Árboles como rascacielos, naturaleza, cascadas que sonorizan el ambiente y un río que serpentea por la selva decoran el paraje de postal de ensueño del que pudimos disfrutar ayer.
El día empezó con el deporte de siempre, seguido de recoger las mochilas y esperar para empezar el que iba a ser el mejor día hasta el momento.
Al subir a las pick-up pudimos comprobar que mientras nos acercaban a las pozas, nos hacían disfrutar de una montaña llena de botes, subidas y bajadas. Aquí comenzó la verdadera aventura.
Surcando el bosque, cruzando el rio, montándonos las deportivas y, sobre todo, gracias a la ayuda de los demás, conseguimos llegar a nuestro destino. Pocos han sido los que no se han escurrido o caído y se han llevado un recuerdo de la aventura en su piel (en forma de rasguños o heridas). Sin embargo, todo tiene su recompensa y, de esta manera, como si el agua fuera oro, nos tiramos a ella y disfrutamos como los niños que nunca hemos dejado de ser. Algunos bucearon, otros se tiraron desde “acantilados” improvisados y los más curiosos nadaron por una cueva hasta el final de la poza.
Si algo destacaría del día de ayer sería, sin duda, la caminata a pie hacia las pozas mientras cantábamos, hablábamos y hacíamos amigos.
Por último, para terminar el día, hicimos una caminata hacia otro destino paradisíaco dónde dormiríamos: la Bahía de las Águilas. Un final perfecto para un día inmejorable.
Beatriz López Morato
Expedicionaria ERS 2021
Qué tranquilidad y qué preciosidad de lugar. Me encantan estos planes. La naturaleza en su pleno esplendor y naturalidad. El silencio del bosque, los pájaros cantando, el agua cayendo en cascadas, todos caminando en familia… ¡Qué felicidad!
Llegamos al punto más alto del río, ropa fuera y a bañarse. Está fría pero merece la pena. Poza tras poza, subimos y subimos. Saltos, caídas, moretones, heridas… daños colaterales sin importancia porque está siendo un día increíble.
Volvemos para comer. El camino de vuelta siempre se hace más corto. Parece que no hubiésemos pasado por aquí antes. Bocadillos, autobús y caminata hasta la playa, ¡qué lugar! Casi no se ve por la oscuridad pero ya empiezo a imaginarme como se verá mañana por la mañana.
Macarrones frente al mar del Caribe. ¿Quién nos lo iba a decir? La brisa marina, el sonido de las olas y la arena blanca maravillosa. Simplemente un día inolvidable.
Clara Luna Calleja
Expedicionaria ERS 2021
Os habla un chico navarro desde República Dominicana que os quiere contar cómo está siendo su experiencia en este viaje de iniciación a la cooperación. Por el momento distanciarnos del mundo privilegiado y aislarnos de toda comunicación me ha ayudado a integrarme en esta aventura y adentrarme aún más a fondo en la cultura dominicana. Ayer pude apreciar el milagro de la vida cuando logramos rescatar 32 crías de tortugas “Carey” enterradas en la arena.
Entre los paisajes que hemos visitado, el río situado en “La sierra de Bahoruco” me recordó a los paisajes del Pirineo navarro pero con una flora mucho más exótica. Por último, destacar que los locales dominicanos son extremadamente amables y acogedores.
Yago Filloy Vives
Expedicionario ERS 2021