
CORDÓN BEREBER
La Cooperativa del pueblo, impulsada por las hermanas Franciscanas de María, teje bolsos y cintas de cordón bereber con el objetivo de que no pierdan sus tradiciones. Este cordón multicolor lo utiliza este Pueblo lo mismo como cinturón que como bandolera o anclaje. Nuestros chavales compran estos productos para colocárselos alrededor de la cabeza o en forma de curiosos bolsos cuadrados. La uniformidad caqui y verde va adquiriendo tonos de color. Y no serán los últimos antes de terminar viaje.
EL OPTIMISTA
Carlos Hernández, profesor de la Univerdidad Carlos III, es el responsable del taller de Inteligencia Emocional. Claro está, en seguida ha sido bautizado como “El optimista” o, incluso como hace Rafael Aumente, alias “Lupi”, responsable del taller de percusión, como “Óptimus”. Carlos sabe que todos dudamos sobre si su optimismo es genuino o es una pose. Él ha explicado ya más de una vez que no podría vivir disimulando. Y es verdad que no le hemos pillado en un renuncio, porque es un tipo siempre bien dispuesto, que transmite energía positiva en todo momento tanto a los chicos como a los miembros del Equipo. Y eso que por lo menos yo le vigilo. Y no he logrado cazarle un mal gesto. Él anima, ayuda, da palmadas, apoya, se muestra siempre activo y participativo. Hoy le han partido la nariz. Ayudando a descargar unos cubos del camión de material, se ha despistado y uno le ha pegado de lleno. Los médicos del equipo le han colocado el tabique. Ha debido pasar un mal rato, pero lleno de energía cuenta la anécdota a todo el mundo con una sonrisa. Me busca y me dice: “De esto hay que hacer una crónica, ¿Eh?”. El percance, lejos de ensombrecerle, le ha dado nuevo impulso. La verdad es que hemos acabado de creernos a este hombre verdaderamente simpático, que se ríe cuando le digo que yo soy feliz siendo pesimista. Es un buen tipo, sus charlas son entretenidas y parece que sus charlas son buenas. Si de vez en cuando pegara algún bufido, sería perfecto.
MRS SE ENCUENTRA CON SU FUTURO
Errachidia, de camino hacia Merzouga, es una ciudad creada casi de la nada por el anterior monarca marroquí, Hassan II. De manera que es una ciudad moderna, con una amplia avenida por la que circula el convoy.
Dentro del pueblo, nos esperan Julia, Irene, Elena y Julia, expedicionarias de “Madrid Rumbo al Sur 2011”, en Senegal, donde coincidí con ellas. Llevan 20 días de voluntariado en un colegio público. Pintan la fachada y las aulas, en palabras de Irene para que se parezca al colegio privado que está justo enfrente. Además, trabajan con los niños para que no pierdan el hábito de ir a clase y no se queden en la calle. Julia, Irene, Elena y Julia han venido porque otro antiguo expedicionario les comentó la posibilidad de hacerlo. Recuerdan como Bea Tavera, que fue profesora del taller de Cooperación ese 2011, y sigue siéndolo ahora, les dio el soporte técnico y la información para organizarse como voluntarias. Sonríen mucho mientras nos hablan, y es que varios de “sus” niños se han colocado ya como público entre los expedicionarios. Nacho Pamies, ayudante del camion de este año, y compañero en su día de nuestras anfitrionas, toma la palabra y habla de la labor de la Asociación “Apumak”, vehículo que encauza la pulsión cooperadora de los antiguos expedicionarios que han venido participando en este.
OLIENDO EL DESIERTO
Mientras cae el sol, desde los autobuses se observan los cambios. Cambios en el paisaje natural, con las piedras dejando paso al polvo, con las montañas abriendo las puertas a la planicie. Y cambios en el paisaje y humano, se respira el hechizo que proporciona la cercanía del desierto… Y mientras nuestra caravana avanza a oscuras por la pista que nos acercará a las dunas, las luces de motocicletas de escasa cilindrada pilotadas por locales nos rodean como si fueran un enjambre de luciérnagas.
Cuando finalmente el convoy se detiene en una explanada de desierto de piedras, lo único que se ve son las luces que indican la cercanía de Merzouga, y las estrellas y la luna menguante, roja como pocas veces la había visto. Los expedicionarios emprenden marcha nocturna a pie hacia las esperadas dunas. El desierto no se ve. Pero se huele.
Crónicas expedicionarios
Aquí estoy otro día más, aprovechando las horas de bus. Hoy me estoy acordando mucho de mi hermana, ya que es su cumple ¡Muchas felicidades Esther! Espero que cuando tenga la edad, pueda vivir esta experiencia única.
Esta mañana hemos estado un par de horas en un pueblo bereber. Nos han enseñado el dispensario que tienen y que les sirve de mucho y la tienda que tiene una cooperativa de mujeres que tejen con la lana de sus propias ovejas. También hemos tenido la oportunidad de hablar con una chica de quince años que habla y entiende bastante bien el español, le hemos hecho muchas preguntas de curiosidades que teníamos.
Los bereberes me han demostrado como viven super felices con lo poco que tienen y que no necesitan ni quieren más.
Acabamos de parar en Errachidia para recoger a cuatro antiguas rumberas, que se vienen con nosotros estos próximos dos días. Nos han estado contando como están aquí de voluntariado y como esta vivencia fue, y será para nosotros, el empuje al voluntariado y la cooperación. Creo que de esta manera, viendo realmente el como los rumberos salen motivados de verdad se inician en ese mundo, nos sirve de ejemplo y de motivación.
Son las 20:52, vamos rumbo al Sahara, dormiremos allí dos noches, va a ser toda una aventura.
Marina Sánchez Moran
Marruecos, un nuevo país, un nuevo continente.
Una nueva cultura con otro tipo de gente.
Más de cien personas, cada una diferente,
unidos en un viaje que recordaremos siempre.
Papa, mamá, estoy bien noto que este es mi lugar.
Y si no duermo es porque tengo mil cosas que analizar,
que cuando el camino es duro sé valorar más la meta.
Yo disfruto de las vistas, del paisaje y me olvido las quejas.
Supongo que es más fácil prejuzgar que conocer.
Supongo que es más fácil criticar que comprender,
así que emprendí este viaje en el que puedo saber,
Que el futuro está en mis manos y el mundo bajo mis pies.
Ignacio Delgado
Una semana hace que empezó la expedición Madrid Rumbo al Sur. Una semana de nuevas experiencias, nuevos paisajes, nuevos olores y colores porque precisamente eso es África. Después de dos días de convivencia en el Atlas, después de dos noches en las jaimas con el aire frío de la montaña y tras visitar el proyecto del canal de Isabel II donde, como de costumbre, nos han recibido de maravilla, nos dirigimos al siguiente destino: el desierto. A todos nos apetece mucho, aun sabiendo y siendo conscientes del calor que vamos a pasar. En esta semana hemos vivido tantas cosas que no asimilamos, no somos capaces de creernos todo lo que estamos haciendo aquí. A pesar del cansancio de una semana sin parar cada día es igual o mejor que el otro, teniendo cada momento su cosa especial.
Las amistades son cada vez más fuertes y según pasan los días estamos más unidos. Creo que este viaje está cumpliendo uno de sus objetivos que es dejarnos marcados, como siempre dicen. A cada uno de nosotros nos ha picado el bicho africano y cada uno se va a ir haciendo más grande.
A pesar de la intensidad de lo días, aunque estemos todo el día haciendo cosas, siempre queda un momento para acordarse de la familia. Por eso ¡felicidades abuela!
Estamos en el autobús y en unas horas llegaremos al desierto para seguir llenándonos de conocimientos, sentimientos e ilusiones.
Gema Gómez Álvaro.
Este es mi segundo año en Madrid Rumbo al Sur y me lo estoy pasando genial. Yo soy un chico que este tipo de viajes no me los puedo permitir, y esto empezó a surgir desde el día que fui a Sudáfrica. Descubrí mi afición al viaje, fue inolvidable.
Luego tuve el año de Camerún, que fue fantástico. No pensaba que esta gente me fuera a tratar así y de aquí es donde me empecé a integrar con Madrid Rumbo al Sur. Lloré mucho el día que acabó el viaje, porque yo ya pensaba que no iba a tener más oportunidades. Llegó segundo de bachillerato y aquí estoy en Marruecos, después de mucho esfuerzo, después de tanto trabajo con talleres y en casa de Telmo, estoy aquí con Nacho, un chico majísimo. El día que me dijeron que iba en el camión de material yo pensaba lo peor, pero tras el primer día con Carlos, Cartagena y Nacho supe que lo pasaríamos bien. A Cartagena no le conocía, pero me hace sentir seguro y le quiero como a un padre. Al igual que Carlos, me enseñan muchas cosas en las que debo sentarme y pensar y les respeto mucho. A Nacho le respeto como a un hermano mayor y es un tío Chapeau. No pensaba que en este viaje fuera a disfrutar tanto como lo hago, y con mi camión de material, del cual no me separo, duermo, y siento mi trabajo aunque me esté muriendo de calor, de cortes en las manos, yo estoy bien y sigo con lo mío.
Lo de dormir por las noches es porque suelo llorar de lo emocionado que estoy y no me gusta hacerlo delante de la gente. En fin, y con los expedicionarios me siento muy bien, son los mejores, ya escribiré de ellos mañana. Quiero dar las gracias a mi familia, Madrid Rumbo al Sur con todos, empezando por los monitores, les respeto a todos, y pasando por los expedicionarios. Os quiero.
Creever
Ayudante de material.
Expedicionario MRS 2012
Guineano y angoleño