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Crónicas expedicionarios 30 Julio.

5:30 de la mañana, ¡Buenos días! Recogemos todo para subirnos al autobús como habitualmente, pero sin saber realmente de lo que me iba a dar cuenta hoy.

Después de un rato en el bus, nos subimos en la orilla del lago Tana al ferry que nos permitirá conocer una isla mágica. Verde, con senderos empedrados llenos de barro. Con la música del ukelele de fondo, la isla parece un oasis.

Al subirnos de nuevo al ferry hemos estado en la parte de arriba hablando, riendo y cantando mientras el viento chocaba en nuestras caras. Justamente ahí, rodeado de gente nueva y maravillosa, me he dado cuenta de lo feliz que soy. En gran parte, gracias a Rumbo al Sur y gracias a África, que me permiten activar todos los sentidos y sentirme más viva que nunca.
Lucía Zorzo

De viaje por el lago Tana
¡Buenos días! Así empezaba nuestro séptimo día en Etiopía. Hoy toca cargar todas esas cosas en el bus y despedirse de Bahir Dar.
Al pensar en el día me sorprende que uno de los mejores momentos sea el bocadillo que desayuné. En España sería algo rutinario. Visitamos una isla que parecía sacada de una película. Seguíamos un camino rodeado de puestos en mitad del bosque que olía a incienso y otras sustancias quemadas. Todo para llegar a una iglesia del siglo XIV. El mayor dilema era saber en qué puesto conseguiríamos el colgante o souvenir más barato.
En el día de hoy destacaría una actividad: consistía en estar mirando en silencio durante cinco minutos a un rumbero que todavía no conocíamos. La experiencia la describiría como muy intensa, al principio nos reíamos, luego tienes una sensación extraña de complicidad. Me encuentro ahora en la segunda hora del viaje en ferry. En el horizonte no veo nada, aunque sé que hay todo un mundo ahí fuera, esperando a que lleguemos y nos enseñe. Estoy feliz, feliz de estar en Etiopía, de vivir esta experiencia y de aprender día a día.
Carla García

Atrévete a vivir
En la vida a veces tienes días mágicos, aunque no son fácil de conseguir. No se basan en realizar grandes cosas durante el día, sino en vivir las pequeñas cosas como mejores. Hoy es uno de esos días mágicos. Gracias a un pequeño monasterio en un lago igual de grande que Soria y un ferry precioso.
Desde el barco veía todas las islas con árboles llenos de vida. En la cubierta escuchaba como el viento chocaba contra un mar no tan azul. Sentía la necesidad que tenían los vendedores de conseguir dinero y cómo sus hijos ayudaban en todo lo que podían. Sentía en mi piel el sol que no me calentaba desde hacía tiempo.

Ariadna Ferrín

Cuando de 24 horas diarias aprovechas entre 18 y 20, cada día se convierte en una montaña rusa de emociones. Así, en una mañana te da tiempo a emocionarte, alegrarte, ilusionarte, enfadarte, fallarte, consumirte, decepcionarte, sorprendente, perderte y encontrarte.
Además, en los días como hoy en los que cuentas con tanto tiempo (en este caso en un barco) para ti, es cuando te das cuenta de dónde estás, de dónde quieres estar, cómo te sientes, si estás dando tu máximo de energía y de cómo estás cambiando en tu interior.
Por no hablar del poder escribir y desahogarte en tu cuaderno, leer o simplemente descansar.
Por último, si además el día cuenta con actividades tan impresionantes como la del templo en plena jungla, fácilmente llegas a la conclusión de que tanto la vida como la madre tierra, son realmente preciosas.
Alicia Correas

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