Día 4

Bajo aquella enorme luna de medianoche, exhaustos y aturdidos nos encontrábamos. Y aunque la noche no nos permitía vislumbrar la llamada “Bahía de las Águilas”, convencidos estábamos de que la marcha nocturna valió la pena. Iluminados por la noche y la luz de nuestros frontales, sacamos sacos y esterillas para ocupar gran parte de la playa.

El cansancio nos venció y rápidamente nos acostamos para la mañana siguiente despertarnos y descubrir aquella agua turquesa. No éramos conscientes de tener el Caribe bajo nuestros pies, y tras un par de mangos, la salida del sol y mucha ilusión, corrimos hacia el agua como niños. Éramos felices.

El día había comenzado y las tortugas marinas nos esperaban. De nido a nido, fuimos con la esperanza de rescatar a las tortugas escondidas en la arena por sus madres.
Con mucha suerte, logramos salvarlas y llevarlas a su hábitat natural. No nos creíamos lo vivido. La noche se acercó y tras varias charlas sobre aquella enorme luna de medianoche ya no tan exhaustos y aturdidos, nos encontrábamos de nuevo.

Sergio Solís Sánchez
Expedicionario ERS 2021

 

Tras una larga espera a las guaguas y una siestecita en el trayecto, daba comienzo la aventura de hoy. Esta se trató de una ruta por el río de la zona de Barahona y sus pozas. Cuando nos montamos en aquellas pick-ups nadie se podía imaginar lo que nos depararía el día.

Muchos botes y empujones después, llegamos al comienzo de nuestro camino. Un camino cuanto menos curioso. Piedras, barro, ramas caídas y árboles frondosos. Una combinación perfecta que a más de uno le hizo temer por su integridad física en más de una ocasión. A pesar de los resbalones y caídas, la euforia de trepar y saltar por aquellos rincones salvajes era incontenible. Al final de la ruta, un idílico río de aguas cristalinas nos esperaba a los rumberos. Por fin pudimos descansar del insoportable calor de estos días.

Tocó volver y la alegría seguía estando presente. El día continuaba y otra vez nos encontramos en las guaguas. ¿Rumbo? Desconocido como siempre. Una caminata nocturna nos ha traído al lugar donde dormimos esta noche: “La Bahía de las Águilas”. Y es así como entre los mosquitos atraídos por la luz de mi frontal y en mitad de una hermosa playa caribeña, me despido. Buenas noches.

Marta Acero
Expedicionaria ERS 2021

 

24 de Julio, cuarto día de expedición en el que pocos nombres quedan por preguntar. El sol se alza por el este y nos recuerda que hoy empieza un nuevo día, semejante a aquella vida paralela que dejamos atrás. Despertamos en aquella imagen idílica caribeña que tanto hemos visto en fotos. Ese momento que tanto estábamos esperando ha llegado y comienza un día impredecible cuyas expectativas serán sobrepasadas.

Despertamos rodeados de aquellas personas con las que viviremos esta experiencia, esas personas que poco a poco nos han empezado a importar y que se han convertido en amigos, grandes amigos. Amigos con los que viviremos anécdotas que contar para siempre, llenas de risas que nos permiten desconectar y darnos cuenta de que estamos rodeados de una arena más blanca de lo que habíamos imaginado. Los rumbos piratas de nuestra infancia. Esos mangos adictivos que nos malacostumbrarán a una vida caribeña tan deseada cuya utopía ha desaparecido.

Mientras las pequeñas tortugas emergen de sus nidos nos replanteamos si verdaderamente merecemos esto, y te das cuenta de que no. Esos viajes en barco con los nativos y aquella comida que tanto apreciamos. Esas hogueras vivas y llenas de ilusión y cercanía acompañados de pescado frito capturado por la familia rumbera. Son estos momentos en los que te das cuenta de que efectivamente no nos lo merecemos, como si de estar soñando se tratase.

Pero claro, todo sueño tiene un fin, y finaliza cuando menos lo deseas, con la despedida del sol por el oeste.

Santiago Fanjul
Expedicionario ERS 2021

Bajo el sol de Barahona, los expedicionarios subidos al remolque de un camión, ascendemos la montaña de una selva húmeda del caribe. Tras molestos baches causados por la rocosa y desnivelada superficie del suelo, llegamos finalmente a un paraíso natural.

Un agua azul cristalina bajando por rocas atravesaba la selva. La ruta de cinco horas estaba al comenzar. Con esperanzas de no mojar las zapatillas al cruzar el rio, poco sabíamos que acabaríamos nadando con la misma ropa para cruzarlo.

Debido a la dificultad del ascenso por la roca, nos vimos obligados a caminar por el río como si no tuviera agua. Con una gran humedad en el ambiente, llegamos a la cima de la montaña, probablemente cerca del nacimiento Del Río, donde se formaban unas piscinas naturales cristalinas delimitadas por la roca.

Esta gran maravilla de la naturaleza dominicana nos hizo sentir felicidad. Sin cámaras ni móviles, estas imágenes del paisaje que hemos visto hoy, se nos quedarán grabadas en la mente. Tras la puesta de sol, nos dirigimos en autobús a nuestro siguiente destino.

Victoria de la Puente
Expedicionaria ERS 2021

 

Esta mañana nos hemos despertado antes de la hora establecida, sobre las 6.40 am. El deporta ha sido leve, incluso estuvimos bailando antes de comer todos juntos dentro del mar de color turquesa. Es la arena más blanca que he visto nuca, hay conchas por todos lados y vuelan mariposas negras y amarillas dando al lugar un aspecto paradisíaco.
Montamos varios techos basha para refugiarnos del sol y para desayunar tomamos los mejores mangos que he probado. Me dejé sorprender por la oratoria del profesor senegales de la universidad de Dakar, Malamine Gaye, que dio un discurso impecable y conmovedor de la colonización y esclavitud africana. Vimos desenterrar bastantes crías de tortuga marina, pues el lugar es una playa natural de anidación.

Comimos arroz a la dominicana y pollo.
Este día de descanso tropical era lo que muchos necesitábamos. Montamos en barcas que nos llevaron a hacer snorkel y pude ver y tocar estrellas de mar. Comenzamos unos talleres de orientación y supervivencia mientras contemplábamos una puesta de sol de colores rosados y azucarados.

Pronto anocheció y los monitores encendieron una gran hoguera para ahuyentar a los mosquitos de alrededor y nos sentamos a cenar. Esta mañana no podía imaginar que hoy sería un día tan enriquecedor.

Aitor Martin Nieto
Expedicionario ERS 2021

Tras cuatro horas de sueño comienza la guardia del campamento. Los turquesas de la playa cobraban color mientras los expedicionarios dormían en un sueño que se mezclaba con el romper de las olas. El desayuno compuesto por mango inició una guerra por la apreciada fruta. Fuimos partícipes y colaboradores de un espectáculo natural, el nacimiento de 32 tortugas Carey. Bahía de las Águilas, denominada así por el feroz depredador de las tortugas fue nuestro campamento base durante dos noches. Varias charlas de supervivencia nos aportaban nociones básicas de supervivencia.

Carlos, un barquero dominicano, nos dirigió a una cala más alejada. Junto a la puesta de sol del caribe encontramos unas salinas naturales, y el día llegó a su fin con una cena de salmonetes pescados por algunos expedicionarios y una charla sobre el desembarco de Colón en las Américas. La pesadez de los párpados cesó lentamente un día espectacular.

Javier Arizón
Expedicionario ERS 2021

Llevamos 5 días en los que he vivido y sentido cosas que nunca antes había podido imaginar. República Dominicana me ha enseñado muchas cosas, he conocido gente maravillosa que nunca olvidare y he visto paisajes que me han dejado sin aliento. Siento que estoy creciendo como persona de una forma que nunca imaginé que podría. Está siendo increíble y estoy muy agradecido por todo.

Xabier Rodríguez Irguibell
Expedicionario ERS 2021

 

Esta mañana no ha habido voces altas, ni tampoco cánticos militares. Esta mañana nos han despertado los primeros rayos de sol de la Bahía de las Águilas, una playa de arena blanca con agua cristalina. A medida que el sol se ha levantado hemos recogido el campamento y comenzado la ruta de vuelta al autobús. Durante el camino más de uno se ha mareado por el calor antes de refugiarse en la sombra de unos arboles, Debido a un cambio de planes, nos hemos visto obligados a volver a Barahona, donde los Salesianos nos han dado una cálida bienvenida para celebrar el Santo De Santiago hemos improvisado una misa muy acogedora, que para mí ha sido especialmente emotiva. Después de tanto tiempo se me había olvidado el encanto de dar La Paz y cantar junto al coro. Una vez terminada la misa nos hemos subido de nuevo al bus donde hemos pasado aproximadamente unas 6 horas. Pero entre muchas risas y alguna que otra siesta de han pasado volando. Finalmente, hemos llegado a nuestro destino,  Jimaní.

Antes de sacar la almohada Telmo nos ha contado una de sus grandes aventuras navales que nos ha dejado con ganas de más.

Alejandro Mateo Cobo
Expedicionario ERS 2021

 

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